Tras su fundación hace cinco años por el ex alcalde de Taipei, Ko Wen-je, el Partido Popular de Taiwán-PPT, afronta un primer momento crítico al trascender supuestas declaraciones falsas sobre donaciones políticas recibidas durante su campaña electoral presidencial que están siendo investigadas por el Yuan de Control y la fiscalía.
El PPT, asociado con el color blanco frente a los azules y verdes del KMT y el PDP, respectivamente, ha reaccionado culpando a terceros, depurando cargos internos en el área financiera y también responsables políticos, y ofreciendo colaboración a los investigadores. No parece suficiente para disipar las sospechas generales sobre las cuentas del partido. Muchos creen que las ramificaciones políticas podrían ser significativas, amenazando incluso el futuro de la formación.
La causa abierta representa una creciente presión sobre Ko, quien ya está siendo investigado por la Oficina del Fiscal del Distrito de Taipei como sospechoso en presuntos casos de corrupción relacionados con el proyecto de reurbanización del centro comercial Core Pacific City de Taipei y el proyecto del Parque Tecnológico Beitou Shilin que se remontan a su mandato como alcalde de la capital. Los concejales de la ciudad han creado dos comités de investigación y han invitado a Ko a asistir, pero hasta ahora ha rechazado la invitación.
Ko se ha presentado dos veces a la alcaldía y el PPT, aunque solo cuenta con un lustro de vida, no puede alegar inexperiencia en la gestión financiera interna por más que, en efecto, las de 2024 hayan sido sus primeras elecciones presidenciales.
Durante años se ha promocionado como “abierto y transparente”, “incorrupto y frugal” y como alguien que mantiene la “disciplina financiera”, criticando duramente a los dos principales partidos políticos, el KMT y el PDP, por ser corruptos y desperdiciar grandes sumas de dinero durante las campañas electorales. Ese mismo baremo será, probablemente, el que se le aplique a él por parte de la opinión pública.
La proyección de una imagen de limpios de corrupción frente a la “poca transparencia” del sistema bipartidista tradicional le facilitó la atracción de un segmento social, especialmente los jóvenes, que anhelaba una tercera fuerza en la política de la isla. Esa imagen está siendo seriamente cuestionada ahora. Si el PPT o Ko no son capaces de aclarar sus cuentas y asumir la responsabilidad de sus “errores”, es probable que eso le pase factura rebajando su protagonismo en la vida política y mermando sus expectativas.
El partido intenta restar importancia a la gravedad de la situación y a la implicación de Ko en ella, repitiendo que «el error fue insignificante», «la responsabilidad técnica recae en los expertos» y «el presidente no tiene la culpa».
¿Seguirán creyendo en Ko sus votantes? Solo después de una investigación más profunda se sabrá si hay flujos financieros ilegales detrás de los informes falsificados y, en este momento crítico en el que la supervivencia del PPT parece estar en peligro, calmar la inquietud de los seguidores del partido es la máxima prioridad.
¿Las otras fuerzas se frotan las manos?
El escándalo en torno a las cuentas del PPT convulsiona la vida política taiwanesa y está por ver como puede afectar a las demás fuerzas. ¿Se acercará el PPT al PDP para amainar el temporal? Ko asegura que no tiene nada de que arrepentirse, culpa a los malos juicios en las decisiones de personal y acusa al PDP de controlar el poder judicial y los medios de comunicación.
Es evidente que el caso beneficia al PDP; sin embargo, al KMT podría perjudicarle pues la inestabilidad de su socio no es buena noticia para su estrategia de estrechar el cerco sobre el PDP. La cooperación entre ellos podría ser objeto de reconsideración y si esta flaquea de poco valdrá la mayoría opositora en el Yuan Legislativo.
El KMT y el PDP han tenido su cuota de escándalos importantes. Saben que la línea que separa un error menor de un fraude financiero puede llegar a conformarse como una auténtica soga.
El politólogo japonés Yoshiyuki Ogasawara ha dicho que los intentos de Ko de acabar con el sistema bipartidista han terminado. Su juicio no carece de fundamento, especialmente si se tiene en cuenta que hace más de 20 años el presidente del Partido el Pueblo Primero, James Soong, había conseguido un apoyo político que superaba incluso al de Ko, pero aun así Soong no logró acabar con el sistema bipartidista. Hoy es historia. Una historia que también podría devorar a Ko.