Todo movimiento independentista busca hechos significativos del pasado para reforzar su discurso. En este artículo vamos a analizar tres precedentes históricos que los independentistas taiwaneses han enarbolado durante las últimas décadas como raíces históricas que justifican su movimiento.
Koxinga y el Reino de Tungning
Uno de los nombres propios más representativos a nivel histórico en el marco de las relaciones sino-taiwanesas es el de Zheng Chenggong, más conocido como Koxinga (1624-1662).
Hijo de chino y de japonesa, disponía, al igual que su padre, de una flota mercante y lideró la resistencia tras la caída de la dinastía Ming (1368-1644) y la llegada al trono de otra extranjera, la Qing (1644-1912). Después de una serie de victorias en el sur de China y tras llegar a Nanjing a través del río Yangtsé, las tropas de Koxinga fueron derrotadas, provocando su retirada a un enclave lo suficientemente alejado de las tropas manchúes. Consideró que el enclave holandés de Formosa era la mejor opción, dada su proximidad a la parte continental, por lo que emprendió una conquista que duraría nueve años, hasta el 1 de febrero de 1662.
Teniendo por objetivo la reconquista de China, tras producirse el exilio del último emperador Ming, Yongli (Zhu Youlang), Koxinga se coronó rey en el año 1661. Conquistada Formosa, consideró que debía expandir su territorio para poder hacer frente al ejército manchú, por lo que emprendió los preparativos para la conquista de Filipinas, empresa que no pudo realizar al contraer paludismo.
Falleció a los 37 años el 23 de junio de 1662, ascendiendo al trono del Reino de Tungning su hijo, Zheng Jing. Zheng intentó reconquistar Fujian en numerosas ocasiones, pero tras fracasar en sus intentos rechazó continuar con los planes de su padre. Con Zheng Keshuang, nieto de Koxinga, el Reino de Tungning llegó a su fin en el año 1683, conquistado por el Imperio Qing.
En esta breve referencia sobre Koxinga y el surgimiento del Reino de Tungning se puede comprobar fácilmente que las similitudes entre la retirada de Koxinga a Taiwán y la que emprendieron en 1949 Qiang Kai-shek y los nacionalistas del Kuomintang se reducen, únicamente, al hecho en sí mismo. Koxinga se replegó con el fin de reorganizar sus fuerzas para liderar la reconquista en nombre de la última dinastía genuinamente china, la Ming, que había sido derrocada por una fuerza de origen mongol. Si nos centramos en el siglo XX, la maniobra de los nacionalistas chinos responde a una derrota en el transcurso de una guerra civil entre chinos, por lo que no existe el factor extranjero como elemento clave a la hora de reconquistar la parte continental.
La República Democrática de Taiwán (1895)
Para entender cómo se llega a la proclamación de la República Democrática de Taiwán es necesario recordar el Tratado de Shimonoseki (1895), que puso fin a las hostilidades entre China y Japón. Una de las consecuencias de su firma fue la cesión de Taiwán a Tokio, lo que provocó la respuesta airada de las autoridades taiwanesas, que se sintieron traicionadas por la dinastía Qing, lo que provocó un movimiento independentista que cristalizó con la proclamación de la Repúbica Democrática de Taiwán el 23 de mayo de 1895.
Fue la primera república que se proclamó en el continente asiático pero únicamente resistió 148 días. Su existencia estuvo marcada por la inestabilidad: huida al continente del primer presidente a los diez días de iniciar su mandato, entrada de las tropas japonesas el 29 de mayo apoyadas por la población local ante los saqueos del ejército republicano después de no recibir sus honorarios, etc. El 17 de octubre las tropas japonesas se hicieron con el control de la isla, dando comienzo a medio siglo de dominio (1895-1945).
La breve historia de la República Democrática de Taiwán sigue la estela de lo estudiado previamente sobre Koxinga, mostrando un eminente carácter chino. La independencia responde al abandono por parte de las autoridades chinas al ceder su soberanía a Japón, tratando de evitar así su ocupación y la ruptura de la cláusula del Tratado que dictaba el traspaso de la soberanía, no a un movimiento secesionista fruto de la resistencia al dominio chino.
El Incidente del 228
El último episodio tuvo lugar después de la II Guerra Mundial, cuando la República de China (proclamada en 1912 tras derrocar a la dinastía Qing) recuperó la soberanía de Taiwán. La retrocesión de la isla a China evidenció, a ojos de las nuevas autoridades chinas, el resultado de cincuenta años de ocupación japonesa.
Consideró a los taiwaneses, entre los cuales señaló a colaboracionistas del poder japonés durante la guerra sino-japonesa, como víctimas de la colonización sometidos a un proceso de asimilación cultural forzosa. Como respuesta implantaron un proceso de reeducación y sinización que produjo recelos y hostilidad entre la población taiwanesa, que consideraba una liberación el regreso a China.
La escalada de tensiones no era sostenible y un incidente aislado prendió, como se dice coloquialmente, la mecha: el Incidente del 228.
El 22 de febrero de 1947 unos agentes de la oficina de monopolios del gobierno confiscaron a una viuda los cigarrillos que vendía de forma ilegal en Taipei y ante las protestas de esta los agentes reaccionaron de forma violenta. Los transeúntes recriminaron la acción, que se saldó con un ciudadano asesinado por arma de fuego. A la mañana siguiente se organizó una protesta ante las oficinas del gobernador general de Taiwán, Chen Yi, exigiendo justicia y obtuvieron como respuesta una represión policial desmesurada que provocó varios muertos.
Se produjo un movimiento insurreccional por parte de la población local que provocó la imposición de la ley marcial el 4 de marzo por parte del ejército.
Este movimiento se trasladó a otras ciudades, donde se sucedieron las escenas de pillaje, saqueos, ocupaciones de estaciones de radio y edificios gubernamentales, asesinatos indiscriminados, ejecuciones sumarias, etc. A pesar de no existir cifras oficiales, se estima que se produjeron miles de muertes, incluyendo líderes taiwaneses, estudiantes y ciudadanos provenientes de la parte continental.
Esto hecho, silenciado durante décadas por las autoridades del Kuomintang, se enmarca dentro de las protestas de la población taiwanesa ante la corrupción, los abusos y el mal gobierno de la isla, exigiendo reformas políticas que aumentaran el nivel de autogobierno de Taiwán. Los cincuenta años de ocupación japonesa marcaron diferencias entre los chinos de ambos lados del Estrecho, lo que se evidenció tras la retrocesión de la soberanía, pero en ningún momento la independencia formó parte del sentir mayoritario de los taiwaneses durante la insurrección surgida por el Incidente del 228.
Bibliografía recomendada
– G. Potet, J.P. 2016, Koxinga of Taiwan, Lulu Press, Raleigh (North Carolina).
– Yu-Ting, L. 2010, Taiwán: historia, política e identidad, Edicions Bellaterra, Barcelona.