Hay dos importantes razones que argumentan la necesidad de prestar interés al discurso político en China. La primera es inseparable de la creciente importancia del país. Ya no es solo una cuestión de peso económico, una obviedad comúnmente aceptada, sino del indiscutible valor de sus contribuciones en áreas globales clave, desde la ecología a la diplomacia o la tecnología, que afectan a todo el orbe. En segundo lugar, el hecho de que China afronte sus retos con enfoques novedosos y diferentes, marcando territorio intelectual como ha hecho siempre en virtud de la singularidad de su civilización y de la originalidad de su proceso. Ambas son, sin duda, razones de peso para prestar profunda atención a tantas iniciativas exitosas.
También podríamos añadir que vivimos en tiempos de confusión y de desinformación en los que resulta más imprescindible que nunca acudir a las fuentes primigenias, abordándolas sin prejuicios.
Por otra parte, sabido es que la modernización en China ha tomado nuevos y definitivos bríos. Existe plena conciencia del momento crucial actual. El presidente Xi Jinping lo ha destacado en más de una ocasión. En un discurso ante la sexta sesión plenaria del XIX Comité Central del PCCh, por ejemplo, señaló que “la lucha que encararemos no será de corto plazo sino prolongada y abarcará todo el periodo hasta la realización de la meta del segundo centenario”.
Cada poco surgen ideas y conceptos nuevos que vertebran políticas adaptadas a la propia realidad, algunas a modo de expresión de resiliencia en tiempos agitados y cambiantes, pero también otras con luces largas, trazando horizontes estratégicos que sirven de faro para trascender las contradicciones del presente.
El pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era forma parte del bagaje político-intelectual de la China del siglo XXI y es el ideario que la inspira en todos los aspectos. Acompañar en profundidad ese raciocinio, que abarca los más diversos campos, es de vital importancia para comprender y aprehender la sustancia de la actual política china, cuál es su rumbo, cuáles son sus objetivos y principios, las expectativas que quiere colmar.
En concreto, sobre “La gobernación y administración de China” ya se cuenta con cuatro tomos que reúnen importantes discursos y reflexiones a propósito de los temas de mayor preocupación del liderazgo chino. Y reflejan también las tendencias determinantes de su política general.
Publicado en 2023, el tomo IV, por ejemplo, que reúne textos de los años 2020, 2021 y 2022, años marcados por la dura lucha contra la pandemia de COVID-19, tiene particular interés para ilustrar acerca del sentido último de las preocupaciones del liderazgo chino. “Solamente con fuerza interior, una nación puede permanecer firme y enfrentar la marea de los tiempos desafiadores”, apunta Xi Jinping (páginas 121-133) en uno de los discursos recogidos en el volumen. Una frase que, en gran medida, es indicativo de ese coraje y determinación que connotan la esencia de la actitud china a la hora de encarar un presente colmado de retos.
Decía el sociólogo John Ruskin que hay dos clases de libros: del momento y de todo momento. Quizá la particularidad de este elenco de tomos sobre “la gobernanza y administración de China“ radica en que reúne ambos elementos ya que representan una guía indispensable para el presente pero también serán a futuro objeto de lectura y consulta para comprender uno de los periodos de la historia china de mayor impacto global.
(Para China Hoy)