El mundo que se configuró luego de la Segunda Guerra Mundial adquirió la forma de los vencedores. China, sumida en ese entonces en un largo conflicto armado, no fue parte de esa definición: sus valores y sus intereses, como los de la mayoría de los Estados asiáticos, no fueron tenidos en cuenta. El país, que supo ser un imperio, transitaba un «siglo de humillación». Pero las cosas cambiaron, y China cree que ha llegado el momento de volver a ocupar el lugar que nunca debió haber dejado. Para conseguirlo, sabe que no puede seguir dependiendo de Occidente.
China despliega una serie de políticas de alcance global condensadas en la Nueva Ruta de la Seda, el fabuloso proyecto de infraestructura que hoy abarca a más de 70 países. Y acelera el salto tecnológico a través del desarrollo científico y el 5G. Al hacerlo, va modelando un mundo a su imagen y semejanza, un mundo Made in China. Esto la hace más interdependiente, la conecta más y más con el resto del planeta, a la vez que limita los intentos de EEUU por detenerla. Su ascenso es imparable.
En «Capital intelectual», Buenos Aires, Argentina.
ISBN: 978-987-614-638-8
Páginas: 248.