China y EEUU deben superar sus diferencias

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Cuando el presidente de China, Hu Jintao, visitó Estados Unidos el pasado mes de enero, pidió a los gobiernos de ambos países que "asciendan a lo alto para disfrutar de la perspectiva" a la hora de abordar las relaciones sino-estadounidenses.


El mandatario aprovechó este proverbio chino para exponer que ambas partes deben contar con una visión de futuro, buscando el terreno común, al tiempo que mantienen sus diferencias, con el fin de lograr un desarrollo saludable, constante y a largo plazo de las relaciones bilaterales.

Este es justamente el objetivo de la tercera ronda del Diálogo Estratégico y Económico entre China y Estados Unidos, un foro propuesto conjuntamente por el presidente Hu y su homólogo norteamericano, Barack Obama, que se inauguró el lunes en Washington con la participación de altos cargos de los dos países.

 

ABORDANDO DISPUTAS

No hay manera de negar que existen desacuerdos y disputas entre ambas partes. Los asuntos como el tipo de cambio, el déficit comercial y los derechos humanos sonaban ya como motivo de división antes del inicio del diálogo.

 

Washington deseaba que la moneda china, el yuan, se apreciase a un ritmo más acelerado, con la esperanza de incrementar las exportaciones estadounidenses a China, para así reducir su déficit comercial general.

 

Por su parte, China ha dejado claro desde hace mucho tiempo que pretende aumentar la flexibilidad de su moneda, y así lo han estado haciendo las autoridades de Beijing. Desde el año 2005, el yuan se ha apreciado más del 26 por ciento frente al dólar estadounidense, y los cuatro últimos meses han visto una apreciación del dos por ciento del yuan.

 

Al mismo tiempo, las exportaciones estadounidenses con destino a China también registraron un rápido incremento en los dos últimos años.

 

Según el Consejo de Negocios EEUU-China, con sede en Washington, las exportaciones estadounidenses a China se dispararon un 32 por ciento en 2010, alcanzando la cifra récord de 91.900 millones de dólares. El consejo también anotó que actualmente China es el destino de exportaciones estadounidenses que registra un mayor crecimiento.

 

De hecho, el superávit comercial de China con Estados Unidos ha resultado principalmente de la globalización económica. Muchos productos que Estados Unidos importa de China provienen de las empresas norteamericanas y de otras extranjeras, que han invertido en China y han logrado ganancias que suponen la mayor parte del superávit comercial.

 

Por otra parte, un dólar en descenso vertiginoso, abastecido por una política monetaria laxa y unos elevados presupuestos federales de Estados Unidos, se ha convertido en la fuente de muchos problemas económicos globales en la actualidad.

 

Un dólar débil ha elevado los precios de los artículos, conduciendo a gastos más altos en energía y alimentos en muchos países. Las economías emergentes como China e India están especialmente preocupadas por sus crecientes presiones inflacionarias.

 

Además de las disputas monetarias y comerciales, Washington también ha puesto sobre la mesa el asunto de los derechos humanos en China, sobre el que dice haber percibido un «deterioro».

 

Estando en diferentes etapas del desarrollo social, China y Estados Unidos cuentan con prioridades diferentes en la promoción de los derechos humanos.

 

China ha logrado grandes avances incluso en el terreno de los derechos humanos, especialmente valorados por los occidentales, y ha mantenido diálogos con Estados Unidos sobre asuntos relacionados con los mismos.

 

Sin embargo, si Washington trata de intervenir en los asuntos internos de China, haciendo uso del asunto de los derechos humanos, sólo conseguirá crear animosidad entre ambas partes.

 

La lista de quejas podría ser más amplia, ya que se espera que Washington pida a Beijing que aumente sus esfuerzos en lo referente a la protección de los derechos de propiedad intelectual, la apertura del sector financiero de China, las garantías a las compañías estadounidenses de acceso al mercado de compras del sector público, entre otros.

 

En realidad, el diálogo está encaminado a negociaciones en las que ambas partes deben tratar de esforzarse por superar sus diferencias. No obstante, para que el diálogo sea más constructivo y más útil para llegar a una confianza mutua, China y Estados Unidos deben ver más allá de esas disputas.

 

BUSCANDO INTERESES COMUNES

En las últimas décadas, EEUU y China, los dos países más grandes, desarrollado uno y en vías de desarrollo el otro, respectivamente, han conseguido construir una mutuamente importante relación, a pesar de las discusiones sobre el tipo de cambio y los derechos humanos.

 

En la actualidad, tanto China para EEUU, como viceversa, los dos países son socios económicos importantes, que cuentan con lazos en expansión en aspectos de comercio e inversiones.

 

Un EEUU próspero es importante para el desarrollo de China, y a su vez, una China rica y pacífica se encuentra entre los intereses de EEUU.

 

La crisis financiera global ha dejado claros los puntos débiles de ambas economías, y los dos países se enfrentan al mismo reto de llevar a cabo una reestructuración económica.

 

La buena noticia es que mientras China y EEUU intentan resolver sus problemas domésticos, pueden ayudarse mutuamente en el proceso.

 

Por ejemplo, en los próximos años, China se concentrará en aumentar su demanda doméstica, mientras que reduce su dependencia a las exportaciones como fuente primaria de crecimiento económico.

 

En este proceso, se espera que unos 1.300 millones de consumidores chinos, que cuentan con sueldos al alza y una mejor cobertura en seguridad social, adquieran un mayor número de productos y servicios procedentes de EEUU, con lo que protagonizarán un mercado potencial enorme para las exportaciones del país norteamericano.

 

Puede que China y EEUU aún estén en desacuerdo con respecto a la tasa de cambio de divisas, algunos asuntos de comercio, y otras políticas macroeconómicas, pero estas diferencias no harán sombra al hecho de que ambas partes se han beneficiado de la cooperación pragmática en un amplio abanico de temas económicos.

 

Desde la perspectiva global, China y EEUU también se encuentran a bordo del mismo barco, compartiendo el interés de mantener estable el sistema global de economía, comercio y finanzas.

 

Más de dos años después de que se desatara la crisis financiera global, tanto China como EEUU han intentado aprender de ella, reforzar la regulación financiera y equilibrar la economía mundial, lo que sentará las bases para un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado.

 

Además, ambos países comparten intereses comunes en muchos temas internacionales tales como la lucha contra el terrorismo, el cambio climático o la reducción de las tensiones en puntos clave del planeta.

 

Claramente, debido a las diferencias culturales, ideológicas y de los sistemas sociales entre ambas partes, todavía existen serios recelos que deben ser disipados para que se pueda conseguir una confianza estratégica sólida entre China y EEUU.

 

En cualquiera de los casos, el diálogo basado en la igualdad y el respeto mutuo es la mejor manera de promover el entendimiento y construir la confianza mutua entre ambos países.

 

En el comunicado emitido al término de la reunión en Washington, los presidentes Hu y Obama reafirmaron su compromiso para el establecimiento de «una relación para el siglo XXI entre China y EEUU que sea positiva, integral y de cooperación, y que sirva a los intereses tanto del pueblo chino como del estadounidense, y a la comunidad internacional».

 

Con los funcionarios de ambos países asistiendo a la última ronda del Diálogo Estratégico y Económico entre China y EEUU, los participantes tienen la oportunidad, o es más, la misión, de superar las diferencias y continuar construyendo «una asociación de cooperación basada en el respeto y el beneficio mutuos», que ya fue puesta en marcha por sus líderes el pasado mes de enero.(Xinhua)

 

10/05/2011