Las Islas Salomón y el cuestionamiento a la diplomacia de la chequera Raquel Isamara León de la Rosa es directora del Observatorio de la Política China

In Análisis, Política exterior by Director OPCh

El 17 de abril se llevaron a cabo elecciones en Islas Salomón, que implicaron votos a puestos en distintos niveles gubernamentales; siendo el más importante, la figura del primer ministro. Si bien, realizar elecciones en un país con más de 900 islas es un reto logístico, en este ejercicio en particular se ha dado la observancia de varios actores internacionales. Aunado a esto, la emisión de sufragio llega en un momento de discurso político que genera implicaciones en el futuro de los reconocimientos diplomáticos para Beijing y la alineación al “Principio de Una Sola China”. Esto debido a que el partido en oposición ha declarado que en caso de obtener el triunfo podría revertirse el reconocimiento a Beijing, recién establecido en 2019.

¿Por qué surge un movimiento anti-Beijing en las Salomón?

Como se mencionó, en el año 2019 se dio el cambio de reconocimiento para Beijing. A nivel discurso político, dicha acción se buscó legitimar como una posibilidad de poder recibir mayores beneficios económicos por parte de China, y que estos tuvieran impacto en los desafíos socioeconómicos de las islas. Justo este año se tiene la única inversión china clave que se ha realizado hasta ahora, que es un monto de 200 millones de dólares en el sector metalúrgico. Si se compara esta inversión, es mínima con lo que se coloca en otros países africanos y latinoamericanos.  No obstante, la estrategia de visibilizar a la República Popular China en las Islas Salomón fue a través de la sede de los Juegos Olímpicos del Pacífico en 2023; en donde China construyó el estadio principal del evento, gastando más de 250 millones de dólares para la sede en Oceanía.  Esta estrategia ha sido replicada en varios países del Sur Global, en donde a través de la chequera se han construido estadios, aeropuertos y demás infraestructura dura. Por lo tanto, en el caso de las Salomón, la chequera y la diplomacia deportiva dejó ver cómo el actual primer ministro Manasseh Sogavare ha tenido una postura pro-China. Si bien la figura de Sogavare ha sido legitimada a través de un liderazgo carismático y aspiracional, por su historia de vida, el tema de la pobreza es algo latente en la sociedad isleña. Estas elecciones son históricas en la política interna, ya que representan la posibilidad de que por primera vez un PM sea reelecto. Sin embargo, existe una oposición a través de dos candidatos: Matthew Wale y Peter Kenilorea Jr., quienes han manifestado la necesidad de disminuir la influencia china en este país. Dentro de sus simpatizantes se identifican colectivos que critican el acercamiento con Beijing como una falsa promesa de una posible solución para los males que aquejan a la sociedad de las islas. De acuerdo con el Banco Mundial, el 23 % de la población vive por debajo de la línea de pobreza.

¿Quiénes observan y por qué?

Estas elecciones fueron observadas por grupos provenientes de Australia, Nueva Zelanda, Japón, Europa y Estados Unidos. Este es un aspecto interesante, ya que en este listado están tres integrantes del QUAD y promotores del Indo-Pacífico y del modelo democrático occidental. Se puede señalar que el protagonismo en Oceanía ha sido acaparado por Australia y Nueva Zelanda; y en este mismo sentido, mencionar que es Australia el país que más ha visibilizado una postura de contención a China en el Pacífico. En este sentido, estos países observadores son críticos de las instituciones intergubernamentales y multilaterales promovidas por China.

En el caso de Beijing, el descontento de cierta parte de la población y la influencia occidental es una luz roja ante el contexto del Estrecho de Taiwán y la triangulación con Estados Unidos. Desde las elecciones en Taiwán, se ha iniciado un “ping pong” de acciones sobre quiénes y cómo distintos actores políticos legitiman cada uno de los bandos; por un lado, la clase política estadounidense a favor de la autodeterminación taiwanesa y, por otro lado, la clase política y empresarial taiwanesa vinculada al KMT respaldando el acercamiento con Beijing. Esto último reflejado en la visita de Ma a Xi en Beijing.

¿Cuáles son las consecuencias en caso de que gane la oposición?

Los resultados de esta elección se conocerán en próximos días. Si bien se habla de una potencial continuidad de Sogavare, existe la pregunta sobre ¿cuál sería el escenario en dado caso de que obtuviera el triunfo la oposición y se cumpliera la promesa de regresar el reconocimiento diplomático a Taiwán? Para dar respuesta a esto, es importante señalar que geopolíticamente las islas no representan un peso grande en el sistema internacional, pero esto rompería una tendencia que es la efectividad de la diplomacia de la chequera. Esto podría generar un precedente en la imagen de China al exterior, principalmente en los países en los que hoy no le reconocen, pero que tienen una agenda activa en ellos para lograr que se sumen al “Principio de una Sola China” desde la perspectiva de Beijing.

La imagen puede llegar a fortalecer las críticas que ha generado la llamada “diplomacia de la trampa de la deuda” con los países de la Franja y la Ruta. En donde casos como Sri Lanka, han visibilizado cómo la infraestructura no necesariamente resuelve problemas enraizados en los países del Sur Global y que puede llegar a complicar más las condiciones de vida para la población. Por ende, este escenario catastrófico para Beijing implica poner en tela de juicio la viabilidad de la “Comunidad de Destino Compartido” ante los reclamos de la propia población. Por lo tanto, deja endeble la sostenibilidad de esta propuesta ante la diversidad y estilos de pobreza en los países alrededor del mundo; así como la inestabilidad de la clase política gobernante.

Algunos comentarios finales

Esta reflexión trata de identificar el alcance de las elecciones de un país geográficamente pequeño en un continente con conectividad compleja, pero que mediáticamente podría llegar a tener un impacto clave en el sistema internacional. Como reflexión final, se menciona que este ejercicio electoral y la decisión de continuar o no relaciones diplomáticas con Beijing deja ver algunos aspectos a nivel geopolítico, como la reactivación de pivotes occidentales en Asia Pacífico que ha llevado a la búsqueda de la legitimidad del Indo-Pacífico. La seguridad desde la perspectiva de Washington se reafirma con la presencia no solo militar, sino también a través de los valores democráticos. En esta activación de pivotes, el papel que juega Australia para esta región y cómo el discurso de amenaza china le lleva a buscar el aseguramiento de su periferia. Al mismo tiempo, la idea de pivotes occidentales en la región refuerza y alientan la causa taiwanesa en la percepción del Norte global y en aquellos países del Sur que cuestionan el posicionamiento chino.

A nivel discursivo en la política internacional, las elecciones en las Islas Salomón dejan ver dos visiones de gobernanza global. Por un lado, la del Norte liderada por Estados Unidos basada en la añoranza de la pax americana. Mientras que, por otro lado, la autonombrada por China como la propuesta del Sur, la Comunidad de Destino Compartido. Si bien la primera es la narrativa discursiva e histórica que ha dado forma al sistema internacional, la segunda sigue siendo un misterio sobre sus alcances y la figura de los intereses chinos en ella. No obstante, el escenario del triunfo de la oposición permitiría ver cómo el “destino compartido” y  el desarrollo desde la visión de Beijing tiene límites en condiciones sociales, políticas, culturales tan diversas, como las que se observan en la mayoría del Sur Global; esto como estragos y “resacas” de la hegemonía del Norte en el Sur.