Taipéi informó recientemente de que hasta trece aviones de combate chinos entraron en su zona de identificación de defensa aérea (ADIZ, siglas en inglés) en el suroeste de Taiwán, el mayor número observado en un solo día, siendo superado en la jornada siguiente con el despliegue de quince unidades. El mismo día, se informaba de que un grupo de portaaviones estadounidense liderado por el USS Theodore Roosevelt navegaba por aguas del Mar de China meridional para promover la llamada “libertad de navegación” en una región por donde transitan dos tercios del comercio mundial…
Unos y otros parecen querer remarcar sus líneas rojas. Beijing quiere destacar los peligros de cualquier intento de perseverar en el desafío lanzado por Trump, quien abiertamente cuestionó la altamente sensible política de “una sola China”. Washington, que no recoge velas y muy al contrario, si cambia la Administración ello no implica que necesariamente suponga la no identificación de China como el mayor desafío para EEUU.
Las primeras declaraciones del Secretario de Estado Anthony Blinken no despejan del todo las dudas: de una parte, asegura querer hacer honor al consenso bipartidista, de republicanos y demócratas, en estas cuestiones; de otra, que evaluará minuciosamente las interacciones de EEUU con Taiwán, si bien a la luz de la Ley de Garantía a Taiwán que entró en vigor el pasado 29 de diciembre. Que la representante taiwanesa en Washington, Hsiao Bi-khim, fuera invitada oficialmente –por primera vez- a la ceremonia presidencial de toma de posesión es un dato que no ha pasado desapercibido. ¿Cuánto desechará y cuanto edificará sobre los cimientos dejados por M. Pompeo?
Es probable que el presidente Biden sea más cuidadoso en cuanto a la abierta utilización de Taiwán para meter el dedo en el ojo a China. Pero todo indica que será igual de activo a la hora de implementar los propios intereses de EEUU. Esto significaría, por ejemplo, que el ritmo de la cooperación podría mantenerse, especialmente en aquellos ámbitos con más enjundia, no tanto simbólicos, como en lo económico, tecnológico o estratégico. El pragmatismo podría imponer una reducción del ritmo de la venta de armas y una vuelta a un posicionamiento más tradicional en rubros como los intercambios de visitas de alto nivel. Veremos que ocurre con la participación internacional de Taiwán….
Biden nombró a cinco funcionarios críticos con China para dirigir cinco grandes agencias del gobierno, incluyendo Defensa, Estado y Seguridad Nacional, la CIA o la Reserva Federal. Pero si quiere sumar aliados a su política en relación a China, deberá tener en cuenta las posiciones, bastante mayoritarias, de quienes no tienen intención de tomar partido en la disputa entre ambos, muy especialmente en Asia-Pacífico.
No debiera demorarse mucho un segundo encuentro de Hawái, en alusión al mantenido en junio de 2020 entre Pompeo y Yang Jiechi, director de la Oficina de la Comisión de Asuntos Exteriores del Comité Central del PCCh, para ensayar un diálogo constructivo. Entonces fracasó de forma estrepitosa. Quizá ahora se disponga de una nueva oportunidad.