Es bien sabido que el corazón de la decisión estratégica en China radica en dos estructuras principales: el Comité Permanente del Buró Político (CPBP) y la Comisión Militar Central (CMC). Sobre ambas descansa la estabilidad del poder.
Hoy por hoy, el EPL es un instrumento del Partido Comunista de China (PCCh) y aunque el debate forma parte recurrente de la agenda, cualquier transición para hacer de él un ejército “nacional” está descartada. No es posible ni imaginable a día de hoy una separación orgánica del PCCh y el EPL aun disponiendo ambos de una identidad organizada separada.
Indudablemente, los militares disponen de una influencia considerable en la toma de decisiones en ámbitos significativos de la política china como Taiwán o las relaciones con EEUU, entre otros. No obstante, desde 1997, ningún militar dispone de plaza reservada en el Comité Permanente del Buró Político, reflejo del ocaso de los líderes político-militares de las primeras generaciones revolucionarias. Conviene tener presente en todo caso que esa ausencia del primer escalón de la toma de decisiones no significa en modo alguno la marginación absoluta o una pérdida significativa de influencia.
El sistema de control del PCCh sobre el EPL es muy acusado. Esto deviene en que una crisis de cierta importancia en el PCCh puede tener también su impacto en el EPL. Y es naturalmente el último recurso para contrariar sólidamente cualquier escenario de caos que pudiera darse en el país.
En los últimos meses, en el contexto del caso Bo Xilai, se multiplicaron los rumores en torno a las posibles adhesiones militares al líder de Chongqing y los subsiguientes ecos de colusiones con Zhou Yongkang, número 9 del régimen y presunto aliado de Bo. Los llamamientos públicos a la lealtad al PCCh en el seno del EPL daban fuerza y verosimilitud a dichas conjeturas. El 27 de marzo, un editorial del diario del Ejército publicaba un artículo reiterando la inquebrantable fidelidad del EPL a Hu Jintao, número uno de la Comisión Militar Central, secretario general del PCCh y presidente del país.
La carrera para definir a los integrantes de la Comisión Militar Central (al menos siete se verán afectados por el relevo) es paralela a la contienda por la definición de los integrantes del CPBP. Es posible que Hu Jintao permanezca un tiempo como presidente de dicho órgano, al igual que hicieron sus antecesores, Jiang Zemin y Deng Xiaoping. La destitución de Bo Xilai, por otra parte, ha afectado negativamente a aquellos mandos que le eran más próximos. Algunas de estas figuras fueron identificadas por Cheng Li: Zhang Haiyang, comisario político de las fuerzas nucleares estratégicas, o el general Zhang Touxia, comandante de la región militar de Shenyang. No ha sido el caso, por el momento, de Liu Yuan, hijo del ex presidente Liu Shaoqi, inmerso en una larga campaña contra la corrupción en el seno del EPL y conocido por su ultranacionalismo y neomaoísmo.
Por el contrario, “príncipes rojos” como el almirante Liu Xiaojiang, yerno de Hu Yaobang, o el general Liu Yazhou, yerno del antiguo presidente Li Xiannian, tienen serias posibilidades de promoción a la CMC que salga elegida del XVIII Congreso.
Por su parte, Xi Jinping, hoy vicepresidente y llamado a sustituir a Hu Jintao en la presidencia de la CMC, puede verse favorecido en su gestión por una biografía que en los años 80 le llevó a ejercer de secretario político del entonces ministro de Defensa, Geng Biao, también secretario general de la CMC. A dicho cargo accedió nada más terminar sus estudios de ingeniería química industrial en la universidad Tsinghua de Beijing en virtud de las relaciones estrechas mantenidas por su padre con el alto funcionario citado. Dicha responsabilidad la ejerció entre 1979 y 1982. Esa promoción estratégica le permitió forjar un contacto directo y estrecho con el mundo militar que ahora le puede ser de especial utilidad y provecho.
Sea como fuere, los cambios de personal con seguridad no afectarán a las prioridades estratégicas del EPL (centradas en los misiles balísticos de corto y medio alcance, misiles anti-navíos, armas espaciales y las cibercapacidades), en proceso de expansión como señalaba el informe presentado el pasado 18 de mayo por el Pentágono a propósito de la evolución de las fuerzas armadas chinas, un informe muy contestado por las autoridades chinas por intencionadamente tergiversador y exagerado.