Los sobresaltos en las relaciones sino-estadounidenses acompañan el inicio del nuevo año aumentando el escepticismo sobre el comportamiento de las inversiones y el comercio bilateral pero también la desconfianza estratégica.
El Pentágono dio a conocer su Estrategia de Defensa Nacional 2018 en la que asegura estar perdiendo la ventaja militar y advierte del resurgimiento de la competencia estratégica proponiendo impulsar el poder del ejército para no ver desplazada la hegemonía global del país.
En paralelo, Washington rechazó recientemente la fusión entre la compañía china Ant Financial y MoneyGram Internacional aduciendo preocupaciones de seguridad nacional. Otro tanto ocurrió con un acuerdo de Huawei con el operador AT&T. En septiembre, Trump bloqueó la compra por parte de China de un fabricante de semiconductores del estado de Oregón. No obstante, el superávit comercial de China con EEUU se amplió en 2017 un 13 por ciento más para situarse en 288.000 millones de dólares a pesar de que las investigaciones de medidas comerciales correctivas sobre los productos chinos han ido en aumento igualmente.
El giro hacia una línea dura desmiente la afabilidad de la visita de Trump a Beijing en noviembre y revela el incremento de la inquietud de EEUU por el auge de China que va acompañado de un mayor protagonismo internacional en todos los órdenes.
Beijing asegura que el nuevo documento del Pentágono está lleno de “afirmaciones irreales” que tienen por exclusivo objeto argumentar la confrontación, mientras reitera que no busca ni expansión militar ni esferas de influencia. No obstante, la proliferación de instalaciones de defensa en islas y arrecifes del Mar de China meridional, la base militar en Djibuti y una rumoreada transformación del puerto de Gwadar en Pakistán, el acercamiento militar con Afganistán, el incremento de la presencia de buques y aviones en el mar de China oriental y en el Estrecho de Taiwán así como la insistencia en la preparación de las fuerzas armadas para mejorar su capacidad de combate y para ganar guerras, entre otros, ponen de actualidad una China con un perfil al que no nos tenía acostumbrados.
Así las cosas, es de imaginar que los buques de guerra de EEUU seguirán patrullando en aguas del Mar de China meridional, aunque ello no impida que China consolide sus avances alargando cada día un poco más su soberanía efectiva sobre toda la zona.
Por otra parte, la aprobación de la Ley de Autorización de la Defensa Nacional para 2018 podría facilitar el acceso de buques militares estadounidenses a puertos de Taiwán, lo cual, de aplicarse, encendería las iras chinas y abriría una gran crisis.
En suma, el año 2018 puede ser un ejercicio pletórico de incidentes en las relaciones bilaterales. La “amenaza militar” de China vuelve por sus fueros. En medio de los dimes y diretes, China desmintió los rumores de que esté considerando desacelerar o suspender las compras de bonos del Tesoro…..