BEIJING, 10 mar (Xinhua) -- Kong Rong, una residente de la provincia china oriental de Anhui, alcanzó el punto más bajo de su vida hace 10 años cuando su madre murió en un accidente de tránsito y la dejó con una fuerte deuda por los gastos médicos y funerarios.
BEIJING, 10 mar (Xinhua) — Kong Rong, una residente de la provincia china oriental de Anhui, alcanzó el punto más bajo de su vida hace 10 años cuando su madre murió en un accidente de tránsito y la dejó con una fuerte deuda por los gastos médicos y funerarios.
El conductor responsable del accidente no pagó los 157.000 yuanes (22.700 dólares) de compensación determinados por los tribunales. Kong es la única fuente de susento de su familia, tiene un salario exiguo y muy poco bienes.
«Atravesé por un momento realmente difícil. Sabía que no podía enfermarme porque no podría costearlo (el tratamiento)», recuerda Kong, ahora de unos 50 años de edad.
Kong recurrió al sistema de peticiones del gobierno local. En 2011, finalmente recibió alrededor de 8.700 dólares de un fondo de alivio que utiliza recursos públicos para atender casos judiciales difíciles en las que tanto el demandante como el demandado son pobres.
Kong es uno de los numerosos chinos que se ha beneficiado del sistema de peticiones que data de la década de 1950.
También conocido como «cartas y llamadas», el sistema de peticiones es un mecanismo administrativo para escuchar las quejas y agravios del público. En China, los demandantes por lo general ven una injusticia en adquisición de tierras, atención médica, educación o protección ambiental.
Los encargados de las peticiones están trabajando para facilitar la presentación de peticiones y recientemente están impulsando un proceso en línea. China tiene una población de cibernautas que supera los 730 millones y el 95 por ciento de la población utiliza teléfonos móviles.
En julio de 2013, el Buró Estatal de Cartas y Llamadas empezó a recibir peticiones por Internet. El año pasado, algunas oficinas permitieron formular peticiones a través de aplicaciones móviles y del popular servicio de mensajería WeChat.
En 2016 aumentó más del doble el número de peticiones hechas por Internet, dijo Shu Xiaoqin, director del Buró Estatal de Cartas y Llamadas, al margen de las actuales sesiones anuales de la asamblea nacional y el órgano consultivo de China.
Además, algunos gobiernos locales han solicitado a los legisladores, asesores políticos e investigadores ayudar a las personas que presentan peticiones. He Zongwen es uno de ellos.
En 2011, el ex conductor de camión Gong Jianping resultó severamente paralizado en un accidente de tránsito y su esposa tuvo que renunciar a su trabajo para cuidarlo. Dado que la pareja no contaba con los medios para demandar y exigir una compensación, presentaron una petición al gobierno.
He, un asesor político local, ayudó a la familia a presenta el caso ante un tribunal y a conseguir una compensación de 94.200 dólares.
El sistema de peticiones es un importante canal para obtener ayuda administrativa y para que el Partido Comunista de China (PCCh) escuche la opinión del público, dijo Xin Ming, profesor de la Escuela del Partido del Comité Central del PCCh. «Las peticiones deben operar junto con el Estado de derecho».
El año pasado, la cinta china «No soy Madame Bovary» habla del asunto de las peticiones. Narra la historia de una mujer que pasa años viajando de ida y vuelta a Beijing para presentar una petición tras ser timada por su ex esposo. La mujer se reúne con funcionarios de diferentes niveles que intervienen con su petición, algunos de los cuales son retirados del cargo.
Shu Xiaoqin dijo que vio la película y prometió «evitar que la trama presentada en la cinta ocurra en China».