¿Es China quien está arruinando el clima? Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China

In Análisis, Sociedad by Xulio Ríos

El cambio climático es innegable y requiere una respuesta global. La secuencia de fenómenos meteorológicos extremos en muchas partes del mundo pone de relieve la gravedad del momento. Cada país y cada sociedad deben asumir sus responsabilidades. Y lo que algunos hacen tiene un significado especial. Es el caso de China, aunque no el único. En su nueva filosofía de desarrollo, aborda activamente el cambio climático asimilando los requisitos para un crecimiento sostenible. ¿Son posibles los esfuerzos concertados de las dos grandes potencias para frenar el cambio climático?

  1. ¿Cómo calificar el estado ambiental de China?

Ya en 2006, según cifras de la ONU, China superó a los EE.UU. en términos de emisiones de CO2 y se convirtió en el país más contaminante del planeta, produciendo el 21,5% de las emisiones totales de CO2 del mundo (frente al 13% en 1997). La progresión de las emisiones de gases de efecto invernadero en China será cercana al 4% anual entre 1994 y 2004. En 1950, emitía el 1,13% en todo el mundo. En 2004, el 15%. Según estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía, podría ser del 28% en 2030.

Aunque cada chino emite de media tres veces menos CO2 que los habitantes de los países de la OCDE, su peso demográfico exige tener en cuenta otras consideraciones para estimar el impacto de las emisiones en el clima global. Esto convierte a China en un país clave a la hora de negociar y firmar un acuerdo importante que incluya importantes objetivos de reducción de emisiones. Sin su compromiso, cualquier decisión sería en vano.

2.¿Ha mejorado la conciencia climática en China?

En los últimos años se ha producido un cambio radical de mentalidad. Beijing entendió las consecuencias ambientales de los acelerados procesos de urbanización, desertificación y contaminación vividos en estas décadas. La atmósfera irrespirable en los grandes centros urbanos, el deterioro de suelos, ríos y aguas subterráneas, las implicaciones para la seguridad alimentaria del agotamiento de las tierras cultivables debido al abuso de fertilizantes químicos y contaminantes, entre otros, han eclipsado el viejo lema de «primero manchar, luego limpiar».

China está más comprometida con el desarrollo verde, bajo en carbono y sostenible. Algunos datos muestran este cambio de mentalidad. Por ejemplo, es el primer país que logra una degradación neta cero de la tierra, reduce las áreas de tierras desertificadas y arenosas y amplía la tasa de cubierta forestal y el volumen de reservas forestales. China ha aportado una cuarta parte de las nuevas zonas verdes del mundo desde 2000.

Con un crecimiento anual promedio en el consumo de energía del 3%, China ha impulsado una economía que crece a una tasa anual promedio del 6,2% por ciento. Hoy cuenta con el sistema de generación de energía limpia más grande del planeta, con algunas de las mayores capacidades hidroeléctricas, eólicas y solares instaladas del mundo. Solo China tiene más paneles solares instalados que el resto del mundo combinado. Es uno de los países más avanzados en términos de reducción de la intensidad energética. Con este dato, replica a EE.UU. cuando le exige que adopte más recortes energéticos que, de aceptarse, le harían retroceder en su competencia económica.

La inversión de China en la transición energética en 2022 casi cuadruplicó la de Estados Unidos (546 mil millones de dólares frente a 141 mil millones de dólares).

  1. ¿Qué objetivos cabe destacar?

China se ha comprometido proactivamente a esforzarse por alcanzar el pico de carbono para 2030 y lograr la neutralidad de carbono para 2060. La fecha límite para estos objetivos completará la reducción más intensiva de las emisiones de carbono y alcanzará el pico y la neutralidad en un tiempo récord y mucho más corto que el de la mayoría de los países desarrollados. Este desafío se considera un asunto de suma importancia para cambiar el modelo de desarrollo.

  1. ¿Qué es el principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas»?

El calentamiento global es una responsabilidad común que se debe atribuir, en primer lugar, a los países desarrollados, que emitieron el 95% del CO2 desde el inicio de la Revolución Industrial en el siglo XVIII hasta 1950. De 1950 a 2000, los países desarrollados fueron responsables del 77 % de las emisiones globales de CO2. Incluso hoy, los países desarrollados consumen más del 70% de la energía mundial, representan menos de una quinta parte de la población mundial y emiten más de la mitad de los gases de efecto invernadero. Esas son las cuentas chinas, compartidas también por otros países emergentes como India, y las argumentan para defender seguir contaminando para desarrollar la economía.

China es el mayor emisor en términos absolutos, pero a Beijing le gusta señalar que, en una lectura per cápita, sus datos son la mitad que los de Japón o menos de un tercio en el caso de Australia y Estados Unidos.

Por lo tanto, los países desarrollados deben tomar la iniciativa en la reducción de emisiones y cumplir con sus compromisos financieros, mientras que los países en desarrollo deben contribuir dentro de sus capacidades.

  1. ¿Qué exige China de los países ricos?

Los países desarrollados se han comprometido específicamente a proporcionar 100.000 millones de dólares anuales en financiación climática a los países en desarrollo. Sin embargo, el monto total de financiación actual no sólo está significativamente por debajo del objetivo sino que también enfrenta problemas de rebajas e incumplimientos. Pero la factura corresponde a Estados Unidos y Europa, los grandes contaminadores históricos, y no a los recién llegados a la industrialización.

Además, Estados Unidos no debería actuar como supervisor, sino aceptar ser supervisado porque tiene las emisiones acumuladas históricas más altas y las emisiones per cápita más altas del mundo.

Asimismo, tendrían que compartir los logros científicos y tecnológicos y promover la transformación global verde y baja en carbono. Los países desarrollados deberían brindar más apoyo tecnológico a los países en desarrollo y explorar una cooperación institucionalizada más pragmática para promover el proceso de gobernanza climática multilateral, así como la implementación plena y efectiva del Acuerdo de París.

  1. ¿Qué exigencias y recriminaciones se hacen Estados Unidos y China?

Washington exige a China una reducción drástica del uso de carbón, planes para frenar el metano, combatir la deforestación, participación en un fondo internacional de compensación por incumplimiento de las normas… China, por su parte, reprende a EE.UU. por intentar utilizar el clima como herramienta para contenerlo, presionándolo para que asuma responsabilidades adicionales y establezca objetivos de reducción de emisiones más «ambiciosos» que exceden sus capacidades.

Hechos como la exclusión deliberada de la cooperación en tecnología de energía verde o la expulsión de su mercado de sus productos de energía renovable vendrían a demostrar esta certeza. Asimismo, el esfuerzo por negar a China el estatus de país en desarrollo con el objetivo de privarla de oportunidades.

Aunque el gobierno de Estados Unidos ha alcanzado algunos acuerdos importantes en el escenario global para abordar el cambio climático, el Congreso no ha logrado aprobar proyectos de ley relevantes, lo que dificulta traducir su voluntad de asumir responsabilidades equivalentes en políticas concretas. Si los republicanos toman la Casa Blanca, algunos de los esfuerzos actuales de los demócratas pronto serán desechados. Estas políticas climáticas inconsistentes e inciertas son el mayor obstáculo para la cooperación climática entre Estados Unidos y China.

  1. ¿Es posible la cooperación climática entre China y Estados Unidos?

La cuestión climática es probablemente una de las pocas áreas en las que China y Estados Unidos pueden mantener «discusiones francas». En 2013, establecieron un grupo de trabajo sobre cambio climático y formalizaron dos declaraciones conjuntas en 2014 y 2015. Este progreso finalmente condujo al Acuerdo de París.

Pero la cooperación entre China y Estados Unidos para abordar el cambio climático difícilmente puede existir de forma independiente, como un oasis en el desierto; está estrechamente relacionado con la atmósfera general de las relaciones bilaterales. Washington afirma buscar la cooperación climática mientras mantiene su represión en áreas como el comercio y la tecnología. China descarta los silos. La cuestión climática es una herramienta política en la rivalidad chino-estadounidense.

(Publicado originalmente en gallego en la revista Luzes: https://revistaluzes.com/2023/09/e-china-quen-estraga-o-clima/)