El pasado 26 de abril se anunció en la capital china el recorrido de los relevos de la antorcha de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Según lo anunciado por las autoridades, la llama olímpica pasaría de Vietnam a Taiwán para seguir rumbo hacia Hong Kong, Macao, Hainan, Guangdong….
En Beijing se ha procurado que el citado recorrido incluyese a Taiwán de forma tal que se pudiera resaltar una secuencia de clara pertenencia a China. El acuerdo entre los dos Comités Olímpicos se había alcanzado el pasado 18 de abril, después de que una delegación encabezada por el vicepresidente del Comité Olímpico Chino, Hu Jiayan, se reuniera en Taipei con el presidente del Comité Olímpico Chinese Taipei, Tsai Chen-wei. La esencia del acuerdo concretaba un punto intermedio: la llama olímpica llegaría a Taipei procedente de un Estado soberano y se adentraría en el continente pasando por Hong Kong, Macao…
Pero parece que dicho acuerdo se ha esfumado: las autoridades deportivas de Taiwán exigen ahora que la llama que atraviese la isla no solo proceda de un país soberano sino que se dirija a un tercer país que no sea la China continental. De esta forma, se pretende subrayar el status de Taiwán como estado soberano independiente. Así pues, la antorcha olímpica se ha visto atrapada en el juego de intenciones que tensiona las relaciones entre Beijing y Taipei.
En la ruptura del acuerdo muchos ven la mano de Chen Ming-tong, actual presidente del MAC (Mainland Affairs Council), personaje muy próximo a Chen Shui-bian y promotor del concepto de “Segunda República”, que sirve al PDP para calificar el nuevo tiempo político que pretende inaugurar a partir de las elecciones legislativas y presidenciales, a celebrar en diciembre y marzo próximo, aunque pudieran converger en una sola jornada (la “tres en uno”, y que incluiría la celebración de un referéndum promovido también por el PDP).
Hau Lung-bin, alcalde de Taipei, ha valorado positivamente el recorrido propuesto por Beijing, mientras que las autoridades gubernamentales consideran que minimiza la soberanía de Taiwán. El KMT insiste en que se separen las cuestiones deportivas de las políticas, pero no parece fácil. En las filas del gobernante PDP, el ex primer ministro Frank Hsieh criticó a su sucesor (y rival en las primarias internas para elegir al candidato para las presidenciales), Su Tseng-chang, por haber mostrado sus cartas demasiado temprano y no haber tenido la suficiente flexibilidad para asegurar la participación de los atletas taiwaneses en la olimpiada sin que se vea degradada la soberanía de la isla.
Liu Te-hsun, portavoz del ministerio de asuntos continentales, reitera que Taiwán es una “entidad deportiva” independiente y que el nombre que se le debe dar es el de “Chinese Taipei”, utilizado desde hace años en los pocos foros internacionales en los que participa, y no “Taipei China”, como lo denominan en Beijing. Taiwán es miembro del COI y exige que se respete el protocolo olímpico. Según Liu, no existe acuerdo alguno para que la isla figure en el recorrido de la antorcha y solo se permitirá si no perjudica la soberanía de Taiwán.
La controversia se produce cuando Lien Chan, presidente honorario del KMT, se encuentra de visita en el continente, donde ha participado en un nuevo Foro bilateral patrocinado conjuntamente por el PCCh y el KMT, clausurado el 29 de abril y que contó con la participación de casi una treintena de diputados del KMT, además de una larga comitiva de líderes empresariales. En el curso del mismo, las autoridades continentales anunciaron nuevas políticas preferenciales para promover las relaciones bilaterales, especialmente en materia de turismo, comunicaciones y transporte, además de intercambio educativo y juvenil. Lien Chan fue recibido por Hu Jintao, la tercera vez desde que en 2005 se dio inicio a la “tercera cooperación” entre ambas formaciones políticas, después de 60 años de enfrentamiento.
El acuerdo no parece fácil ya que, con los ojos puestos en la próxima cita electoral, el asunto de la antorcha olímpica facilita en Taiwán una clara distinción entre el papel “colaboracionista” del KMT y la firmeza de la actitud del PDP. Nos hallamos, pues, en el pre-tiempo de una disputa que se aventura larga y de incierto resultado. Ni el deporte parece capaz de establecer un campo neutral en el conflicto que enfrenta a China y Taiwán.