El futuro político de Taiwán se encuentra de nuevo en el alero. La formalización de la acusación judicial por corrupción contra Ma Ying-jeou, líder del KMT (Kuomintang) y principal candidato de la oposición a las elecciones presidenciales previstas para marzo de 2008, abre otro frente de incertidumbre para los próximos meses.
Ma ha sido acusado de embolsarse dinero (333.000 dólares) del presupuesto de gastos de representación, a su disposición discrecional cuando ostentaba la alcaldía de Taipei. Ma, que ha proclamado su inocencia, ha presentado de inmediato su renuncia a la presidencia del KMT, si bien no se ha despedido de la carrera electoral. Al menos, por el momento. Si del enjuiciamiento se pasa a la condena (un máximo de siete años de prisión), la oposición quedará muy descabezada. La decisión refuerza la credibilidad e independencia de la judicatura, en un momento en que arreciaban las críticas del PDP contra la fiscalía, presiones que habían motivado la solidaridad y la protesta de cerca de ochocientos procuradores (de un total de 1.100) con Chang Hsi-huai, responsable de la tramitación del caso que involucra a la propia esposa del presidente Chen Shui-bian.
La vida política taiwanesa vive envuelta desde hace casi dos años en una crisis permanente. El presidente Chen Shui-bian, que ha resistido el duro embate formulado por la oposición debido a su relación con graves escándalos de corrupción en su entorno familiar (su yerno y su suegro fueron condenados, respectivamente, a seis y ocho años de prisión y su propia esposa está procesada en otro sumario), suma un nuevo activo para su partido, el PDP (Partido Democrático Progresista), después de haber logrado un notable éxito en las elecciones municipales parciales de diciembre último (conservando la muy disputada alcaldía de Kahosiung y obteniendo un buen resultado en Taipei). Paradójicamente, a Chen le espera un proceso similar una vez abandone la presidencia ya que la fiscalía dispone de pruebas fehacientes que le inculpan en el manejo ilegal de fondos reservados. En las últimas semanas, se ha negado a facilitar a la fiscalía el acceso a información confidencial relacionada con los fondos especiales de la presidencia de la República.
Ma, con fama de honesto, ha liderado una cierta regeneración de su propio partido, en un intento de marcar un punto y aparte en su liderazgo. En las últimas semanas ha promovido la remoción del alcalde de Keelung, de su propio partido, quien también ha sido condenado por corrupción pero se niega a abandonar el cargo. Por otra parte, a fin de desactivar la campaña de denuncia del PDP en relación al considerable patrimonio de su formación, también había anunciado que a partir de junio próximo el KMT abandonaría todas sus actividades comerciales. El PDP había logrado validar ante la comisión electoral las firmas necesarias para promover un referéndum acerca de la devolución al Estado de bienes adquiridos por el KMT de forma presuntamente ilícita.
Por otra parte, atento al deterioro de las expectativas de la oposición, el PDP prosigue con su política de “taiwanización”: los nombres de las empresas públicas harán mención de Taiwán –y no de la República de China-, las estatuas de Chiang Kai-shek desaparecerán de los cuarteles y otras dependencias públicas y la guardia de honor podría desaparecer de su tumba, los manuales de historia se revisarán para centrarse más en Taiwán y menos en el continente, en el Museo Nacional se eliminarán las alusiones a continente que pueden advertirse ahora en numerosas piezas que en 1949 viajaron con las tropas vencidas por Mao, etc. ….
Ante el actual giro en los acontecimientos, China, muy deseosa y quizás confiada en la victoria de Ma en las presidenciales, ahora no las tiene todas sus consigo. Una condena que alejara a Ma de la carrera electoral, podría facilitar la victoria del PDP, quien aún no ha decidido quien será su candidato (quizás el ex primer ministro Frank Hsieh o su sucesor, Su Tseng-chang). Quien quiera que sea el elegido mantendrá con seguridad su política actual de separación del continente, lo cual, de ganar, agravaría las tensiones bilaterales. Ma es partidario de un entendimiento con Beijing que deseche por igual tnto una unificación precipitada como la independencia. Sus posibilidades de victoria habían crecido con el reciente acuerdo de alianza con el PPP (Partido el Pueblo Primero), formación escindida de su partido, y con quien ya venía colaborando. Pero este revés hace añicos la agitada quiniela taiwanesa.