Nueva entrega del Taiwan Hebdo

In Noticias, Taiwán by PSTBS12378sxedeOPCH

El Taiwan Hebdo de esta semana aborda la ruptura de relaciones entre Panamá y Taipéi y sus posibles efectos en la diplomacia de Taiwán y en los vínculos a través del Estrecho.


El establecimiento de relaciones diplomáticas entre la República Popular China y Panamá cayó como un jarro de agua fría en Taipéi. Tras 107 años de relaciones con la República de China o Taiwán, la medida representa un varapalo de alcance a la estrategia internacional de la presidenta Tsai Ing-wen y puede tener consecuencias importantes al menos en dos planos. Primero, hacer zozobrar la vitalidad de los reconocimientos diplomáticos de Taipéi, 20 en la actualidad. El ex canciller Chen Chien-jen advirtió contra el efecto dominó tras la defección de Panamá. Segundo, un replanteamiento de la política a través del Estrecho por parte de la Presidencia taiwanesa, hasta ahora instalada en el discurso de la mesura, la moderación y la santificación del statu quo, actitudes que no han sido suficientes para convencer a Beijing de su bonhomía. Tsai acusó a Beijing de “sabotear” las relaciones y de apostar por la confrontación, advirtiendo que no cederá a las presiones.

Taipéi puso de inmediato fin a todos los programas bilaterales de cooperación y ayuda, no sin antes calificar de “muy irrespetuosa” la actitud de Panamá quien mantuvo el secreto de su decisión hasta los momentos finales. De hecho, con el color verde figuraba entre los menos previsibles de deterioro diplomático. La ruptura se produjo casi al año de la visita de la presidenta Tsai al país, en junio de 2016, en lo que fue su primera gira presidencial exterior. La noticia de la ruptura se produjo cuando visitaba Taiwán una delegación de congresistas dominicanos encabezada por el presidente del Senado. ¿Santo Domingo podría ser el siguiente? Desde El Salvador se indicó que “no hay planes” de cambio. Guatemala declinó comentar. Honduras y Nicaragua también. Fuentes del Diálogo Interamericano señalaron que Managua podría ser el próximo país en seguir el ejemplo de Panamá.

Los síntomas de la presión continental ya no admiten interpretaciones ni ambigüedades. En diciembre del pasado año China normalizó relaciones con Santo Tomé y Príncipe. Cabe señalar que, en África, el comercio con Taiwán del continente en su conjunto ha caído desde los 12.552 millones de dólares en 2013 a los 4.952 millones en 2016. Nigeria conminó a la oficina de representación de Taiwán que saliera de la capital, Abuja, en el plazo de una semana o no garantizaría la seguridad del personal de la misión, cerrada desde Abril.

Las trabas dispuestas por Beijing para una participación mínima en el sistema ONU han aumentado de forma considerable. No se trata solo de la OMS sino de INTERPOL, de la OIT, de la OACI, de la CMNUCC… La presión se ha extendido a las denominaciones de las misiones comerciales taiwanesas en países no aliados. Dubái, Nigeria, Bahréin, Ecuador, Jordania… los países anfitriones han pedido que las placas identificativas sean retiradas por contener expresiones como Taiwán o Republica de China. Esta semana, un profesor y varios estudiantes taiwaneses no pudieron visitar la galería pública de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra alegando que solo admitían documentos de identidad emitidos por Beijing.

Dada su creciente influencia económica, China no necesita ya de de valerse como antiguamente de la diplomacia de chequera para incentivar el reconocimiento de los aliados de Taiwán. Guste o no, estos movimientos son lógicos y pondrán las cosas cada día más difíciles al gobierno de Tsai.

En cualquier caso, a la vista de lo ocurrido, quienes podrían albergar esperanzas de un ablandamiento de la posición continental pueden abandonarlas. Está claro que China trabaja activamente para aislar a Taiwán y que lo sucedido no es un hecho aislado. Beijing acusa a Tsai de haber socavado el fundamento político del desarrollo pacífico de las relaciones a través del Estrecho y espera que en adelante, tome las decisiones adecuadas sumándose al “consenso universal”. Taiwán se encontrará en un callejón sin salida si niega el Consenso de 1992, apuntan fuentes continentales.

La mejora del entendimiento Beijing-Washington puede complicar aún más este escenario. Cierto que Grace Choi, secretaria adjunta para Asia-Pacífico del Departamento de Estado, señaló el rechazo a cualquier actitud que suponga una modificación del statu quo. Por su parte, Rex Tillerson también invocó la intención de cumplir con los compromisos con Taiwán pero por lo pronto la prevista venta de armas se ha postergado para quedar bien con China continental.

Parece que Taipéi adoptará medidas de respuesta que podrían afectar de inmediato a los funcionarios de China continental que pretendan visitar Taiwán. Por el momento, se descartan consecuencias para los estudiantes del continente que cursan en la isla. Pero la mayor incógnita es si esta presión tendrá repercusiones de mayor alcance a medio plazo, especialmente en lo que atañe a la definición de un nuevo marco constitucional que dé carpetazo definitivo a la vieja República de China. Para algunos, el enfoque de línea dura de China está empujando a Taiwán hacia esta opción.

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