Taiwán: al filo de lo imposible

In Análisis, Taiwán by PSTBS12378sxedeOPCH

En las sesiones legislativas celebradas las últimas semanas en China, se ha hecho hincapié en la necesidad de multiplicar los esfuerzos para evitar la “independencia de jure” de Taiwán. La celebración de elecciones legislativas a final de año y, sobre todo, las presidenciales de 2008 y la activación de la campaña de Chen para “borrar las raíces” chinas dibujan un cuadro político de especial trascendencia para el futuro de las relaciones entre la isla y el continente.

Después de las elecciones municipales parciales de diciembre (a las alcaldías de Taipei y Kaohsiung), el balón de oxígeno recibido por el PDP (Partido Democrático Progresista), beneficiado igualmente por el procesamiento de Ma Ying-jeou, líder del Kuomintang (que será juzgado el próximo 3 de abril), se ha traducido en un vuelco de la iniciativa política que se desarrolla en diversos campos. El presidente Chen ha logrado pasar página y ya no es el líder asediado por la oposición y la opinión pública debido a los escándalos de corrupción, mostrándose dispuesto a llevar sus intenciones políticas más allá del límite de “lo posible”.

En primer lugar, promueve en la isla una intensa campaña, a la que Beijing difícilmente puede oponerse, contra el generalísimo Chiang Kai-shek, quien es presentado como lo que ha sido, es decir, un dictador procedente del continente que ha reprimido severamente a todos los demócratas taiwaneses. Chen ha apoyado y promovido la retirada de estatuas de numerosos establecimientos oficiales, en especial los militares, e incluso el cambio de nombre del aeropuerto internacional de Taipei. El KMT ha expulsado de sus filas al almirante Lee Jye, por secundar la campaña de Chen.

Igualmente, Chen ha impulsado la propuesta para cambiar los nombres de las empresas estatales  y la reforma constitucional. El pasado día 5 de marzo, coincidiendo con el inicio de las sesiones de la APN en el continente y el segundo aniversario de la promulgación de la ley Antisecesión de China, formuló sus “Cuatro Sí y un No”: sí a la independencia, a una nueva constitución, al desarrollo y a la nueva designación de la isla, y no a la polarización entre derecha e izquierda porque la esencia del problema de la isla es la identidad nacional. Este programa ha sido desautorizado por la oposición a Chen, no deja dudas acerca de sus intenciones, y acentuará la polarización de la vida política en los próximos meses.

El rifirrafe también alcanza al ámbito de la defensa. En Beijing, la APN ha aprobado un aumento del presupuesto militar del 17,8% para este año. Con anterioridad, el Departamento de Defensa de EEUU anunciaba el pasado 1 de marzo que vendería a Taiwán 453 misiles avanzados y otro material complementario por valor de 421 millones de dólares. El citado almirante Lee Jye ha denunciado la superioridad china en armamento, en satélites de vigilancia y el considerable aumento de la simulación de ensayos electrónicos de guerra contra la isla.

Para caldear un poco más el ambiente, en las últimas semanas, el Centro de Opinión Pública del PDP ha presentado numerosos sondeos según los cuales, un 50,4% de los encuestados consideran que Taiwán debe avanzar hacia la independencia. También un 79,5% considera que solo el pueblo de Taiwán tiene derecho a decidir sobre su futuro. El PDP ha anunciado ya la convocatoria de un referéndum acerca de la pertinencia de solicitar o no el ingreso en la ONU bajo el nombre de Taiwán y que podría celebrarse coincidiendo con las elecciones legislativas o presidenciales.

Por otra parte, diferentes datos extraídos de dichas encuestas abundan en la idea de que, en los últimos dos años, China ha incrementado sus amenazas sobre la isla. Ello contrasta con el auge de los intercambios económicos, que Beijing utiliza para atraer a su causa a algunos sectores (los vinculados a la agricultura, por ejemplo) mientras revira a otros contra el gobierno de Taipei (la construcción, que depende de la arena natural del continente y cuya exportación quedará suspendida a partir del 31 de marzo). El volumen de comercio indirecto alcanzó en 2006 la cifra récord de 107.800 millones de dólares USA.

Las espadas en alto, con vistas a las presidenciales de 2008, los principales partidos ya se hallan inmersos en las primarias respectivas. El PDP designará su candidato el próximo 30 de mayo (se han postulado la vicepresidenta Lu Hsiu-lien, el presidente del PDP Yu Shyi-kun, el ex primer ministro Frank C. Hsieh, y el primer ministro Su Tseng-chang). Por parte del KMT, la nominación se efectuará entre Ma Ying-jeou y el presidente del Legislativo, Wang Jin-pyng. Ambos acordaron elegir al contrincante como compañero de papeleta si el otro ganaba la nominación. Mucho dependerá del resultado del juicio por malversación de caudales públicos (desvío de 333.000 dólares USA) al que debe enfrentarse Ma y que ya le obligó a presentar su dimisión como presidente del KMT.

En abril, Lien Chan, presidente honorario del KMT, regresará a Beijing para encontrarse con Hu Jintao. Se especula con la posibilidad de que firmen un documento político orientado a fortalecer la comunicación entre ambas partes. Paradójicamente, al filo de lo imposible en sus propios planteamientos, el gobierno taiwanés ha advertido a Lien sobre una posible extralimitación de sus funciones.