Taiwán: ¿Una presidencia, dos gobiernos? Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China

In Análisis, Taiwán by Xulio Ríos

Un reto principal para la presidencia de Lai Ching-te en Taiwán será, sin duda, la capacidad de la oposición, mayoritaria en el Yuan legislativo, para desarrollar una acción de gobierno efectiva que implemente un programa alternativo.

En las elecciones presidenciales del 13 de enero, Lai ganó con el 40,05 por ciento de los votos, contra Hou Yu-ih, del opositor Kuomintang (KMT), que obtuvo el 33,49 por ciento, y Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán (PPT), quien ganó el 26,46 por ciento. El PDP perdió su mayoría en el Yuan Legislativo después de ganar sólo 51 de 113 escaños.

En las últimas semanas, el presidente electo Lai ha dado forma a su gabinete anunciando al que será su primer ministro  Cho Jung-tai. E hizo gestos dirigidos a la oposición: más del 50 por ciento de los miembros del gabinete serán independientes, lo cual indicaría la determinación de impulsar una variedad de políticas. Según Cho, los 17 miembros del Gabinete que no pertenecen al PDP representan el 83 por ciento de los nuevos miembros del ejecutivo (las nueve mujeres designadas constituyen el 29 por ciento).

Pero en los meses transcurridos desde las elecciones del pasado 13 de enero, se han podido constatar claros ejemplos de condicionamiento de la acción de gobierno en diversos campos.

En las relaciones a través del Estrecho, por ejemplo, el viaje a China continental de una delegación de diputados del KMT con el líder del grupo parlamentario, Fu Kun-chi, a la cabeza, resultó en acuerdos concretos relativos al comercio de productos agrícolas y pesqueros o la recuperación del turismo desde Fujian a las islas Matsu.

Como resultado de esa visita, Fujian, lanzó la tarjeta «Fuma City Pass», con un valor precargado de 300 RMB, lo que permite a los residentes de Matsu disfrutar de descuentos en transporte público y alojamiento en hoteles en Fuzhou al ingresar a esta ciudad del continente.  El gobierno del condado de Lienchiang se está implicando para eludir las advertencias y prohibiciones de Taipéi mientras se multiplican las acusaciones de estar violando la ley al “colaborar con la política del PCCh”.

En materia de seguridad y defensa, el anuncio de la visita de inspección de una delegación de diputados del KMT y el PPT a la isla Taiping, ha abierto otra grieta. La oposición le recuerda al PDP que los ex presidentes Chen Shui-bian (PDP) y Ma Ying-jeou (KMT) visitaron Itu Aba mientras estaban en el cargo. Tsai Ing-wen no lo considera prudente en las actuales circunstancias pero KMT y PPT la critican por no defender “suficientemente” la disputada “soberanía taiwanesa (de la República de China)” sobre dicho enclave.

En la política interna, el ejemplo más evidente ha sido hasta ahora el rechazo legislativo a los nuevos precios de la energía eléctrica. La extensión de la vida útil de las plantas nucleares entra en contradicción con la pretensión presidencial de poner coto a la energía nuclear en la isla y augura un duro frente de controversia en torno a la política energética.

A mayores, cabría citar también el rechazo al nombramiento de nuevos miembros de la Comisión de Comunicaciones o las propuestas en materia de infraestructuras, adelantadas por el KMT y apoyadas por el PPT, que han sido rechazadas de plano por el PDP. Este  amenaza con solicitar una interpretación constitucional. Las propuestas de la oposición suponen un gasto público superior a los 61.000 millones de dólares, una cifra que “agotaría los recursos financieros estatales”, según el PDP.

En el orden político-legislativo, la exigencia de pronunciar un histórico primer “discurso sobre el estado de la nación” en la legislatura, supondrá un giro que va más allá de lo procedimental. Durante los últimos 30 años, esta demanda ha estado sobre la mesa pero solo ahora tendría posibilidades de llevarse a cabo si llegan a fructificar las negociaciones en curso.

La oposición también ha derrotado los intentos del PDP de restringir la visita de representantes electos a China continental, que ha bloqueado. Y trata de enmendar el lenguaje oficial auspiciado por el PDP para hacer prevalecer la visión constitucional del enfoque territorial, negando la consideración de Taiwán como “nación” o apostillando “continental” a cualquier alusión a China.

En suma, en un sistema semipresidencialista como el taiwanés, el Yuan legislativo podrá ejercer su control de la acción de gobierno conforme al canon al uso en los sistemas liberales. No obstante, además, todo indica que esa mayoría opositora aspira a condicionar con sus legisladores buena parte de la acción política actuando como un poder paralelo con capacidad propia para marcar la agenda.