Uno de los retos esenciales de la gestión del nuevo equipo dirigente chino es la relación con Taiwán. Al frente de la ARATS (Asociación para las Relaciones a Través del Estrecho de Taiwán) continental y de la SEF (Fundación para los Intercambios a través del Estrecho) taiwanesa hoy figuran nuevos líderes: Chen Deming (desde abril de 2013) y Lin Join-sane (septiembre de 2012). Aun no se han reunido, pero la maquinaria está en marcha.
En las últimas semanas ha habido mucho ajetreo a través del Estrecho de Taiwán. Altos representantes de la ARATS han viajado a Taipéi. El pasado 12 de junio, el presidente honorario del KMT, Wu Poh-hsiung, también viajó al continente al frente de una importante delegación para encontrarse con Xi Jinping, a quien ya trató cuando era secretario del PCCh en la provincia de Fujian. La delegación del KMT se encontró también con Yu Zhengsheng, presidente de la Conferencia Consultiva y número cuatro del régimen, y participó en un Foro bilateral en Xiamen, el quinto desde que en 2008 PCCh y KMT iniciaran la “tercera cooperación”. En una de las cuatro zonas económicas especiales pioneras, Xiamen, se hizo balance del último lustro delineando la dirección futura de los intercambios.
Como cabía esperar, el perímetro de la hoja de ruta permanece invariable: reafirmación de la vía pacífica, anteposición de los temas económicos a los políticos y mayor prioridad a lo fácil sobre lo difícil.
La novena ronda de diálogo bilateral se llevará a cabo en Shanghái el 21 de junio. Se firmará un nuevo acuerdo económico relativo a los servicios, uno de los cuatro que han seguido al ECFA (Acuerdo Marco de Cooperación Económica) de junio de 2010. En 2012 ambas partes firmaron el acuerdo sobre protección de las inversiones y en espera se encuentran el acuerdo sobre comercio de mercancías y sobre la solución de disputas. En stand by figuran el acuerdo educativo y sobre la liquidación de monedas. En la agenda no figura, por el momento, la apertura de oficinas respectivas de Taiwán y China a cada lado, una medida de alto calado político con la preocupación de evitar que puedan considerarse representaciones diplomáticas resultantes de lazos “de Estado a Estado”. Ese criterio es compartido por lo que se hilará lo suficientemente fino como para no entrar en contradicción con el Consenso de 1992 y el principio de Una Sola China.
Pero más que la agenda concreta, lo importante es la atmosfera que la circunda. Ma Ying-jeou, al frente del KMT y de la República de China hasta 2016, ha señalado que las relaciones necesitan “un nuevo empuje, con nuevas ideas, una nueva visión y una nueva fuerza”. Ma espera de Xi Jinping más flexibilidad, sobre todo en lo que atañe a la presencia internacional, con más espacio para la participación, tratando de asegurar en primer lugar la puerta de la OACI (Organización para la Aviación Civil Internacional), entreabierta por Hu Jintao. Wu trasladó a Xi Jinping el interés de Taiwán de integrarse en la RCEP (Asociación Económica Integral Regional) que promueve China y los países de la ASEAN, sin por ello renegar del TPP, la alianza que promueve EEUU.
Xi, por su parte, instó al KMT a sumarse al sueño chino de la revitalización de la nación. En sus cuatro propuestas incita a superar los traumas históricos y ganar altura de miras, asegurando la continuidad de las políticas y de los ejes que las definen. Wu habla ya de una nueva era y de responsabilidades compartidas para la revitalización de la nación china. Con todo, habrá que esperar a conocer la letra pequeña.
EEUU sigue de cerca el proceso. Mientras Ma Ying-jeou recuerda que la mejora de los lazos con el continente es conforme al interés de EEUU, el principal líder de la oposición, Su Tseng-chang, recordaba que EEUU es el socio más importante de Taiwán y que su formación, el PDP, está preocupada por la excesiva inclinación de Taiwán hacia China. El PDP abrió recientemente una oficina del partido en Washington cuyo eco puede reverberar la versión del KMT con la mirada puesta ya en 2016.
Tras el espectacular cambio experimentado en las relaciones bilaterales durante el tiempo de Hu Jintao, a Xi Jinping le compete preservar una continuidad y profundización que exige como primera condición el afianzamiento del KMT al frente de la isla. Ciertamente, la historia es historia