El Presidente chino Xi Jinping realizó en la segunda quincena de julio un importante viaje a América Latina para participar en varias reuniones multilaterales y realizar visitas de Estado a Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba. En el curso de la gira se han fortalecido los intercambios y vínculos económicos y también los nexos políticos.
Preguntas
1. ¿Aprecia un salto cualitativo en la visión y práctica del entendimiento de China con la región?
2. ¿Tienen fundamento las expectativas despertadas o nos hallamos ante una campaña de imagen que irá perdiendo brillo con el paso del tiempo?
3. ¿Cuánto pesa el factor ideológico y geopolítico en este nuevo impulso a la relación bilateral?
Contamos con la opinión de Julio A. Díaz Vázquez (Universidad de La Habana, Cuba); Eduardo Daniel Oviedo (Universidad de Rosario, Argentina).
RESPUESTAS DE JULIO A. DÍAZ VÁZQUEZ, Universidad de La Habana, Cuba.
1. ¿Aprecia un salto cualitativo en la visión y práctica del entendimiento de China con la región?
El último recorrido (15-23/7/2014) de Xi Xinping, Secretario General de Partido Comunista de China (PCCh) y Presidente de la República Popular China (RPCh) por América Latina, en muchos sentidos puede afirmarse que marca un giro trascendental en los vínculos político-económicos entre las dos partes. Ante todo, resalta la amplitud de los acuerdos, elevados a relaciones estratégicas integrales, en los casos de Brasil, Argentina y Venezuela. Hay un cambio de calidad evidente en los contactos establecidos que, sin duda, se harán sentir en la palestra internacional. El punto final del recorrido en Cuba, se cerró con la firma de 29 acuerdos. Estos manifestaron la solidez política de dos países enfrascados, con singularidades propias, en la construcción socialista.
En estos actos no solo se trató de la profundización de la colaboración político-económica que fue reforzada con la firma de una amplia gama de acuerdos multimillonarios en distintas ramas de la economía nacional, sino también de apuntar a un horizonte de largo aliento, donde ambas partes expresaron la voluntad de desempeñar un papel más activo en la economía internacional. Cuestión aparte, los días (15-16/7/2014) se efectuó la VI Cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Suráfrica) que aportó dos acuerdos fundamentales: crear un Banco de Desarrollo (fondo hasta 100 mil millones de dólares) para financiar infraestructuras, para sus miembros y otros países, y un fondo de 100 mil millones de dólares para hacer frente a necesidades de sus miembros.
2. ¿Tienen fundamento las expectativas despertadas o nos hallamos ante una campaña de imagen que irá perdiendo brillo con el paso del tiempo?
Todo indica que el sinfín de las expectativas manifestadas en esta la segunda visita de Xi Xinping a América Latina, en diversos medios y por especialistas de variados tintes, coincidieron en el destaque de dos puntos centrales. Uno, el encuentro (17/7/2014) de Xi Xinping con los presidentes Suramericanos. El otro, la reunión (18/7/2014) del Presidente de China con los Presidentes, representantes del Foro CELAC, donde quedó establecida formalmente la convocatoria para fines de este año, del Primer encuentro China-CELAC. En el 2008, China dio a conocer el Libro Blanco para sus relaciones, político-económicas-sociales-culturales-deportivas con la región. Por tanto, estamos ante un nuevo escenario en los vínculos chino-latinoamericanos, muy lejos de cualquier evento coyuntural.
3. ¿Cuánto pesa el factor ideológico y geopolítico en este nuevo impulso a la relación bilateral?
No escapa al observador del quehacer de China en el ámbito planetario que esta visita de Xi Xinping a cuatro (Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba) países latinoamericanos se enmarca plenamente en las miras geopolíticas internacionales que se están tejiendo en los albores del Siglo XXI. El factor ideológico poco pesa en este nuevo rumbo. El derrumbe del Socialismo Real en el espacio de Europa, determinó el fin del mundo geopolítico que surgió después de la II Guerra Mundial. Pareció que estábamos ante el fin de la historia, con los Estados Unidos encabezando un mundo unipolar. Sin embargo, el ataque a las Torres Gemelas (11/9/2001), las invasiones de Irak y Afganistán por parte de los Estados Unidos, más la crisis financiera destapada en el 2008, cuyas secuelas aún rondan en la economía mundial, parece alumbrar el declinar de la hegemonía estadounidense.
En el dibujo de un nuevo escenario geopolítico internacional en ciernes, China y el resto de los países emergentes parecen llamados a llenar un espacio. En primer lugar, los BRICS tendrán un importante lugar en ese proceso. Por ello, no puede verse la presencia de Xi Xinping en América Latina, fuera del deslinde que se está produciendo a nivel global. Puede decirse que estamos presenciando una nueva guerra fría, pero ahora envuelta en otros contornos en que los Estados Unidos tratan de mantener la batuta planetaria. Un claro ejemplo, entre otros muchos, está en la formación del llamado G-20, que no es otra cosa que buscar soluciones a la crisis financiera, pero todo bajo la hegemonía norteamericana. En última instancia, China es el objetivo primario que busca frenar los Estados Unidos.
RESPUESTAS DE EDUARDO DANIEL OVIEDO, Universidad de Rosario, Argentina.
1. ¿Aprecia un salto cualitativo en la visión y práctica del entendimiento de China con la región?
En ambas se observan cambios. China ha profundizado su conocimiento sobre la región y construye su lenguaje político. El gobierno chino entiende más la diferenciación entre los países y observa sus peculiaridades, más allá de que la estrategia de China sigue siendo general hacia toda la región. En ésta, conoce la existencia de tres bloques de países e insertó la visita del presidente Xi Jinping en el marco de los países más alejados de la política estadounidense. En cuanto a la práctica, aparece la diversificación de los vínculos (hasta hace poco concentrados en el comercio), como se ha observado desde los últimos años en materia financiera, donde China ha tomado la iniciativa de invertir en la región en torno a procesos productivos de corte extractivo, estrechamente vinculados a sus importaciones, como son el sector minero, la agricultura, la mayor inversión en infraestructura o, en el caso de Argentina, el apoyo al Banco Central para estabilizar el deteriorado valor del peso frente al dólar. Esta diversificación aparece impresa en una gran cantidad de acuerdos firmados en Buenos Aires y Caracas.
2. ¿Tienen fundamento las expectativas despertadas o nos hallamos ante una campaña de imagen que irá perdiendo brillo con el paso del tiempo?
Las expectativas generadas por la visita del presidente Xi Jinping presentan rasgos de veracidad en función de las perspectivas de expansión comercial y financiera, aunque el rol de China como salvador de las economías de los países visitados, excepto Cuba, aparece erosionada por los límites de las exportaciones, observándose acciones hacia otras grandes potencias, por ejemplo, India. Probablemente China aún tiene margen de expansión comercial con la región y de inversiones en estos países, pero las relaciones bilaterales cada vez irán buscando su punto de equilibrio dentro del esquema de socio comercial y financiero de estos países.
3. ¿Cuánto pesa el factor ideológico y geopolítico en este nuevo impulso a la relación bilateral?
El factor ideológico se percibe en dos aspectos. El primero, en la selección de los Estados visitados y, el segundo, en la forma de presentar los intereses chinos en estos países. En el primer caso, la visita a los cuatro países ha sido seleccionada por la afinidad ideológica de los mismos, en la medida que los cuatro gobiernos mantienen afinidades diferentes a Chile, Perú y Colombia, con quienes China tiene tratados de libre comercio o está en proceso de negociación. No obstante, entre estos cuatro países existen marcadas diferencias en materia de política exterior, separando a Cuba y Venezuela de Argentina y Brasil, como ha quedado demostrado en las posiciones de estas naciones en la Asamblea de Naciones Unidas ante la invasión rusa a Crimea. No obstante, los contenidos concretos de la relación son esencialmente pragmáticos para China, en la medida que la potencia asiática busca mantener estable los canales de abastecimiento de materias primas necesarias para su proceso productivo, política común a toda Latinoamérica. En tal sentido, observamos una consolidación del modelo centro-periferia, cubierto por la construcción de un discurso político hegemónico en la región. Es decir, aquí aparece en segundo eslabón ideológico, que bajo los conceptos de “relación estratégica integral”, “cooperación sur-sur”, beneficio muto” y otros, encubre relaciones Norte-sur e intercambios centro-periféricos que, en última instancia, autores como Raúl Pebisch y Samir Amin, hace tiempo han comprobado su inequidad.