¿Xi Jinping o el resurgir del culto a la personalidad?

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Desde el inicio de su mandato (2012), Xi Jinping se mostró inclinado a ejercer un liderazgo más cercano a la ciudadanía. Con el paso del tiempo, se ha vuelto omnipresente en la política china. Algunos ven ello un desarrollo lógico en función del momento que vive la reforma y de una tradición político-cultural que tiende a encumbrar y maximizar la autoridad en épocas complejas y/o convulsas. Otros, por el contrario, señalan un retroceso en la institucionalidad y advierten de los peligros que puede aparejar para la estabilidad.

1.      ¿Considera que el estilo de gobierno de Xi Jinping muestra signos de un repunte del culto a la personalidad y de una alteración significativa del proceso de toma de decisiones del liderazgo chino?

2.      ¿Cree que el actual contexto indica un retroceso en los esfuerzos precedentes de alargamiento de la base democrática del PCCh y del ejercicio de una gobernanza más abierta y participativa de la ciudadanía?

3.      ¿Puede ello acentuar las tensiones internas de cara al próximo XIX Congreso del PCCh?

Colaboran en este Especial:  Enrique Yang y Eduardo Daniel Oviedo.

RESPUESTAS DE Enrique Yang, colaborador del Observatorio de la Política China.

1.      ¿Considera que el estilo de gobierno de Xi Jinping muestra signos de un repunte del culto a la personalidad y de una alteración significativa del proceso de toma de decisiones del liderazgo chino?

Lo bueno o malo que hace Xi Jinping como máximo líder omnipotente responde a una apuesta concienzuda de los guardianes de cierta cultura política adorada en el PCCh. Apuesta que implica una competencia para un libre ejercicio de facultades institucionales y extrainstitucionales, siempre que a juicio del ejecutor venga bien para mantener el PCCh firmemente encasillado en el centro del poder.

2.      ¿Cree que el actual contexto indica un retroceso en los esfuerzos precedentes de alargamiento de la base democrática del PCCh y del ejercicio de una gobernanza más abierta y participativa de la ciudadanía?

La democracia, ¿objetivo o herramienta?, es un dilema insoluble en la conducción política en casi todos los países. Ella, una bandera siempre en alto y el segundo entre “los valores esenciales socialistas (Socialist Core Values)” en la China actual, funcionaba más bien como un utensilio en el malabarismo político cuando hacía falta, y queda aparcada durante décadas en un plano retórico sólo para sugerir. A pesar de todo eso, todavía podría, en un día determinado, ayudar como algo “de repuesto” a asegurar una buena marcha del PCCh en su empeño por permanecer encrestado en todo momento.

 3.      ¿Puede ello acentuar las tensiones internas de cara al próximo XIX Congreso del PCCh?

Con un congreso aproximándose, se va catalizando sin duda un enfrentamiento entre interpretaciones diversas de lo que tiene que ser el leitmotiv de la actualidad, del tan divulgado “Sueño Chino”. No serán muchas las voluntarias cabezas de turco. Así que la cúpula del PCCh procederá a buscar conciliaciones.

 

RESPUESTAS de Eduardo Daniel Oviedo, Profesor titular ordinario de Historia de las Relaciones Internacionales Contemporáneas de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.

1.      ¿Considera que el estilo de gobierno de Xi Jinping muestra signos de un repunte del culto a la personalidad y de una alteración significativa del proceso de toma de decisiones del liderazgo chino?

Recordemos que el presidente Xi Jinping asumió el liderazgo de China con débil legitimidad de origen, producto de la puja intra-partidaria por la conducción del PCCh que salió a la opinión pública a través del “caso Bo Xilai”. Tras superar el incidente, el presidente Xi y los grupos que rodean al presidente, buscaron elevar su legitimidad hacia la formación de un liderazgo que permita la conducción de un país tan complejo como China. La esencia autoritaria del régimen chino no permite tener presidentes débiles, capaces de sucumbir ante los fuertes vientos democráticos. Por lo tanto, comenzaron campañas para fortalecer la figura presidencial, entre las que se encuentran su humanización, haciéndolo ver como un ciudadano más, comiendo en lugares públicos, visitando familias pobres, etcétera. Una suerte de populismo latinoamericano en China. En este proceso, Peng Liyuan, la primera dama empoderada por su propia fama, jugó un rol importante como puente entre Xi y la población china. Ahora bien, estas acciones distan lejos de ser consideradas como la construcción del culto a la personalidad, por lo menos al estilo del vivido en épocas de Mao Zedong o de Josef Stalin. El populismo y la demagogia fueron instrumentos utilizados para elevar la figura del presidente Xi, pero no significan un cambio sustancial en la personalidad de los líderes chinos recientes (Jiang Zemin y Hu Jintao) y tampoco en la toma de decisiones, donde la mecánica colegiada del PCCh sigue funcionando de la misma manera, a pesar del rol de primus inter pares del presidente Xi.  

2.      ¿Cree que el actual contexto indica un retroceso en los esfuerzos precedentes de alargamiento de la base democrática del PCCh y del ejercicio de una gobernanza más abierta y participativa de la ciudadanía?

No existe base democrática del PCCh, así como tampoco apertura política. Esto debe quedar claro a pesar de quienes sustentan que existen cambios en el régimen político chino o la atenuación del totalitarismo. Después de la crisis de Tiananmen, los académicos que estudiamos China tuvimos esperanza de ser testigos de la apertura política china. Recordemos los discursos de Hu Jintao al respecto. Sin embargo, el régimen se mantiene anquilosado en el tiempo, sin cambios a la vista. Por ejemplo, la política anticorrupción buscan fortalecer al PCCh y aleja a la sociedad de los verdaderos problemas políticos que afectan a China. Nadie, inclusive el presidente Xi Jinping, tiene interés en realizar una verdadera reforma política, porque de producirse, puede precipitar los cambios y el proceso escapar al control del PCCh. En tal sentido, hablar de retroceso implicaría preguntarnos ¿retroceso de qué? ¿Cuándo se produjo ese alargamiento de la base democrática, el avance de la participación política y apertura del régimen? No obstante, si bien en ese orden no hubo cambios políticos en China, el contacto con Occidente transformó a su sociedad civil, la cual, a pesar que vive carente de democracia, ha hecho carne de que, en última instancia, las autoridades deben responder al pueblo. Un verdadero y silencioso giro copernicano en China que presiona al poder político y lo obliga a adaptarse a la nueva circunstancia.

3.      ¿Puede ello acentuar las tensiones internas de cara al próximo XIX Congreso del PCCh?  

Las tensiones internas siempre persisten. Máxime en China, en donde la competencia inter-partidaria de las democracias se traslada al interior del Partido Comunista Chino. No obstante, el XIX Congreso mostrará el liderazgo consolidado de Xi Jinping, que servirá para proponer reformas más audaces y la renovación de algunos dirigentes políticos. Es probable que nuevos personajes enarbolen una visión opositora, para marcar diferencias con el liderazgo del presidente Xi, especialmente al momento de designar su sucesor.