A lo largo de la historia, en torno a la lengua china y su escritura han surgido mitos y estereotipos de todo tipo. Hay quienes han visto en China un país que más que escribir, dibujaba, o que no poseía palabras, sino plasmaba ideas y conceptos a través de signos universales. Otros han considerado la lengua china como un instrumento único para la poesía o las artes pero un lastre insuperable para el derecho y las ciencias, incluso una rémora para la evolución cultural de China. Comprender la lengua y la escritura de China exige abandonar estos mitos -nacidos hace ya varias centurias pero cuyos ecos resuenan todavía a inicios del siglo XXI- y aproximarse a ellas de una manera global, no sólo atendiendo a criterios lingüísticos sino, además, como propone el título de esta obra, analizando su historia y el contexto que las rodea y enriquece.
En estas páginas confluyen aproximaciones lingüísticas y sociolingüísticas, geográficas, históricas, sociológicas e incluso propias de la historia del arte o del pensamiento. En otras palabras, en este libro la lengua acaba convirtiéndose en una excusa para acercarnos a algunos de los aspectos más fundamentales de la cultura y la sociedad china, tanto tradicional como contemporánea.