De las manifestaciones masivas se pasó al asalto al Consejo Legislativo en la que ya se considera la mayor crisis política de Hong Kong desde que se produjo la retrocesión (1997). Las autoridades, tanto locales como centrales, han condenado el uso de la violencia, y algunos países advierten a China contra el uso abusivo de la represión. Mientras, los hongkoneses están a la espera de nuevos acontecimientos que den una salida a esta coyuntura crítica.
Preguntas
- Más allá de la modificación de la norma relativa a la extradición, cree que hay otras causas que explican la gravedad del conflicto?
- Cuál es su valoración de la implementación de la fórmula “un país, dos sistemas”?
- Entre la profundización de la autonomía y su laminación progresiva, cuál considera la opción más plausible a futuro?
Contamos con las respuestas de Francisco Javier Haro Navejas, doctor en Relaciones Internacionales Transpacíficas, Universidad de Colima, México; y de Jorge Tavares da Silva, doutorado em Relações Internacionais pela Universidade de Coimbra no domínio da Política Internacional e Resolução de Conflitos e professor na Universidade de Aveiro (Portugal).
Respuestas de Francisco Javier Haro Navejas, doctor en Relaciones Internacionales Transpacíficas, Universidad de Colima, México.
- Más allá de la modificación de la norma relativa a la extradición, cree que hay otras causas que explican la gravedad del conflicto?
El tema de fondo, aunque no el único que importe, es el de la sinidad. Con diferencias, en ocasiones apenas sutiles, las elites políticas de Beijing se preparan para un conflicto mayor con Estados Unidos. Los enfrentamientos con Donald J. Trump parecen darles la razón.
En ese contexto habría que explicar su planificada salida al mar para tener acceso al Pacífico, los cambios constitucionales favorables a la permanencia de Xi Jinping en el poder, la extradición en Hong Kong y la represión en Xinjiang, entre otros acontecimientos.
La sinidad que se impone desde el Estado, enfocada solamente a lo aparentemente étnico, implica que todas las personas usen una sola lengua hablada y escrita, de inicio; en forma más acabada, tratan de imponer la fidelidad al Partido Comunista. Lo supuestamente étnico y lo esencialmente político conforman la sinidad dominante que todos deberían aceptar. El resto, la seguridad nacional incluida, se acomoda en ese esquema de la realidad.
- Cuál es su valoración de la implementación de la fórmula “un país, dos sistemas”?
Por la experiencia de Macao y Hong Kong, más fácil en el primer caso, se puede establecer que la puesta en marcha de la idea de un país dos sistemas ha sido positiva. La integración económica con el continente ha sido creciente, sin problemas prácticamente; incluso a nivel social funciona con la creciente facilidad para moverse de un lado a otro. Desde mi perspectiva, los chinos continentales tiene más que aprender de Hong Kong (y Taiwán) que viceversa, pero el liderazgo de Beijing puede ser atávico en muchos sentidos. El futuro no es halagüeño.
- Entre la profundización de la autonomía y su laminación progresiva, cuál considera la opción más plausible a futuro?
La gran diferencia entre Mao Zedong y Deng Xiaoping, no es en la economía, es el de las formas de relacionarse con la sociedad (las masas). A diferencia de Mao, que se montaba sobre las movilizaciones sociales, e incluso las alentaba, Deng, y aun más sus sucesores, temen cualquier movimiento desde el interior de la sociedad, lo aplastan. Lo que pasa ahora en Xinjiang, en gran parte imposible no verlo como una venganza han de lo que aconteció hace diez años, y lo que ha pasado durante años en Hong Kong con los editores y las movilizaciones sociales, apunta a la mayor centralización. A ello habría que agregar el funcionamiento de las instituciones. Beijing ha operado para que uno de los sistemas, el de Hong Kong, funcione más como el chino y no de la forma adecuada de acuerdo a su legislación e historia. Se han arrogado el derecho a elegir a los gobernantes y a criminalizar la participación política de los isleños.
Incluso en contra del proceso histórico continental, las leyes y de los postulados originales, la autonomía no se fortalecerá.
Respuestas de Jorge Tavares da Silva, doutorado em Relações Internacionais pela Universidade de Coimbra no domínio da Política Internacional e Resolução de Conflitos e professor na Universidade de Aveiro (Portugal).
- Além da modificação da regra de extradição, você acha que existem outras causas que explicam a gravidade do conflito?
Sim, a sociedade de Hong Kong é mais aberta que na China continental e as interações com o exterior são maiores e há menos condicionalismos ao livre pensamento. Estas vivencias tornam mais difíceis processos políticos regressivos, de crescente legalismo ou autoritarismo. Ainda há poucos anos a literatura de assuntos chineses não tinha condicionalismos, hoje já encontramos menos liberdade de imprensa, incluindo encerramento de editoras. Também os grupos da sociedade civil têm maior capacidade de influência sobre as gerações mais novas. É neste contexto que se torna cada vez mais difícil aceitar a ingerência e autoritarismo por parte de Pequim.
- Qual é a sua avaliação da implementação da fórmula «um país, dois sistemas»?
A fórmula “um país, dois sistemas” tem sido relativamente bem-sucedida, quase como uma estratégia de soft power, utilizada por Pequim, com vista a atenuar os efeitos das transições de Hong Kong e Macau. Foi utilizada como “acalmante” para as populações locais, para não temerem a entrada do gigante comunista. Tinha ainda a intenção de servir de “bom exemplo” aos “compatriotas” de Taiwan, mostrando-lhes que seria possível aplicar uma solução idêntica na ilha. No entanto, é precisamente a subversão dos princípios de “um país, dois sistemas” que está a causar as reações em Hong Kong. Estes incidentes tornam a solução da questão de Taiwan e pode abrir fissuras no regime chinês.
- Entre o aprofundamento da autonomia e sua progressiva rolagem, que considera a opção mais plausível no futuro?
O Partido Comunista Chinês (PCC) tem pavor das sublevações sociais e tenderá sempre a limitar e reprimir estas ações. Como Pequim compreendeu que o modelo “um país, dois sistemas” já não seduz Taiwan, está aos poucos a limitar as liberdades no território de Hong Kong e Macau. Na verdade, caminha-se para “um país um sistema” e será esta a tendência nos próximos anos. A rápida unidade política nacional é o objetivo, num modelo geral cada vez mais autoritário.