La crisis desatada el 5 de julio de 2009 en Urumqi, capital de la región autónoma uigur de Xinjiang y considerada “la ciudad más próspera de Asia central”, con un saldo de casi 200 muertos, la mayoría de ellos de nacionalidad Han, y varios miles de heridos y detenidos, además de causar grandes daños materiales, ha puesto de nuevo sobre la mesa la política china en materia de nacionalidades minoritarias.