El 2 ° Foro de la Franja y la Ruta se celebró del 25 al 27 de abril en Pekín con el objetivo de presentar los avances logrados en el marco de esta iniciativa estratégica y las perspectivas para el futuro.
Este ambicioso plan, también conocido como la Nueva Ruta de la Seda, fue anunciado por el presidente chino Xi Jinping en 2013 y se identifica con su visión personal de China y el mundo. Fue presentado a la comunidad internacional en el 1er Foro de la Franja y la Ruta, que tuvo lugar en Pekín hace dos años. Se hizo evidente en aquella ocasión el objetivo chino para el renacimiento de la antigua ruta de la seda, como llamó el geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen la red de las rutas terrestres y marítimas que unía a China con Europa desde la antigüedad hasta el siglo XV.
El punto clave de esta iniciativa, según la parte china, es la cooperación beneficiosa para todos los participantes, con el objetivo final de crear una comunidad internacional armoniosa. Un mundo impulsado bajo tal propósito implica la existencia de una visión común: la creación de una comunidad global con un futuro de metas mayores compartidas. Y las palabras que definen ese futuro común en el planteamiento chino, son paz, justicia, apertura, desarrollo sostenible, cooperación, reciprocidad y conectividad.
La armonía es un concepto fundamental del pensamiento chino y se refiere tanto a las relaciones entre los seres humanos como entre el ser humano y la naturaleza. La armonía, marca hoy el liderazgo chino, no significa uniformidad, sino unidad en la diversidad. Pero también las otras palabras-conceptos que, según la percepción china, definen nuestro futuro común, derivan de la tradición china.
Estos son conceptos que, aunque no son ajenos a la tradición occidental, no parecen persuadir a Occidente, ya que sigue siendo escéptico respecto a China. A pesar de que todos buscan la cooperación con la nueva superpotencia y sus participaciones en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, todavía existen dudas y temores. Además de los intereses económicos, la primacía política y la superioridad militar, el malestar occidental proviene del modelo de gobierno chino que podría ejercer influencia global. También está relacionado con los sentimientos de superioridad de la civilización occidental y la raza blanca y la actitud colonial que los estados occidentales tienen hasta hoy hacia el resto del mundo, incluida China.
Para la realización de la visión de la nueva ruta de la seda, se planean grandes proyectos de infraestructura a lo largo de la ruta terrestre y marítima que une China y Europa. El plan comprende seis corredores económicos (Nueva Eurasia, China-Mongolia-Rusia, China-Asia Central-Asia Occidental, China-Indochina, China-Pakistán, Bangladesh-China-India-Myanmar) y los transportes marítimos. Estos incluyen África, donde se encuentra la primera base militar china en el extranjero (Djibouti), y Grecia con la inversión de COSCO en el puerto del Pireo, que se ha convertido en un punto focal de la ruta de la seda.
Existe también la ruta polar que conecta China y Europa a través del Ártico, una región con enormes reservas de hidrocarburos que no han sido explotados hasta hoy. El hielo derretido y el apoyo de Rusia facilitan la implementación del plan chino, a pesar de las objeciones planteadas por las consecuencias ambientales. En los últimos años, el tiempo de navegación ha disminuido 20 días en comparación con la clásica ruta Shanghái-Rotterdam a través del Océano Índico – Canal de Suez-Mediterráneo, y consecuentemente el número de barcos que siguen esta ruta se ha multiplicado.
La nueva ruta de la seda, entonces, está abierta a todos, abarcando prácticamente los cinco continentes. Así, crecen las referencias históricas a la Nao de China, los barcos que conectaban las Filipinas con México durante tres siglos enviando principalmente productos chinos al Nuevo Mundo. Hoy, la conexión marítima principal tiene otro nombre: Panamá. Además, se impulsan la expansión de las conexiones aéreas y en ciertas circunstancias, para el transporte de productos agrícolas, se organiza un puente aéreo. Junto con ello se avanza en la evaluación de la instalación de cables submarinos de fibra óptica que desde China lleguen a América del Sur a través del Océano Pacífico, una conexión directa y autónoma para la transmisión de datos digitales.
Las predicciones negativas no faltan, por supuesto, por el temor de la, así llamada, diplomacia de la “trampa de la deuda”. Sin embargo, el rápido desarrollo de China continúa, ahora también en los sectores de la inteligencia artificial y la robótica. Y, en conexión con la penetración comercial en nuevos mercados, gracias a la Iniciativa de la Franja y la Ruta se producen cambios que alteran las correlaciones globales. China se ha convertido en un actor fuerte en el escenario internacional, mientras que Occidente, y en particular Europa, está poco preparada, fragmentada, y con muchos problemas internos.