El martes 12 de junio de 2018 se llevó a cabo la esperada cumbre entre el presidente de Estados Unidos (EE. UU.), Donald J. Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, que se reunieron en la isla Sentosa de Singapur. Fue un encuentro histórico, el primero entre líderes de EE. UU. y Corea del Norte tras casi siete décadas de tensiones, con el objetivo de lograr un acuerdo sobre el programa nuclear norcoreano, lo cual supone en sí mismo un éxito tras los momentos de tensión que siguieron a su convocatoria inicial. En esta cumbre se hizo un esfuerzo por dejar atrás el pasado, consolidándose con la firma de una declaración conjunta en la que no hay medidas concretas, aunque sí aspiraciones de lograr la desnuclearización de Corea del Norte a cambio de garantías de seguridad.
Según indica la declaración conjunta, el presidente Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un llevaron a cabo un intercambio de opiniones amplio, profundo y sincero sobre los temas relacionados con el establecimiento de nuevas relaciones entre EE. UU. y la República Popular Democrática de Corea (RPDC) y la construcción de un régimen de paz duradero y sólido en la península coreana. El presidente Trump se comprometió a proporcionar garantías de seguridad a la RPDC, y el presidente Kim Jong-un reafirmó su firme e inquebrantable compromiso de completar la desnuclearización de la península coreana. En la certeza de que el establecimiento de nuevas relaciones entre EE. UU. y la RPDC contribuiría a la paz y prosperidad en la península y el mundo, ambos líderes afirman los siguientes cuatro puntos:
- Los Estados Unidos y la RPDC se comprometen a establecer nuevas relaciones entre los EE. UU. y la RPDC de conformidad con el deseo de paz y prosperidad de los pueblos de los dos países.
- Los Estados Unidos y la RPDC se unirán a sus esfuerzos para construir un régimen de paz duradero y estable en la Península de Corea.
- Reafirmando la Declaración de Panmunjom del 27 de abril de 2018, la RPDC se compromete a trabajar hacia la desnuclearización completa de la Península de Corea.
- Los Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea se comprometen a recuperar los restos de los POW / MIA (prisioneros de guerra / desaparecidos en acción de combate), incluida la repatriación inmediata de los ya identificados.
Son estos cuatro puntos una declaración básica de intenciones en los que no hay medidas específicas. Se trata de una fase inicial de las negociaciones cuya finalidad fundamental es construir confianza y establecer el compromiso de continuar con el proceso. Pero es un comienzo esencial para poder ir reconstruyendo el conflicto paso por paso, compartiendo perspectivas e información e identificando problemas. En una etapa posterior, en manos de técnicos y diplomáticos, comenzarán las negociaciones reales y se abordarán y analizarán las posturas, intereses y necesidades de las partes interesadas para conseguir establecer las posibles soluciones que deberán ser realmente aplicables para las partes mientras se garantiza que sean suficientemente amplias para hacerse cargo de las cuestiones del conflicto. Será la forma más eficaz de lograr un acuerdo más concreto y práctico que pueda ser ratificado e implementado
La declaración de esta cumbre de Singapur marca el comienzo de un proceso diplomático entre los EE. UU. y Corea del Norte. En ella se manifiesta que «Estados Unidos y la RPDC se comprometen a llevar a cabo negociaciones de seguimiento, dirigidas por el Secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, y un importante oficial de alto nivel de la RPDC, en la fecha más temprana posible, para implementar los resultados de la cumbre Estados Unidos – RPDC «.
Esto en un conflicto complejo, en el que hay directamente involucrados otros actores además de EE. UU. y Corea del Norte, como son Corea del Sur, Japón, China o Rusia, países que forman parte de la región del Noreste asiático, componentes de la mesa multilateral de las conversaciones a seis bandas que celebraron varias rondas de negociaciones a lo largo de varios años con el fin de solucionar el problema norcoreano y fracasaron finalmente en el año 2009. Este conflicto plantea un riesgo de seguridad, no sólo para las relaciones intercoreanas, sino para las regionales y globales y, para solucionarlo, se necesita un abordaje holístico mediante una diplomacia de múltiples vías que utilice conjuntamente una gran variedad de acciones en diferentes niveles. Parece existir coincidencia en que la paz en la península de Corea sólo puede alcanzarse a través de un desenlace satisfactorio del problema norcoreano. Los obstáculos para conseguir implementar el objetivo esencial para la solución del conflicto, la desnuclearización completa, verificable e irreversible de Corea del Norte son grandes, a pesar de que la crisis nuclear se ha convertido en un asunto de elevado perfil político. Esto es debido, en gran medida, a que las distintas partes mantienen puntos de vista diferentes respecto a diversas cuestiones básicas en los que es difícil alcanzar un consenso y, a pesar de los esfuerzos para solucionar el problema, éstos son inhibidos por los dilemas de seguridad de cada país. Además, estas conversaciones bilaterales entre Washington y Pyongyang están destinadas a centrarse en la normalización en el área política y de seguridad antes de trabajar con el tema de los derechos humanos en los que EE. UU. mantiene su insistencia, o con asuntos económicos, esenciales para poder aplicar la política Byungjin de desarrollo paralelo, y de normalización de relaciones que importan a Corea del Norte. Aunque el presidente Trump afirmó que el tema de los derechos humanos se había discutido con Kim y agregó que él cree que habrá cambios en ese frente. Hay muchos otros temas a tratar como, por ejemplo, el tratado de paz con Corea del Sur o las sanciones internacionales impuestas a Corea del Norte que, según el presidente norteamericano, desea empezar a levantarlas en poco tiempo.
El camino hacia la solución pacífica parece existir, aunque sea largo y complejo. Por ello, es imprescindible, mediante unas negociaciones abiertas e inteligentes, abordar las estructuras subyacentes que fomentan y condicionan el conflicto y persistir en la búsqueda de soluciones ya que, la perpetuación en el tiempo del problema norcoreano, sólo puede continuar entorpeciendo el establecimiento de un orden regional estable en Asia oriental que genera tensas situaciones de crisis que hacen difícil alcanzar un progreso significativo en la paz, seguridad y cooperación regional y global.
Tal y como afirmó Trump tras la reunión, “hoy es el comienzo de un arduo proceso y nuestros ojos están bien abiertos”.