El próximo día 3 de noviembre se inaugura en Pekín la tercera cumbre China-África (1). En enero de este mismo año, China ha publicado su primer documento oficial relativo a la política africana (2), en el cual propone una fórmula de relación basada en la asociación y el intercambio para el desarrollo y excluyendo de forma expresa, la ingerencia en los asuntos internos. Pekín exhibe en África su éxito como un modelo de desarrollo para los países pobres (muchos de ellos observan su éxito como un estimulo para salir de la pobreza), sin imponer ni reclamar reformas políticas o económicas para acceder a su asistencia técnica o financiera. Al actuar así, China se presenta a ojos de los estados africanos como una potencia mundial más atractiva que EEUU o la UE.