La paradoja de la similitud: las difíciles relaciones sino-vietnamitas Bienvenido Tingyi Chen Weng es estudiante del Grado de Relaciones Internacionales en la UCM y realiza prácticas en el OPCh

In Análisis, Política exterior by Xulio Ríos

China es el principal socio comercial de Vietnam y Vietnam es el sexto socio comercial de China, siendo el principal socio comercial de China dentro de la ASEAN. Además, China y Vietnam son dos países que han tenido un desarrollo reciente muy similar, con dos partidos comunistas al frente del gobierno y dos economías de mercado con “características socialistas” muy similares, además de tener unos lazos culturales muy estrechos. Con estas características, bien podría parecer que estos dos países deberían gozar de una excelente relación bilateral; no obstante, las relaciones entre ambos distan de ser óptimas y se han caracterizado recientemente por una historia de “amistad-enemistad” que se basa en el propio desarrollo histórico de Vietnam.

La historia de Vietnam es una historia forjada a través de la lucha por obtener la independencia de su vecino del norte. Durante más de un milenio (111 a.C. – 938 d.C.), Vietnam fue ocupada por diferente dinastías chinas y, durante el milenio siguiente, lucharon por mantener su independencia.  El folclore vietnamita está lleno de héroes que lucharon contra las diferentes dinastías chinas como, por ejemplo, Le Loi –uno de los héroes más famosos dentro de la cultura vietnamita y que tiene una calle con su nombre en todas las ciudades vietnamitas–, que combatió y expulsó a las tropas de la dinastía Ming en el siglo XV. Sin embargo, a pesar de las continuas incursiones de las dinastías chinas, en Vietnam se asimiló la cultura china de tal forma que sigue permeando todas las capas de la sociedad vietnamita como los numerosos préstamos del chino en el idioma vietnamita –en Vietnam se utilizaba un alfabeto chino con adaptaciones autóctonas hasta la llegada de los franceses, el Chữ Nôm­–, o la asimilación del confucianismo.

El siglo XX parecía que iba a ser diferente con la fraternal relación desarrollada entre el Partido Comunista Chino (PCCh) y el Partido Comunista de Vietnam (PCV). La China de Mao no dudó en asistir a la Vietnam de Ho Chi Minh en su lucha contra los franceses primero y después contra Vietnam del Sur y Estados Unidos. No obstante, la ruptura sino-soviética tuvo un papel fundamental en la posterior ruptura sino-vietnamita. Las relaciones entre la China y Vietnam comunistas se deterioraron de tal manera que tras la invasión vietnamita de la Camboya de los jemeres rojos –aliados de Beijing–, en 1979, China decidió incursionarse en una invasión de Vietnam por la frontera compartida en represalia a la invasión vietnamita de Camboya. Durante el periodo de una década, las relaciones entre el PCCh y el PCV quedaron totalmente suspendidas y la frontera se cerró a cal y canto, acabando con toda posibilidad de intercambio entre ambos.

La desintegración de la Unión Soviética permitió que las relaciones mejoraran. En 1990, ambas partidos se reunieron secretamente en Chengdu y se restablecieron las relaciones diplomáticas en 1991. Las relaciones han mejorado considerablemente desde entonces, pero el PCV se ha encontrado con varios problemas en un posible mayor acercamiento a China y al PCCh.

El Mar de China Meridional ha sido el principal punto de fricción entre China y Vietnam. Geoestratégicamente hablando, este mar es una zona especialmente importante. Por aquí se estima que pasa alrededor del 70% del comercio mundial y, para China, es la principal puerta de entrada de su suministro energético. Asegurar su presencia supone, por tanto, asegurar su seguridad energética.

La creciente asertividad en las reclamaciones chinas (basadas en la “línea de los nueve puntos”) en el Mar de China Meridional a través de la construcción de islas y la instalación de equipamiento militar, ha suscitado una creciente preocupación en los numerosos países de la región que también tienen reclamos territoriales sobre este mar, incluyendo Vietnam. En el año 1988 incluso hubo un choque naval entre China y Vietnam en el Arrecife Johnson del Sur en el Mar de China Meridional que ocasionó numerosas bajas en ambas partes. Desde entonces no se ha producido ningún choque importante, pero periódicamente se desata alguna trifulca entre ambas partes.

Otro gran punto de fricción es el rechazo interno a China. El PCV ve al PCCh como un socio e incluso como modelo para mantener su hegemonía en el poder, pero se encuentra con el rechazo de una importante parte de la población a un mayor papel chino. Es curioso que, a pesar de pasar más de una década luchando contra los estadounidenses y que aún existan grandes secuelas de la guerra como los efectos del agente naranja, los estadounidenses no sean percibidos como enemigos, al contrario de los chinos. En una encuesta del Pew Research Center de 2014, sólo un 16% de los vietnamitas encuestados tenían una visión favorable de China, mientras que un 76% tenían una visión favorable de los Estados Unidos.  De hecho, en los últimos años se han producido varias protestas anti-China en Vietnam. Destacan sobre todo las protestas de 2014, generadas por el traslado de la plataforma petrolera china Haiyang Shiyou 981 a tan sólo 120 millas náuticas de la costa de Vietnam en el Mar de China Meridional, que derivaron en ataques a comercios y fábricas chinas –aunque muchos eran taiwaneses– que tuvo como resultado el arresto de más de 200 personas y una veintena de muertos.

A pesar de la creciente interdependencia tanto económica como comercial, los contactos al más alto nivel político entre China y Vietnam no han sido frecuentes durante los últimos años. China buscar aumentar los lazos comerciales y Xi Jinping ha insistido reiteradamente en avanzar en el proyecto de la Belt and Road Initiative, pero no siempre ha encontrado apoyo por la parte vietnamita. La creciente presencia china en el ámbito de la esfera internacional y la creciente asertividad china en el Mar de China Meridional hacen que las preocupaciones y la desconfianza de los dirigentes vietnamitas aumenten exponencialmente.

Para contrarrestar el creciente poder chino en Asia, Vietnam ha buscado durante los últimos años establecer diferentes socios –como Estados Unidos o Japón– para mejorar el equilibrio.  Ya durante la época de la administración Obama y su política de pivot to Asia, Estados Unidos buscó acercar Vietnam a su esfera de influencia. En 2016, en su visita a Hanói, Obama anunciaba el levantamiento del embargo de armas estadounidense que había estado en vigor durante más de cinco décadas.

La dura posición de la posterior administración de Donald Trump hacia China supuso incluso un mayor acercamiento de Vietnam. En la administración Trump, Vietnam ha encontrado un socio para una posición más dura frente a la asertividad china en el Mar de China Meridional. Además, las agresivas sanciones a las exportaciones chinas impulsaron la producción manufacturera de Vietnam. A pesar del gran apoyo vietnamita a Trump, es probable que Biden aplique una política continuista respecto de Vietnam, ya que, aunque sea probable un cambio de tono y formas respecto de China, el objetivo principal permanecerá invariable: contrarrestar el creciente poder e influencia de China en Asia.

No cabe duda de que Vietnam ha adquirido una creciente importancia geopolítica en la competición sino-estadounidense y ambos tratan de acercar a Vietnam a su esfera. La reafirmación del principio de los “noes” (no a las alianzas militares; no alianza con un país en contra de otro país; no bases militares extranjeras en territorio vietnamita para actuar contra otros países; y no forzar o amenazar con el uso de la fuerza en las relaciones internacionales) en el Libro Blanco de Defensa vietnamita de 2019 parece ir dirigido hacia una política de equilibrio para no decantarse por ninguna de las partes.

La posición de Vietnam es la de un funámbulo que no debe caer en ninguno de los dos lados manteniéndose en equilibrio en la cuerda. Por un lado, no quiere acercase lo suficiente a Estados Unidos como para enfadar a su vecino del norte. Por otro lado, no quiere caer en una excesiva dependencia de China manteniendo una posición fuerte en el Mar del Sur de China. Las relaciones sino-vietnamitas han estado marcadas siempre por una asimetría en lo que Carlyle A. Thayer llama la “tiranía de la geografía”. Vietnam está marcada por la frontera que comparte con China y le es difícil escapar de la influencia su “hermano mayor”. Los dirigentes vietnamitas buscan equilibrar esa influencia para sortear la pérdida de legitimidad que supondría un mayor acercamiento a China, además de la propia desconfianza crónica hacia dicho país.

La política exterior china hacia Vietnam también ha ido dirigida a mantener el frágil equilibrio. China busca estrechar los lazos comerciales y económicos, pero a su vez buscar aumentar su poder en la región. En el Mar de China Meridional, China aplica la denominada estrategia de slicing salami (rebanar salami), es decir, va ocupando posiciones en el Mar de China Meridional poco a poco sin que ninguna acción lleve a una escalada de un conflicto armado. Pasa lo mismo con la política hacia Vietnam. China debe ser cuidadoso en no llevar a cabo ninguna acción que suponga alienar lo suficientemente a los dirigentes vietnamitas y generar tal rechazo en la población que derive en que Vietnam decida caer en brazos de su competidor sistémico, Estados Unidos.