Tras la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales francesas, comienzan a hacerse hueco los primeros análisis sobre las repercusiones de su victoria en política exterior, un ámbito que no ha estado demasiado presente durante la campaña, más allá del obligado debate alrededor de la Unión Europea y el euro.
Central en ese análisis será el tratar de anticipar las repercusiones que esta victoria de Macron tendrá en las relaciones sino-francesas. Sobre el papel, las perspectivas podrían llevarnos a un moderado optimismo. Macron es el político que, a día de hoy, mejor representa en Francia esa visión abierta en materia económica evocada por el Presidente Xi JInping en su discurso de Davos, en contraposición a una visión más proteccionista y cerrada propia, entre otros, del Presidente norteamericano Donald Trump.
La relación entre China y Francia dispone de unas bases muy sólidas pero, a partir de ellas, es la orientación política de cada momento y de cada Presidente lo que permite hacer crecer, o no, esa relación. Este será el reto de Macron para los próximos años.
En cuanto a esas bases de la relación bilateral, Francia fue el primer país occidental en reconocer a la RPC y este hecho es un potente anclaje, siempre reconocido y puesto en valor por las autoridades chinas. Ambos países son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y potencias nucleares, lo que motiva un respeto mutuo y les concede un papel preponderante en la esfera internacional. En lo económico, Francia sufre un profundo desequilibrio comercial que no consigue reconducir; y, en lo político, la relación es sólida, aunque haya sufrido altibajos en los últimos años. A este respecto fue, sin duda, el quinquenio Sarkozy cuando se alcanzó el desencuentro más profundo. Desde ese punto, los años de Hollande se han caracterizado por buscar, primero, una recuperación de esa relación y, después, un fortalecimiento de la misma. Los últimos años han destacado por una intensa agenda de contactos de alto nivel.
Será sobre esas bases sobre las que Macron deberá marcar su impronta, lo que hará avanzar o no esa relación. En estos momentos iniciales de su andadura presidencial, existen elementos que animarían a ser optimistas:
- el primero, que la victoria de Macron supone un respaldo al proyecto de construcción europea, lo que va en línea con las preferencias de Beijing, que siempre ha apostado por una UE fuerte;
- en segundo lugar, Macron no muestra ninguna ambigüedad en la trascendencia de la lucha contra el cambio climático y en el respeto a los compromisos de la Cumbre de París, aspecto central en las prioridades actuales de las autoridades chinas;
- y, en tercer lugar, Macron es un claro representante de una visión abierta del mundo y de la economía, lo que va en línea con el discurso de Xi Jinping. Ello permite anticipar, además, un apoyo de Macron al gran proyecto actual de los gobernantes chinos como es el de la Iniciativa de la Ruta de la Seda (BRI/OBOR), tan central en la política exterior (e interior) de la RPC.
Como mejor muestra de lo anterior, el Presidente Xi Jinping ha sido uno de los primeros líderes internacionales en felicitar a Emmanuel Macron y en su mensaje ha remarcado, de forma sutil, algunos de estos elementos que les unen. Junto a ello, la prensa china ha mostrado, de forma muy abierta, su satisfacción por esa victoria, destacando, entre otros aspectos, el interés del nuevo Presidente francés en algunos elementos particulares de la historia china y de algunos de sus personajes principales.
China ocupará, sin duda, un lugar central en la agenda de trabajo de Macron. La necesidad de reequilibrar su déficit comercial, la conveniencia de apoyarse en el comercio e inversiones chinas para relanzar la economía francesa y la urgencia de situar a Francia en un lugar más central a los ojos de China hará que su mandato Presidencial no pueda pasar por alto una relación fuerte y estable con este país. Es por ello que, sin lugar a dudas, esta buena acogida de la prensa china a la victoria de Macron no deja de ser un buen vaticinio para el nuevo Presidente.