Welcome to Filoli Garden: un breve a,b,c hacia este encuentro Raquel León de la Rosa, directora del Observatorio de la Política China

In Análisis, Política exterior by Director OPCh

El jardín Filoli es una propiedad de más de seis hectáreas de terreno y está ubicada en Woodside, California. Más allá de ser conocido por albergar muchas producciones de series televisivas y cinematográficas de Estados Unidos, hoy se viste para tal vez, la reunión más esperada dentro del mundo de la política internacional, pues los presidentes de Estados Unidos y China se reúnen después de la cumbre del G20 en Bali 2022.

APEC: un escenario perfecto

El 2023 se ha caracterizado por ser un año fuera de lo común respecto a la forma en cómo “tradicionalmente” se presentaban los distintos escenarios para la convergencia de líderes de la política internacional. Esto un tanto provocado por lo caótica que ha sido la mismo, y la manera en cómo la agenda de seguridad a generado cada vez más un mayor distanciamiento entre los llamados “sur” y “norte”. Elecciones internas, conflictos internacionales, foros internacionales desangelados y una serie de eventos desafortunados entre estos dos actores son la causa de este encuentro tan tardío entre dos actores clave para el sistema internacional. Pareciera que, desde Bali, cada uno de estos actores han enfocado su vinculación internacional a legitimar la visión de multilateralismo que cada uno persigue. Por parte de Estados Unidos, desde los foros tradicionales de seguridad y también impulsando nuevos escenarios como lo es el QUAD y la búsqueda de legitimidad del indo-pacífico. Por otro lado, China atendiendo otros foros y con emisarios en espacios donde tradicionalmente participaba el Jefe de Estado. De igual forma, queda clara la agenda china en la búsqueda de insertar el multilateralismo desde su visión y desde el “sur”, ejemplo de esto los ahora BRICS+ y el Tercer Foro del BRI.

Pese a esto, un escenario imperdible sigue siendo la reunión de líderes del APEC, que en este año su sede es San Francisco, California, una ciudad cercana e insertada dentro del hub tecnológico más importante del mundo. El Foro APEC es un espacio que tradicionalmente marca un preámbulo hacia el cierre de año a nivel macroeconómico y da pie a las expectativas para el siguiente. Uno de los puntos importantes, es que con el paso de los años, este foro ha insertado a diversos grupos de interés, por lo que su lectura no debe ser limitada a datos fríos, sino a su relación con posturas políticas y la manera en cómo los demás sectores se insertan dentro de este para lograr los objetivos establecidos desde hace décadas y, por su puesto, su alineación con los ODS.

 

Del desencuentro al encuentro

Esta reunión entre mandatarios no sólo significa un diálogo entre dos potencias con alcance global, sino un punto de encuentro estratégico entre dos actores que han tenido una relación compleja durante los últimos años y que a través de los años han transitado a competir más que cooperar. Por lo tanto, la reunión es más llamativa por lo escandalosa que ha sido la relación que por los acuerdos que puedan llegar a darse. Sin embargo, la agenda que les convoca toca temas clave para cada uno de estos actores, como para el propio sistema internacional.  A nivel internacional, esta reunión terminará de esclarecer las posturas de cada uno de estos países frente al contexto de convulso en Medio Oriente y el tema Ucrania. De igual forma, se espera pueda darse algún diálogo respecto a la postura de ambos frente a los retos de la economía a nivel internacional y el desarrollo, en donde China sigue impulsando el conjunto de iniciativas globales que ha propuesto en los últimos dos años. A nivel bilateral, la agenda se vuelve compleja, ya que es aquí en donde ambas posturas han sido contundentes, y en donde se inserta a la ecuación el tema Taiwán. Más allá del contexto y el debato sobre Taiwán en el sistema internacional, la situación de Taiwán ha sido capitalizada por Estados Unidos como un elemento de presión hacia Beijing para reafirmar su status quo y la promoción de sus valores dentro del sistema internacional; mientras que, para el gobierno de Xi, esto sigue siendo reclamado como un tema interno y que, a su vez, le ha llevado a posturas “neutrales” respecto a los conflictos en el mundo hoy vigentes. Sumando que, a nivel político, la carrera electoral en Taiwán pareciera comenzar a polarizarse entre una visión tradicional pro-China y una de continuidad al proyecto de la presidenta Tsai. Aunado a esto, se rescatan otros dos temas clave para la relación: la crisis del fentanilo, que también incluye a México; y las trabas económicas, principalmente la postura respecto a productos estratégicos en el comercio bilateral y el tema de las inversiones de empresas tecnológicas americanas en territorio chino.

Dos líderes, dos visiones, dos nacionalismos, dos retos

Para este encuentro, no se puede dejar de lado el peso de la política interna de cada uno de estos países. Primero, entender que cada uno de estos líderes han buscado pasar a la historia de sus países desde un reconocimiento. Xi, como el mandatario que busca influir con su pensamiento al partido y a las instituciones de gobierno en la búsqueda del rejuvenecimiento y la modernización. Biden, como el presidente que reencause la política y la democracia americana después de un momento de oscurantismo. En pocas palabras, ambos enfocados a desechar los antivalores que han desestabilizado a las instituciones políticas de cada uno de sus países, y que pudieran poner en riesgo a las elites gobernantes a las que pertenecen. A nivel internacional, ambos han generado una política exterior altamente visible que busca influir en la continuidad o el rediseño de las organizaciones e instituciones.

Respecto al nacionalismo, bajo lo mencionado anteriormente, se deja ver la idea de construcción de identidad nacional en sociedades que hoy en día son diversas y representan un gran reto. Es decir, la búsqueda de legitimidad internacional se construye desde el discurso interno y después, se lleva a la política exterior de cada uno de estos países.

No obstante, ambos mandatarios comparten los retos del propio modelo capitalista en donde estos países son protagonistas. Por el lado chino, la necesidad de generar condiciones que permitan que su modelo continue creciendo y esto no desestabilice la visión del liderazgo de Xi, su sociedad modestamente acomodada y su comunidad de destino compartido. Por la parte estadounidense, el reto social en unas elecciones complejas por la alta polarización y las presiones políticas en los distintos poderes. Así como el reto económico de la inflación y la precariedad en algunas regiones, que han venido afectando a la clase media, siendo esta zona de California un ejemplo perfecto.

Sin lugar a duda una reunión clave para la vida política interna y la dinámica mundial. No obstante, no se puede asegurar que la relación bilateral sea rescatada en su totalidad ante la ya ciclada y viciada dinámica entre ambos actores.