Desde la década de los 70, China ha cambiado radicalmente su visión sobre las misiones de paz de la ONU, convirtiéndose de un opositor feroz a la ”intromisión en los asuntos internos” de los países en conflicto en un participante activo de estas operaciones.
La evolución de sus criterios refleja fielmente su transformación de un país pobre y atrasado en la segunda potencia global, que confía cada vez más en sus propias capacidades y busca desempeñar un papel más importante en el escenario internacional.
El presente trabajo analiza la historia de la participación china en los esfuerzos internacionales para poner fin a los enfrentamientos armados, los motivos de Beijing para incrementar su aporte y la alternativa que ofrece su particular visión sobre las operaciones de mantenimiento de la paz al régimen vigente dominado por los países más desarrollados de Occidente.