El nuevo comando se compone por el destructor Shenzhen, la  fragata Huangshan, y el barco proveedor Weishanhu, que también  sirvió en la primera misión de escolta.  

     Con dos helicópteros y una tripulación total que rebasa los 800  marinos, incluyendo fuerzas especiales navales, su principal misión  es garantizar la seguridad de las embarcaciones chinas que pasen por  el golfo y las aguas territoriales de Somalia, y a aquellas naves  pertenecientes a organizaciones internacionales como el Programa  Mundial de Alimentos, que transportan bienes con fines humanitarios. 

     La flotilla vogará 4,600 millas náuticas, pasando por las islas  Xisha y Nansha, el estrecho de Singapur, el estrecho de Malaca y el  Océano Indico para llegar al Golfo de Adén. 

     China inició su misión de escolta con tres barcos el 26 de  diciembre del año pasado, después de que el Consejo de Seguridad de  las Naciones Unidas hiciera un llamado a los países para patrullar  el golfo y las aguas frente a Somalia, una de las rutas mundiales  marinas más transitadas, donde la piratería pone en peligro los  embarques intercontinentales.