El desempeño económico, en el primer semestre de 2009, en China, no escapó de las consecuencias adversas por las que navega la economía internacional. De manera directa no sufrió el impacto de la crisis, al no estar expuesto el sistema financiero del país a los activos tóxicos tragados por los bancos occidentales. Mientras, los ratios créditos/depósitos resultaron mucho más bajos. A lo que se sumó que los Bancos chinos han respondido, siguiendo una política estatal, impulsando préstamos con tipos de interés y condiciones mucho más suaves, desde fines de 2008.