BEIJING, 20 mar (Xinhua) — La enfermedad COVID-19 continúa propagándose en todo el mundo y, entre tanto, las preguntas sobre el origen del virus que la causa se acumulan.
Un grupo de científicos concluyó recientemente que el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2), que provoca la enfermedad COVID-19, no se creó en un laboratorio ni es un virus manipulado de forma intencionada.
Según un artículo publicado el martes en «Nature Medicine», Kristian Andersen, profesor asociado de inmunología y microbiología en Scripps Research, junto con profesores de la Universidad de Tulane, la Universidad de Sídney, la Universidad de Edimburgo y la Universidad de Columbia, analizaron los rasgos del virus y compendiaron sus conclusiones en el artículo «Origen aproximativo del SARS-CoV-2».
Con base en los datos de secuenciación de COVID-19 descodificados por científicos chinos poco después de que la epidemia comenzase, analizaron la pauta genética de la proteína espicular, es decir, el armazón en el exterior del virus que este utiliza para atacar células humanas o animales.
Centrándose en las características del SARS-CoV-2, concretamente su proteína espicular y su espina dorsal, descubrieron que el virus es muy efectivo cuando se trata de infectar a los humanos, pero difiere sustancialmente de los coronavirus ya conocidos y de la mayoría de virus parecidos hallados en murciélagos y pangolines.
Tras anotar que el SARS-CoV-2 es el séptimo coronavirus que se conoce que infecta a los humanos, aseguraron en el artículo: «Hay una evidencia muy fuerte de que el SARS-CoV-2 no es el producto de la manipulación intencionada».
«Si se hubiese realizado manipulación genética, se habría utilizado probablemente uno de los varios sistemas de genética inversa disponibles para betacoronaviruses. Sin embargo, los datos genéticos muestran de forma irrefutable que el SARS-CoV-2 no se deriva de ninguna espina dorsal de virus utilizada previamente», añadió el artículo.