La mayoría de los chinos que emigraron a América Latina y el Caribe en el siglo XIX provenían de la provincia de Guangdong y sobre todo de su capital, una ciudad cosmopolita y con una historia comercial de 2.200 años. Los culíes, una vez librados de sus contratos forzados, se dedicaron a desarrollar sus dotes para el comercio: en Panamá conectaron los centros urbanos con los pueblos del interior, en Jamaica constituyeron la primera burguesía local y en Sonora, México, prosperaron tanto que fueron expulsados.