La estrategia de desarrollo tecnológico de China en el período 2006-2020. Alcance y perspectivas Carlos Luis Hechavarría Cabrera (Centro de Investigaciones de Economía Internacional -CIEI-, Cuba)

In Análisis, Sociedad by Xulio Ríos

Introducción

A pesar de que las tasas de crecimiento de la economía china han mostrado un descenso relativo en la última década, los componentes de esa progresión se asocian, cada vez más, a la producción de bienes y servicios de alto valor agregado. Este proceso constituye un salto de calidad en la estructura económica del país, que se vincula con un aumento significativo de la competitividad de las empresas chinas, propiciado, a la vez, por el desarrollo de la ciencia y la tecnología en la potencia asiática.

En la consecución de este ascenso, China ha lidiado con una economía globalizada, en la cual la propias dinámicas del mercado suelen reproducir el atraso tecnológico que separa a la periferia del centro en el Sistema-Mundo. Ante este desafío, la figura del Estado se ha erigido como una institución capaz de establecer políticas y movilizar los recursos necesarios para reducir esa brecha.

China es un ejemplo merecedor de estudios que aborden cómo la planificación ha potenciado el desarrollo tecnológico. La fortaleza de su aparato estatal ha servido de base para el diseño de directrices y la aplicación de medidas que estimulen los avances de la ciencia y la tecnología, en constante vínculo con los procesos de producción.

El presente artículo tiene como objetivo analizar la estrategia de desarrollo tecnológico de China en el período 2006-2020. Se plantea este espacio temporal por su convergencia con el Programa Nacional para la Ciencia y la Tecnología en el Mediano y Largo Plazo (2006-2020). No obstante, se incluye un análisis de antecedentes en el período 1979-2006, tomando como punto de partida el proceso de Reforma y Apertura.

Al abordar la estrategia de desarrollo tecnológico de China, se pone énfasis en seis componentes: transferencia tecnológica, reforma de las instituciones, calificación de la fuerza de trabajo, inversión en I+D, desarrollo de infraestructura y el vínculo del sector civil y el militar. A partir del estudio de estos elementos, se evalúa el alcance y las perspectivas de la estrategia.

De 1976 al 2006: sentando las bases para el progreso tecnológico

En el período de 1979 al 2006, el gobierno chino realizó un conjunto de acciones que sirvieron de base para el ascenso del gigante asiático como una potencia en innovación. Con tal propósito, se analizaron las condiciones adversas en las que se encontraba el país para afrontar el desarrollo tecnológico, las cuales pueden enfocarse en tres elementos fundamentales: escasez de fuentes nacionales de financiamiento, baja calificación de la mano de obra y carencias institucionales e infraestructurales.

Partiendo de esta realidad, es importante enfatizar en tres componentes de la estrategia china en el período 1979-2006. Uno de ellos es el papel que desempeñó la Inversión Extranjera Directa (IED) en la transferencia de tecnología, especialmente a través del establecimiento de territorios con regímenes especiales, atractivos para el capital extranjero.

Si bien las Zonas Especiales de Desarrollo (ZED) establecidas a partir del proceso de Reforma y Apertura, concentraron fundamentalmente inversiones en la industria ligera y con un bajo componente tecnológico, las Zonas de Desarrollo Económico y Comercial (ZDEC), las Zonas de Libre Comercio (ZLC) y las Zonas de Desarrollo de Alta Tecnología (ZDAT), establecidas a partir de 1985, 1992 y 1995 respectivamente, lograron mejorar la calidad de la inversión desde el punto de vista tecnológico. El caso de las ZDAT, resalta por incluir parques industriales y parques científico-tecnológicos abiertos tanto a la inversión extranjera como la doméstica, así como por presentar un “sistema de desarrollo tres en uno”, el cual conecta a centros universitarios de investigación, con un centro de innovación que provee tecnología aplicada para el desarrollo de productos y empresas encargadas de su producción y la comercialización.

Paralelamente, el gobierno chino implementó políticas de selectividad que contribuyeron a encauzar la inversión en función de los intereses nacionales. Las Reglas para la Implementación de Regulaciones en Administración de Contratos de Importación de Tecnologías (1988), la Regulación Provisional en la Orientación de la Inversión Extranjera Directa (1996) y el Catálogo para la Orientación de la Inversión Extranjera Directa (1996) fueron documentos rectores de aquellas políticas, concebidos desde el Consejo de Estado e implementados por el Ministerio de Comercio Exterior y Cooperación Económica.

Desde el punto de vista de la calificación de la fuerza de trabajo, China experimentó varios procesos que favorecieron la preparación de sus profesionales. Uno de ellos fue la inserción de cientos de miles de estudiantes chinos en becas en el exterior, principalmente en Estados Unidos, y sobre todo vinculados al campo de las ciencias o las matemáticas. Ante el peligro que ha representado el robo de cerebros, el gobierno chino ha implementado medidas como el otorgamiento de preferencias para la contratación en parques industriales y científico-tecnológicos a aquellos que regresen al país, lo cual implica significativos beneficios en cuanto a remuneración.

Otro fenómeno relevante para la calificación de la fuerza de trabajo fue el incremento de la participación de académicos, científicos e ingenieros en foros y proyectos internacionales, en los que tenían acceso a prácticas y estándares globales. Ello fue potenciado tanto por los avances de las tecnologías de la información y las comunicaciones, como por la concertación de acuerdos y proyectos de cooperación con otros países.

El tercer pilar de la estrategia fue la reforma institucional. Entre las principales iniciativas puestas en prácticas destacaron la creación de los Centros Nacionales de Investigación en Ingeniería, el redimensionamiento de la Academia de Ciencias de China como impulsora del desarrollo tecnológico y la creación de centros de desarrollo tecnológico en las grandes empresas estatales. En 1985, existían 1913 empresas con centros de desarrollo. Hacia 1993, la cifra aumentó a 9503 compañías con tales características, lo cual representaba el 50% de las empresas estatales.

A través de este nuevo tejido institucional, compuesto por otros elementos, China canalizó un aumento considerable de la inversión en I+D, del 0,5% del PIB en el 2000 al 1,4% en el 2006 (OECD, 2008). A este incremento de la inversión en I+D contribuyó también, considerablemente, la creación del Fondo de Innovación Tecnológica para las Pequeñas y Medianas Empresas. Este instrumento financiero inició con un monto de 30 millones de dólares que se ha incrementado sistemáticamente, hasta alcanzar la cifra de 760 millones en el 2012.

Del 2006 al 2020: nuevas condiciones, nuevos objetivos

Hacia el 2006, China se encontraba en un punto superior en el desarrollo tecnológico al cual estaba abocada. La transferencia de tecnología mediante la IED, el fortalecimiento institucional y la calificación de la mano de obra crearon condiciones más favorables para la implementación de políticas que impulsaran la innovación. Sin embargo, la baja oferta nacional de tecnología y el número limitado de patentes ilustraban una economía que aún no superaba la dependencia tecnológica con respecto a los países desarrollados.

Este diagnóstico es la premisa de la que parte el Programa Nacional para la Ciencia y la Tecnología en el Mediano y Largo Plazo (2006-2020). El gobierno chino, consciente de que la innovación es fundamental para hacer competitivas las empresas nacionales y solucionar importantes retos sociales, redimensionó la estrategia de desarrollo tecnológico, sobre la base de las capacidades adquiridas en ese campo.

El Plan, emitido por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, plantea una reforma del Sistema de Ciencia y Tecnología y la construcción de un Sistema de Innovación Nacional. Para ello traza varios objetivos: convertir a las empresas en un actor principal en la innovación tecnológica, profundizar la reforma institucional, establecer un Sistema Moderno de Institutos de Investigación, fortalecer la infraestructura para la investigación científica, implementar políticas fiscales y resortes financieros para estimular la inversión en I+D, aumentar los vínculos entre el sector civil y militar, entre otras acciones.

Dada la multiplicidad y complejidad de componentes que incluye la estrategia china para el desarrollo tecnológico, este artículo pone énfasis en algunos considerados importantes.

Uno de ellos es el redimensionamiento de la transferencia tecnológica. Si bien la atracción de IED había sido la base de la transferencia tecnológica en el período previamente abordado, China comenzó a potenciar la inversión en el exterior como una vía para acceder al know how de las empresas en las que invertía. Otro aspecto a tener en cuenta es que mientras la atracción de la IED buscaba sobre todo impulsar la industria en el país, la inversión china en el exterior ha estado dirigida, en muchos casos, a empresas ubicadas en el campo de las llamadas tecnologías de frontera, es decir, aquellas que marcan dinámicas productivas con grandes potencialidades[1].

Las inversiones venture capital han sido una forma de financiamiento predilectas para el acceso a nuevas tecnologías, en tanto le permite a China posicionarse en empresas con proyectos en su etapa inicial, que sirven de punto de partida para investigaciones, con grandes perspectivas. De participar en el 1% de las inversiones venture capital en Estados Unidos, China abarcó el 16% de estas inversiones en el 2015 (O’Connor, 2019), a lo cual le sucedió un descenso relacionado con la erosión que implicó para las relaciones económicas de ambos países, el mandato de Donald Trump.

Resulta interesante también el vínculo del sector civil y el militar, desde el punto de vista tecnológico. La Fusión Civil-Militar (FCM) ha sido priorizada por Xi Jinping desde su llegada al poder, considerándola uno de los pilares de la modernización del Ejército chino. Integra un conjunto de políticas que promueven el intercambio de recursos y  profesionales para la conducción de investigaciones que beneficien a ambos sectores.

En un documento emitido por el Consejo de Estado en el 2017, se plasma detalladamente las políticas encaminadas a la fusión de ambos sectores: promover la desclasificación de Patentes de Defensa Nacional para el uso del sector civil, el aprovechamiento común de centros de investigación e instalaciones de la Academia de Ciencias de China y universidades.

Otra política interesante tiene que ver con el llamado del presidente chino a que la FCM potencie una proyección hacia el exterior del complejo militar industrial chino. Un ejemplo de ello fue la compra de la empresa alemana productora de motores de aeronaves Thielert Aircraft, por parte de la China’s Aviation Industry Corporation (AVIC) (Portman & Carper, 2019). Ello le permitió a la compañía asiática acceder a tecnología de vehículos aéreos no tripulados.

Otro aspecto importante de la estrategia es la implementación de políticas dirigidas a atraer y conservar la fuerza de trabajo altamente calificada en las áreas de la ciencia y la tecnología. De forma concreta, las medidas estimulan al personal vinculado a institutos de investigación o a universidades a crear sus propios negocios en el campo de la ciencia y la tecnología, así como les permiten ser contratados por empresas de desarrollo tecnológico. Con el propósito de convertir a las empresas en actores fundamentales en la innovación, aquellas pertenecientes al área de alta tecnología pueden introducir un rango de políticas para el incentivo a sus profesionales y técnicos.

Son significativos también los planes de reclutamiento de talentos en el exterior. El Thousand Talents Plan (TTP), lanzado en el 2008, es uno de los ejemplos más importantes. Diseñado para captar 2 mil talentos altamente calificados en un períodos de cinco años, en el 2017 ya había logrado reclutar a más de 7 mil profesonales de primer nivel (Portman & Carper, 2019).

De forma transversal a los componentes anteriores, tiene lugar un reimpulso de la inversión I+D, la cual continuó un ascenso sostenido en el período 2006-2020. Hacia el 2020, este indicador llegó a representar el 2,4% del PIB, luego de haber sostenido una tasa de crecimiento anual del 10,3% de la inversión en I+D durante el período 2015-2020 (Xinhua, 2021).

Las empresas, públicas y privadas, se han convertido en un actor relevante en la inversión en I+D. En el 2017, Huawei se ubicó entre las 5 empresas que más invierten en I+D, con un monto de 14 mil millones de dólares, emulando con el gasto en esta esfera de países como Austria e Israel (WIPO, 2019).

A este protagonismo del sector empresarial en la inversión en I+D, contribuyó la implementación de diversas políticas de carácter financiero y tributario. Por ejemplo, se promovió la aplicaciones de excenciones fiscales a la inversión en innovación y desarrollo y para la importación de equipos de alta tecnología, así como para la creación de fondos destinados a la I+D.

Uno de los elementos que mejor ilustra la evolución de la estrategia de desarrollo tecnológico de China es su progresión en el Índice Global de Innovación. El informe del 2019 sobre este indicador refleja, entre otros aspectos, un avance significativo de China en cuanto a la calidad de la innovación, parámetro que pondera el ranking de las 3 principales universidades, familias de patentes, y documentos citados.

El gigante asiático no solo lidera el grupo de los países de llamado ingreso medio, sino también es considerado el único país que está reduciendo la brecha con respecto a los países desarrollados.

Consideraciones finales

El carácter dinámico del diseño e implementación de la estrategia de desarrollo tecnológico de China, explica, en gran medida, sus aciertos hasta la fecha. Diagnosticar la realidad del país, según cada etapa de su desarrollo, ha permitido implementar políticas viables en cada período, sin perder la visión de convertir a China en una potencia en la innovación.

La transferencia tecnológica, el desarrollo de instituciones volcadas a la investigación, las políticas para atraer y conservar la fuerza de trabajo altamente calificada y el aumento sistemático de la inversión en I+D, son componentes fundamentales de la estrategia para cerrar la brecha con respecto a los países desarrollados. Su implementación ha sido transversalizada por un proceso de descentralización, en el que cada vez toman más protagonismo estructuras regionales, locales y empresariales, lo cual ha permitido un mayor dinamismo de las iniciativas en materia de innovación o ciencia y tecnología en sentido general.

Mención aparte merece el acercamiento entre el sector civil y el militar, debido a impacto que ha tenido y tendrá en la modernización del Ejército chino, con la consecuente repercusión en la política internacional.

La estrategia de desarrollo tecnológico de China ha mostrado una evolución exitosa, evidenciada en el conjunto de indicadores que la ubican a la cabeza de los llamados países de renta media y su paulatina aproximación a los países más desarrollados. De mantenerse un comportamiento relativamente estable de otras variables económicas y políticas, el curso del desarrollo de la ciencia y la tecnología en el país afianzaría a China como una potencia de primer nivel en materia de innovación a nivel global.

 

Bibliografía

Atkinson, R. (2017). Testimony of Robert D. Atkinson President Information Technology and Innovation Foundation Before the House Committee on Foreign Affairs Subcommittee on Asia and the Pacific Hearing on China’s Technological Rise: Challenges to U.S. Innovation and Security. Washington.

Portman, R., & Carper, T. (2019). Threats to the U.S. Research Enterprise: China’s Talent Recruitment Plans. Washington.

Peng, J. (2018). China Focus: Xi calls for developing China into world science and technology leader . Xinhua.

Xinhua. (2020). China improves S&T award system to spur innovation . Xinhua.

The State Council The People’s Republic of China. (2006). The National Medium- and Long-Term Program for Science and Technology Development (2006- 2020).

Schwaag, S. (2007). China’s Fifteen-Year Plan for Science and Technology: An Assessment. Asia Policy(4), 135-164.

B., & P. S. (2018). China’s Technology Transfer Strategy: How Chinese Investments in Emerging Technology Enable A Strategic Compe tor to Access the Crown Jewels of U.S. Innova on.

WIPO. (2019). The Global Innovation Index 2019.

ESCAP. (2018). Evolution of Science, Technology and Innovation Policies for Sustainable Development: The Experiences of China, Japan, the Republic of Korea and Singapore. United Nations.

OECD. (2008). Science, Technology and Industry Outlook .

Xinhua. (2021). China sigue su apuesta por el liderazgo tecnológico: gastó un 10% más en I+D durante 2020.

O’Connor, S. (2019). How Chinese Companies Facilitate Technology Transfer from the United States.

 

 

 

[1]En este campo se encuentra la inteligencia artificial, automóviles autónomos, la robótica y la tecnología blockchain. No pocas instituciones oficiales o académicas estadounidenses han mostrado preocupación por coincidir estas áreas con las de principal interés para Estados Unidos y por ser fundamentales en la construcción de una superioridad tecnológica en el plano militar.