Poco a poco, Lituania va camino de convertirse en el ariete europeo en la confrontación con China. En marzo, su parlamento optó por abandonar el mecanismo 17+1 de China dado que, en palabras del ministro lituano de Asuntos Exteriores, Gabrielius Landsbergis, ese formato no aportaba a Lituania «casi ningún beneficio.» Poco después anunció la decisión de abrir una oficina de representación comercial en Taiwán, y prometió permitir a Taiwán establecer una oficina similar bajo el nombre de «Oficina de Representación de Taiwán en Lituania». La oficina de Vilnius será la primera en Europa, aparte de la del aliado diplomático del Vaticano, en llevar el nombre de «Taiwán». Desde entonces, las cábalas a propósito del cambio de nombre de sus representaciones corren como la pólvora. Incluso EEUU valora esta posibilidad.
China reaccionó exigiendo a Lituania que no siguiera por ese camino y ordenó la salida de su embajador en Beijing, además de retirar a su embajador en Vilnius. Las misiones taiwanesas en Europa, Estados Unidos y en todo el mundo utilizan el nombre de la ciudad Taipéi, evitando cualquier referencia a una hipotética entidad nacional separada de China, que reclama la isla como territorio propio. Cualquier país que establezca relaciones diplomáticas con China debe reconocer que Taiwán es parte de su territorio. Es lo que se conoce como el principio de una sola China. Las relaciones con Beijing o Taipéi son excluyentes para cualquier país y Taiwán representa una “línea roja” para la diplomacia china. Beijing siempre ha sido especialmente estricto con cualquier medida que, a su entender, fomente la independencia de jure.
En los últimos meses, lejos de atemperar, la tensión ha seguido subiendo. Días atrás, el Ministerio de Defensa de Lituania recomendó a los consumidores que evitaran comprar teléfonos móviles chinos y aconsejó a la gente que se deshiciera de los que tienen ahora, después de que un informe gubernamental descubriera que los dispositivos tenían capacidad de censura incorporada.
Vilnius va por libre. La UE siempre ha tenido un enfoque cauteloso con respecto a Taiwán, procurando apoyar a Taipéi sin perjudicar las relaciones con China, el principal socio comercial de la Unión. Bien es verdad que la nueva «Estrategia de la UE para el Indo-Pacífico» contiene un elemento novedoso en este sentido. El documento fue aprobado por el Parlamento Europeo el 16 de septiembre y sugiere un enfoque más proactivo hacia Taiwán. La UE dice ahora que quiere profundizar el diálogo con la isla en materia de comercio e inversiones. El interés europeo se centra principalmente en la producción y suministro de microchips, de los cuales Taipéi es uno de los principales exportadores. Pero en lo político, ve con recelo la actitud de Lituania. La UE es el quinto mayor socio comercial de Taiwán y el mayor inversor extranjero, mientras que Taiwán es el sexto mayor socio comercial de la UE en Asia.
Y no es solo Lituania. Otros países poscomunistas de la región (Polonia, Eslovaquia, Chequia, Eslovenia….), no solo los otros estados bálticos, con la característica común de ser menos dependientes económicamente de China e insatisfechos por lo que consideran pírrico balance de la cooperación, emulan sus desafiantes pasos.
Lituania y estos países rechazan que hayan abandonado la política de una sola China. En la práctica, sin embargo, han incrementado las visitas de alto nivel, los intercambios parlamentarios e incluso las donaciones de vacunas (que por supuesto esta vez no es maquiavélicamente calificada de “diplomacia de vacunas”). Lituania fue el primer Estado miembro de la UE en donar vacunas a Taiwán.
Sea como fuere, Taiwán ha tomado buena nota de la grieta abierta. No hace mucho, las quejas apuntaban a China y su política de utilizar ciertos países como trampolín para fragmentar la UE. Ahora, sin embargo, es Taiwán quien abre la brecha y países como Lituania, más alineados con las estrategias de Washington que de Bruselas, se apuntan a la tendencia. Tanto es así que el Ministerio de Asuntos Exteriores en Taipéi, en su propuesta de presupuesto para el próximo año, ha aumentado la financiación de los intercambios europeos, indicando su intención de seguir promoviendo las relaciones amparadas en la protección de los valores compartidos de libertad y democracia la colaboración con los gobiernos.
Las interacciones de Lituania y algunos PECO con Taiwán y los cambios en sus políticas han recibido el apoyo entusiasta de EE.UU., incentivándolos al margen de lo que pudiera definir la UE. No es de extrañar cuando todos estos países esperan que los militares estadounidenses tengan una presencia regular en Europa central y oriental. El aumento de sus intercambios con Taiwán está incrementando el apoyo de EE.UU. hacia ellos. El Secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, ha expresado su apoyo al plan de Lituania.
Además de las medidas políticas citadas, China reaccionó interrumpiendo los servicios directos de trenes de mercancías al estado báltico, cosa que oficialmente se niega. Sin ruborizarse, Blinken también elevó la voz condenando esta grave “coacción económica”, pasando por alto que EEUU abusa hasta lo indecible de las sanciones ilegales a terceros países o que persevera desde hace más de 60 años en un bloqueo económico a Cuba que ha sido objeto de condena casi unánime por la comunidad internacional.