El desarrollo de la campaña electoral en Taiwán de cara a las presidenciales del 22 de marzo ha evidenciado un claro distanciamiento entre las estrategias político-electorales y las político-partidarias.
El mensaje de los candidatos se matiza cada vez más respecto al de sus respectivas formaciones políticas. Ello se ha puesto de manifiesto con toda claridad en ambos casos. Ma Ying-jeou, del KMT, aún habiendo nacido en Hong Kong, no se cansa de reivindicar su apego a Taiwán y su plena identificación con la identidad de la isla, renegando de cualquier asomo pro-continental (no olvidemos que su formación mantiene un diálogo institucional con el PCCh desde 2005, la llamada tercera cooperación, y no ha abdicado del principio de una China). Por su parte, Frank Hsieh, del PDP, asume con natural pragmatismo la reivindicación de vuelos directos o la eliminación de restricciones a las inversiones en el continente, que su partido habría podido aplicar en estos ocho años y que no ha asumido invocando, especialmente, razones de seguridad frente a quien tiene “cientos de misiles” apuntando a la isla. El presidente Chen, en un gesto de respaldo al candidato del PDP y habida cuenta de las tendencias que parece manifestar el electorado, ha anunciado incluso una amnistía para aquellos empresarios que han incumplido la prohibición de invertir en el continente, una medida destinada a captar el voto de los taiwaneses instalados al otro lado del estrecho. También se ha prometido revisar las condiciones que rigen la autorización de inversiones continentales en el mercado inmobiliario comercial de la isla.
Ni un asomo en Ma de hablar de unificación con el continente o siquiera de la cultura china como aglutinante de ambas realidades. Todo lo más de un mercado común. En el PDP, sin renunciar a la taiwanización de la isla, la disputa del voto parece centrarse más en la disponibilidad a un acercamiento con el continente en capítulos que alivien las tensiones y contribuyan a mejorar las expectativas económico-empresariales de Taiwán.
En cuanto a los referéndums sobre el ingreso de Taiwán (PDP) o sobre la vuelta de la ROC (KMT) a Naciones Unidas, los intentos de encontrar una tercera vía, promovidos por el PDP ante el temor de que se produzca un fiasco el día 22, han fracasado. Las amenazas de Chen de convocar un “referéndum defensivo” han encontrado como respuesta el proyecto del KMT de modificar la ley del referéndum para retirar facultades al presidente en estas iniciativas (el jefe del Estado tiene el derecho a convocar la consulta por razones de seguridad nacional sin el acuerdo del Yuan). Es de temer el fracaso de las dos propuestas. El KMT no descarta convocarla de nuevo pasados los tres años exigidos, pero desvinculándola de cualquier proceso electoral.
Las encuestas siguen situando al KMT muy por delante del PDP. En el debate televisivo llevado a cabo el pasado 24 de febrero y que giró en torno a la identidad taiwanesa, las relaciones con China continental y la situación interior, especialmente la corrupción y el relativo estancamiento económico, ambos contendientes han moderado los discursos tradicionales de sus respectivas formaciones, con muy marcado acento en el alejamiento del mundo continental por parte de Ma, en una estrategia compleja y que genera alguna controversia interna en su propia formación. Pero según el diario China Times el debate no ha modificado la opinión de los electores ni clarificado a los indecisos. Según este medio, el vencedor del mismo fue Ma (49% frente a 23%). Ma ha cosechado apoyos de significados dirigentes de la independentista UST e incluso su fundador, el ex presidente Lee Teng-hui, se ha alejado del PDP. Por otra parte, con motivo de las conmemoraciones del incidente del 28 de Febrero, que recuerdan a las víctimas de la sangrienta represión llevada a cabo por el KMT en 1947, incluso el presidente de la asociación que promueve su reconocimiento, Shen Chen-yuan, le ha brindado un sorpresivo respaldo.
Beijing, por su parte, también ha entrado en campaña. Y por partida doble. Sin dar tregua al acoso diplomático (el último episodio se vivió en la toma de posesión del nuevo presidente surcoreano, del que fueron marginadas las autoridades de Taipei) y con un balance de los intercambios económicos bilaterales que han aumentado un16,1% en 2007 para alcanzar un nivel récord de 102,3 mil millones de dólares, Beijing ha anunciado la apertura de cuatro zonas agrícolas exclusivas para empresarios agrícolas de Taiwán, la autorización para ejercer la medicina en el continente a los facultativos taiwaneses, el aumento de las líneas de financiación de la banca continental a las empresas taiwanesas (que superó los 230.000 millones de yuanes en 2007) radicadas en su territorio, facilidades a las empresas de seguros y a la banca taiwanesa para acceder al mercado continental ….
En suma, nuevos mensajes y estrategias que medirán su apoyo en las decisivas elecciones del próximo 22 de marzo y que advierten de que el proceso de taiwanización ha adquirido carta de naturaleza en la vida política de la isla, pero también que el modus vivendi con el continente es una ecuación que no se puede soslayar. Estamos a las puertas de un nuevo tiempo.