El nuevo año político taiwanés ha empezado, en realidad, al día siguiente de las elecciones municipales parciales celebradas en Taipei y Kaohsiung en diciembre pasado y llegará a su fin en marzo de 2008 cuando se celebren las decisivas elecciones presidenciales que tendrán como principales contendientes a Ma Ying-jeou por el Kuomintang (KMT) y Frank Hsieh por el Partido Democrático Progresista (PDP).
El presente es, pues, un año clave y probablemente estará lleno de turbulencias. Los resultados de las elecciones de diciembre han dejado un sabor amargo en la oposición y en Beijing. La capacidad de resistencia, unida a la astucia y voluntad soberanista de Chen Shui-bian hacen temer algún tipo de gesto o pronunciamiento por parte de Taipei que podría derivar en una crisis política seria en el estrecho de Taiwán. China tiene por delante en 2007 un nuevo Congreso del PCCh, la renovación de las estructuras legislativas a todos los niveles, y la ultimación de los preparativos de la Olimpiada de 2008. Muchos asuntos importantes que, diga lo que diga Chen, no le distraerán de su preocupación respecto a la evolución política en la isla.
En su mensaje de Año Nuevo, Hu Jintao, reclamó un mayor empeño en la lucha contra los secesionistas, mientras su Oficina para Asuntos de Taiwán, criticó el mensaje de Chen por preconizar la independencia y restringir los intercambios económicos y la cooperación entre las dos orillas. “Vamos a ver hasta donde llega en el camino secesionista”, asevera dicha Oficina en un comunicado. La estrategia paradiplomática de Beijing necesita más tiempo para que pueda vencer el miedo social a un acercamiento que ha pesado lo suyo en los sorprendentes resultados de las elecciones de diciembre.
A sabiendas del papel decisivo desempeñado por Washington, el tema de Taiwán ha estado muy presente en las conversaciones mantenidas con una delegación del Comité de Asuntos Militares del Congreso de EEUU, que visitó China entre el 30 de diciembre y el 2 de enero, reclamando Beijing que no se envíe “ninguna señal equivocada” a las fuerzas secesionistas de Taiwán. A China le preocupa la poca sensibilidad en este tema de la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi. Por otra parte, en relación al plan de contingencia que EEUU y Japón discutirán en febrero próximo para un eventual conflicto militar entre ambos lados del estrecho de Taiwán –y para frenar la influencia de China en Asia oriental-, el portavoz del Ministerio de Asuntos exteriores chino, Liu Jianchao, recordó que “debe apegarse firmemente a la política de una China”.
Mientras en la política el ámbar puede dar paso al rojo en cualquier momento, en lo económico, a pesar de las restricciones, el semáforo bilateral se inclina por el verde. El comercio entre la parte continental y Taiwán en los primeros once meses de 2006 alcanzó la cifra de 98.100 millones de dólares. Según el Ministerio de Comercio de Beijing, el volumen total del comercio indirecto por el estrecho de Taiwán llegó a los 593.900 millones de dólares en noviembre de 2006, con un superávit comercial de Taiwán de 392.700 millones, convirtiéndose así en el mayor mercado exportador y la mayor fuente de superávit comercial de la isla.
Del 5 de febrero al 2 de marzo, con motivo de la Fiesta de la Primavera, se reanudarán los vínculos aéreos directos, con un total programado de 96 vuelos, 14 más que en 2006, fruto de las negociaciones entre las asociaciones de aviación no gubernamentales de ambas partes. El acuerdo incluye una oferta similar durante las arraigadas fiestas de Qingming y Duanwu.
En Taipei, la oposición encara un periodo difícil con una primera prueba en las elecciones parlamentarias de diciembre que darán paso al nuevo Yuan legislativo, más reducido. KMT y PPP deben gestionar su más que probable fusión después de los desastrosos resultados obtenidos por este último en las municipales parciales de diciembre último. El PDP, por su parte, ha recuperado energía con la victoria en Kaohsiung y el buen resultado de Taipei, a pesar de la dura campaña contra Chen y su entorno por la implicación en actividades de corrupción.
En relación a Beijing, Joseph Wu, ministro de asuntos continentales, hacía un nuevo brindis al sol con un llamamiento a retomar las negociaciones en los próximos meses. Pero no parece posible ni existen indicios de que las relaciones mejoren en 2007. Por el contrario, muchos peligros acechan en el horizonte.