EEUU se ha sumado a la contienda diplomática entre la República Popular China y la República de China (Taiwán) convirtiendo las tensiones entre Beijing y Taipéi a propósito de la presencia internacional de la otrora Formosa en una variante más de las diferencias estratégicas entre Beijing y Washington. El motivo de fondo adicional: la penetración creciente de la influencia china en lo que considera su patio trasero.
Cuatro senadores estadounidenses, dos demócratas y dos republicanos, presentaron recientemente un proyecto de ley solicitando a Washington que ayude a Taiwán a mantener sus actuales aliados diplomáticos (17). En los últimos dos años y medio, hasta cinco países (El Salvador, Santo Tomé y Príncipe, Panamá, República Dominicana y Burkina Faso) cortaron relaciones diplomáticas con Taipéi. A EEUU no le preocupan Europa (Vaticano), Sudamérica (Paraguay) o África (eSwatini) pero si la región de Centroamérica y Caribe, donde Taiwán conserva 8 aliados. Guatemala podría ser el siguiente en cambiar de bando.
De salir adelante, la propuesta permitirá permitiría a la Secretaría de Estado degradar sus relaciones con cualquier gobierno que tome acciones contrarias a Taiwán, suspender o alterar la asistencia de EEUU en el exterior, tales como la financiación militar o la ayuda a los gobiernos implicados. Se trata de enviar un fuerte mensaje a los países que ponderen la posibilidad de cambiar su reconocimiento diplomático de Taiwán a China para advertirles de que habrá consecuencias, si bien, paradójicamente, Washington reconoce “el derecho soberano de cada país a determinar sus relaciones diplomáticas”. Los senadores firmantes aseguran que si no se adapta una estrategia, Taiwán podría reducir su número de aliados de 17 a 0.
El detonante de la propuesta fue la decisión “decepcionante” y “poco transparente” de El Salvador que ha llevado al Departamento de Estado a revisar sus relaciones con el pequeño país centroamericano. Además, EEUU convocó a sus embajadores en la República Dominicana, Panamá y El Salvador para celebrar consultas tras la decisión de estos tres países de cortar relaciones con Taiwán. El objetivo del encuentro será analizar “la salud y seguridad económicas en toda la región de las Américas”, en un claro mensaje dirigido también a China por su “interferencia” en el hemisferio occidental. EEUU considera una gran preocupación el hecho de que China ejerza demasiada influencia en su “patio trasero”.
EEUU rompió lazos diplomáticos con Taiwán en 1979 trasladando el reconocimiento a China, una posibilidad que ahora veta a otros. El presidente de los EEUU, Donald Trump, amenazó con reconocer a Taiwán en caso de que Beijing no pusiera freno a su “manipulación del yuan” y no restableciera un equilibrio en la balanza comercial bilateral.
El deterioro general de las relaciones entre China y EEUU y la guerra comercial que enfrenta a los dos países han creado una buena oportunidad para que Taiwán fortalezca los lazos con Washington. Pero hasta el ex presidente taiwanés Chen Shui-bian, que días atrás reclamaba a la presidenta Tsai la celebración de un referéndum sobre la independencia de la isla, advierte del riesgo de confiar demasiado en una Casa Blanca para quien solo cuentan sus propios intereses.