«China y los Juegos: más que deporte»

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El interés de los Juegos Olímpicos de Beijing trasciende a lo deportivo. China deseaba presentar su nueva imagen ante el mundo y exhibir un nuevo rostro, el de la modernidad y el desarrollo logrado en las últimas décadas. Pero el proceso que culminará el próximo agosto ha sido más laborioso y polémico de lo esperado. Al respecto, sugerimos las siguientes cuestiones:

 

1. ¿Cuál considera que es el significado principal que China otorga a la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing?

 

2. ¿Estima que pueden ayudar a facilitar la comprensión exterior de la singularidad de su trayectoria y evolución o, por el contrario, ha abierto un foso que llevará su tiempo cerrar?

 

3. ¿Cree que las vicisitudes del proceso olímpico han servido internamente para reforzar un nacionalismo más beligerante con el exterior o se trata de una simple reacción puntual a algunas críticas promovidas en los últimos meses?

 

Han colaborado: Enrique Posada Cano (Observatorio Virtual de Asia Pacífico – Universidad Tadeo Lozano, Colombia); Yang Enrui (historiador chino afincado en España y colaborador del Observatorio de la Política China); Julio A. Díaz Vázquez (Profesor Titular, Centro de Investigaciones de Economía Internacional, Universidad de La Habana, Cuba); Francisco Javier Haro Navejas (Universidad Autónoma Metropolitana-I, México); Augusto Soto (Profesor y Consultor en ESADE); Gustavo A. Cardozo (Centro Argentino de Estudios Internacionales, coordinador del Programa Asia-Pacífico).

 

Respuestas de Enrique Posada Cano (Observatorio Virtual de Asia Pacífico – Universidad Tadeo Lozano, Colombia).

 

1. ¿Cuál considera que es el significado principal que China otorga a la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing?

 

Sin duda, no es el mismo significado que China le concedía cuando comenzó a luchar por obtener la sede de los Juegos para Pekín, hace ya poco menos de una década. Pienso que en esos momentos su meta no era tan clara, se limitaba al deseo de dar a conocer a Occidente los progresos logrados por China en su proceso de reformas económicas y apertura al exterior. Una vez lograda la asignación de la capital china como sede, a pesar de su espíritu siempre alerta, no se divisaban en el horizonte nubarrones: a simple vista, el incidente de Tian Anmen de 1989 era para ellos un episodio superado y la tranquilidad en las grandes ciudades y en las provincias estaba garantizada por el desarrollo sostenido de la economía nacional. Eso suponía una visión particular del momento en cuanto a lo que los chinos pretendían lograr con la celebración de los Juegos Olímpicos.

El horizonte, la visión y la dimensión de la celebración de los JJOO, con posterioridad a todo lo ocurrido en el semestre anterior a este Agosto en que se realizarán los Juegos: las heladas en el sur del país, las acciones violentas del 14 de Marzo en el Tíbet por parte de grupos adictos al Dalai Lama y los posteriores episodios de saboteo al paso de la llama olímpica y, poco más tarde, el apocalíptico terremoto en Sichuan, han cambiado en el sentido de que hoy en día, en nuestra opinión, a los chinos les interesa, en primer lugar y como siempre, la consolidación de la unidad nacional, y en segundo lugar, que esa ‘vista’ de los extranjeros hacia adentro de China logre ser una mirada, aunque no completa -lo cual es imposible en tan corto tiempo-, al menos sí desprejuiciada. No será fácil lograr esto, pues allí estarán todos esos autoproclamados defensores de los derechos humanos, ONG’s y todo tipo de llamados ‘SIN FRONTERAS’ al acecho del menor disturbio, incidente o signo que pueda empañar la gloria de estas justas deportivas realizadas en el corazón de China.

 

2. ¿Estima que pueden ayudar a facilitar la comprensión exterior de la singularidad de su trayectoria y evolución o, por el contrario, han abierto un foso que llevará su tiempo cerrar

 

Lo dicho: no se puede esperar tanto de estas jornadas de unas dos semanas, cuando el verdadero foso es el que en estos meses han abierto de nuevo medios de comunicación como CNN, sectores recalcitrantes como el de ciertos círculos de Hollywood y de pretendidos defensores de causas étnicas, que pasan sin ninguna vergüenza por encima de la historia milenaria de un pueblo como el chino. Sin embargo, apelando a una máxima de Confucio: “No es creíble que el civilizado que va a tierra de bárbaros se convierta en bárbaro”, nos quedaríamos con un concepto aplicable como respuesta a su pregunta: “Llegar a un lugar y ver cómo vive y piensa su gente y no reflejar al menos un pequeño porcentaje de esa realidad, no haría tanto daño a esta misma realidad sino al alma del testigo”.

 

3. ¿Cree que las vicisitudes del proceso olímpico han servido internamente para reforzar un nacionalismo más beligerante con el exterior o se trata de una simple reacción puntual a algunas críticas promovidas en los últimos meses?

 

Por supuesto que la primera reacción de los chinos frente al abismo que respecto de la realidad representaban los informes de muchos periodistas extranjeros en torno a los episodios del 14 de Marzo en Tíbet y después, frente a la hipocresía de mandatarios de algunas de las grandes potencias que se rasgaron las vestiduras y amenazaron con no hacerse presentes en la inauguración de los Juegos en Pekín, fue una explicable reacción de nacionalismo. Pero esas almas confucianas han apaciguado sus tormentas internas y recuperado la armonía.

 

Respuestas de Yang Enrui (historiador chino afincado en España y colaborador del Observatorio de la Política China).

 

1. ¿Cuál considera que es el significado principal que China otorga a la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing?

 

Con los JJOO, el gobierno chino busca una aceptación mayor por parte de la comunidad internacional. Un traspaso sigiloso de “brazos abiertos” a “cortapisas reales” para forasteros da pábulo a conjeturas sobre lo difícil que es verificar ese propósito.

 

2. ¿Estima que pueden ayudar a facilitar la comprensión exterior de la singularidad de su trayectoria y evolución o, por el contrario, ha abierto un foso que llevará su tiempo cerrar?


Podría ser que triunfasen en la organización técnica, pero un triunfo insulso, carente de gracia humana y júbilo espontáneo. Es impresionante un empeño colosal por aislar los JJOO de la evolución política de China, no importándole que lo vean y critiquen partidarios de “un mundo, un sueño”.

 

3. ¿Cree que las vicisitudes del proceso olímpico han servido internamente para reforzar un nacionalismo más beligerante con el exterior o se trata de una simple reacción puntual a algunas críticas promovidas en los últimos meses?

 

Las peripecias tienen arrojado una luz sobre el desencuentro objetivo entre la perspectiva política que guarda el resto del mundo en la administración actual de China, y la disposición real de ésta para avanzar, como se asegura, hacia la democracia. Ese desencuentro nada ha cambiado, por más enérgicas y furiosas que hayan sido las protestas y las respuestas dadas. El cambio auténtico sólo tendrá lugar cuando acucie para apaciguar alguna necesidad.

 

Respuestas de Julio A. Díaz Vázquez (Profesor Titular, Centro de Investigaciones de Economía Internacional, Universidad de La Habana, Cuba).

 

1.- ¿Cuál considera que es el significado principal que China otorga a la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing?

 

Cualquier suceso que involucre interpretaciones de la imagen económica, política o social de la Nueva China (RPCh), si quiere permanecer en el terreno de la objetividad, no puede verse al margen de los propósitos que, paulatinamente, fueron evidenciándose al emprender el país, al influjo de las “cuatro modernizaciones”, la política de “Reforma y Apertura”. La celebración de los XXIX Juegos Olímpicos en este verano del 2008, en Beijing, no escapa a estas consideraciones.

Así, China trabaja por llevar hasta el final los objetivos, legítimos, de hacer de la nación un emporio desarrollado, respetada internacionalmente y ofrecer a todos sus ciudadanos un nivel de vida “modestamente acomodado”. Tales metas solo pueden llevarse a la práctica, en un horizonte no muy lejano, si consigue volver a ser el “país del centro”. Haber asumido la responsabilidad de organizar los más “brillantes” Juegos Olímpicos, de la historia moderna, incuestionablemente quedan situados dentro de dicha óptica.

Internamente, al llevar a la práctica las exigencias que el Comité Olímpico Internacional (COI) demandó para otorgarle al país la sede de los juegos, puso en evidencia las fuerzas de diseño y constructivas, así como abordar con eficiencia toda la infraestructura requerida, resultaron tareas que mostraron las capacidades organizativas y la seriedad de China para responder por los compromisos contraídos. En lo social, tensar y movilizar las fuerzas vivas y, en especial, a la juventud, la involucrada directamente en las lides olímpicas, esto es, la dedicada a la rama del deporte y, en el sentido más amplio, a toda la sociedad, dejan un saldo altamente positivo para la Nueva China.

En resumen, exhibir al mundo todo lo grandioso de lo realizado en el contexto preparatorio y organizativo, así como exhibir la potencia alcanzada en las diferentes competencias deportivas en el curso de la olimpíada, dará credibilidad a China. Es otra ventana que el país abre al mundo. Desde la perspectiva interna e internacional, China se apuntará nuevos lauros como actor de relieve mundial.

 

2.- ¿Estima que pueden ayudar a facilitar la comprensión exterior de la singularidad de su trayectoria y evolución o, por el contrario, ha abierto un foso que llevará su tiempo cerrar?

 

El ascenso de China como interlocutor a tener en cuenta internacionalmente no puede desligarse, en el ámbito más general, de la nueva conformación geoestratégica que, el primer cuarto del siglo XXI, prologa. La pregunta a responder debería dilucidar sí los poderes hegemónicos establecidos aceptarían la presencia de otros actores que pugnen por un lugar dentro de los “grandes mundiales” y, en especial, el papel que China está llamada a desempeñar. Desde este ángulo, hacer un éxito del desarrollo de los Juegos Olímpicos, constituye otro eslabón en la cadena de “simpatías” que el “coloso asiático” teje para presentar una imagen responsable y abierta al mundo.

Esta proyección en mucho ayuda a explicar la naturaleza espuria del torrente de informaciones que los prolegómenos de la cita olímpica en China animaron para que agencias de prensa y especialistas de distintas latitudes difundieran toda clase de análisis interesados y tergiversaciones, acerca de los problemas “ambientales” de la capital china, reticencias a responder por promesas de “apertura democrática”, o, insinuar los peligros que acechan al mundo tras el impetuoso irrumpir del país en la arena internacional. En este plano hay que incluir el montaje de campañas “democratizadoras” como las acaecidas alrededor de la región del Tibet.

Entonces, la cobertura informativa que desatarán los espectáculos artísticos de la inauguración y cierre –únicos en su género- de los XXIX Juegos Olímpicos, en Beijing, así como el desenvolvimiento de las competencias en los 31 escenarios deportivos en la capital, y el desarrollo de otras disciplinas a efectuarse en Hong Kong, Qingdao, Shanghai, Tianjin, Shenyang y Quinhuangdao, divulgarán un rostro del país desconocido para el gran público. Aunque no faltarán las provocaciones e intentos de deslucir el cuidadoso trabajo organizativo y las atenciones que los anfitriones dispensarán a los visitantes, no mueve a dudas que, todo ello, contribuirá a crear un ambiente más distendido y de comprensión de las singularidades de China.


3.- ¿Cree que las vicisitudes del proceso olímpico han servido internamente para reforzar un nacionalismo más beligerante con el exterior o se trata de una simple reacción puntual a algunas críticas promovidas en los últimos meses?

 

El nacionalismo como defensa de los valores propios, en China, con mucho se inscribe dentro de las singularidades enraizadas en la cultura nacional, en particular, en los últimos ciento cincuenta años. Sin embargo, las “vicisitudes” afrontadas por el país en calidad de organizador de los juegos olímpicos, no están ajenas a la exacerbada lucha que en lo ideológico-político-económico se dirimen a nivel mundial. Todo lo que contribuya a frenar, restar credibilidad, o, crear suspicacias entorno al papel de China en el reordenamiento que parece perfilarse en la geopolítica planetaria, entra dentro del arsenal de la potencia que pretende hacer permanente la “unipolaridad” en el orbe.

En este sentido, es perfectamente explicable la reacción “nacionalista” que aflora en China, en torno a los cuestionamientos de las formas de resolver o encarar problemas que califican de asuntos internos. Por tanto, no debe ser motivo de preocupación, más allá de la coyuntura específica dentro de la cual se manifiesta, la reacción “nacionalista” que ha vivido el país, frente a lo que el Gobierno y, en ello encontró masivo apoyo dentro de la población, calificó de intentos desestabilizadores, así como de quebrar la unidad territorial de la nación. China alcanzará la modernización de la sociedad y se involucrará en el proceso de globalización, marcando los ritmos a tono con su ancestral cultura y modos operandi asiáticos.


Respuestas de Francisco Javier Haro Navejas (Universidad Autónoma Metropolitana-I, México):

 

1. ¿Cuál considera que es el significado principal que China otorga a la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing?


Más allá de los aspectos sobresalientes, como el mostrar capacidad de liderazgo organizativo y “salvar la cara”, las actividades gubernamentales, de las cuales los juegos son una pequeña parte, tienen un significado sustancial: el fortalecimiento de un discurso político con pretensiones confucianas de implicaciones prácticas respecto a su lugar en el mundo, central, y el tipo de sociedad que el gobierno desea, activa sobre todo en lo económico que permita el mantenimiento de las condiciones para continuar con los éxitos económicos.

 

2. ¿Estima que pueden ayudar a facilitar la comprensión exterior de la singularidad de su trayectoria y evolución o, por el contrario, ha abierto un foso que llevará su tiempo cerrar?

 

China, por razones casi evidentes (dimensiones-prejuicios-culturales-históricas), tiene un poder magnético enorme, el cual se fortalecerá a partir de los juegos olímpicos, lo que quiere decir, entre otras cosas, que más personas irán a China con propósitos múltiples. En este momento, mi apreciación se compone de dos elementos: por una lado, el “amable”, se fortalecen las tendencias favorables para un mayor, mejor y más adecuado conocimiento de ese país; por el otro, el “desagradable”, por la cobertura de gran parte de la llamada prensa internacional, principalmente de algunas cadenas y comentaristas estadounidenses, que con su propia agenda política, a veces muy lejana del periodismo, además de crear tensiones innecesarias, se convierten en verdaderas murallas que impiden que el público atisbe China con un mínimo de calidad y objetividad, lo que nunca tendría que ser obstáculo para la siempre negociable libertad de expresión. Por supuesto, en todo esto el gobierno chino, tiene su parte como creador de neblina que distorsiona las percepciones. En síntesis, los flujos turísticos se incrementarán, los estudios serán más y mejores, y el fundamentalismo nacionalista norteamericano igualmente tenderá a fortalecerse, al menos circunstancialmente.

 

3. ¿Cree que las vicisitudes del proceso olímpico han servido internamente para reforzar un nacionalismo más beligerante con el exterior o se trata de una simple reacción puntual a algunas críticas promovidas en los últimos meses?

 

El proceso ha servido como un pararrayos, un catalizador, que momentáneamente ha acelerado procesos sociales que se han desarrollado desde hace años. En ese sentido, “no hay nada nuevo bajo el sol”: diversas fuerzas sociales, tanto dentro de China, lamas o ciudadanos, como fuera, organizaciones no gubernamentales, han tratado de ampliar sus espacios políticos frente al gobierno central. De hecho, casi todos han ganado especio, pero hasta ahora el gran ganador es el gobierno. Es preciso enfatizar dos datos relevantes: primero, saldrán fortalecidas expresiones de diferente tipo, incluso aquellas que podríamos considerar cosmopolitas opuestas de forma muy ordenada a las manifestaciones con tintes nacionalistas efímeras, alentadas o no por el gobierno, que por lo mismo y por el momento no tienen mucho futuro. Una manifestación contra una tienda o cadena comercial, por estruendosa que sea, no hace un Movimiento del 4 de Mayo. Finalmente, por cuestiones no relacionadas directamente con los juegos, se están sentando las bases para nuevas relaciones entre partes de la sociedad y la prensa, por un lado, y el poder, por el otro, sobre todo el local, a raíz de los sismos.

 

Respuestas de Augusto Soto (Profesor y Consultor en ESADE):

 

1. ¿Cuál considera que es el significado principal que China otorga a la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing?

 

a) El objetivo es la emulación y la victoria en los deportes junto al fortalecimiento de la autoestima nacional. A la par, los Juegos Olímpicos (JJ OO) son entendidos como vitrina de un gran fenómeno de modernización y progreso que debiera ser universalmente visible (aunque no será tan sencillo transmitir estas imágenes reales e idealizadas).

b) La aspiración concreta se retrotrae a inicios de la década pasada, cuando se pujó sin éxito por la sede. Se acababa de dejar atrás la crisis y represión de Tiananmen y a la vez continuaba el boom económico que otorgaba autoconfianza para albergar cualquier tipo de evento global.

c) El significado más actual es una acentuación de la nombrada autoestima nacional tras una reciente crisis, que constituye un factor inédito en previas sedes olímpicas. Como se recuerda, en la recta final del tramo preparativo, en mayo, China sufrió el terremoto de Sichuán, la catástrofe natural más grande ocurrida en el país en la última generación. Hoy los dirigentes y el pueblo aparecen más unidos que nunca en el propósito de reconstruir el daño y mostrar una nación fuerte en el empeño que apunta a unos exitosos JJOO. Este espíritu abarca a un quinto de la población mundial y considerado así no hay precedente de otros Juegos más cercanos a lo que se denomina convencionalmente como el espíritu olímpico.

d) Ahora bien, no es un secreto que el país sede quiere ir más allá. Esto es, apuntar la flecha al inequívoco blanco de la victoria, al resultado. Este es el espíritu de fondo.

e) En el caso de los Juegos se podría aplicar perfectamente (esperemos al 24 de agosto) el aforismo de que más han cambiado los Juegos a China que China a los Juegos. Durante la competición (entre el 8 y el 24) previsiblemente el país alcanzará la más impresionante retahíla de medallas que se recuerde. Y al hacerlo se constatará una impresionante correspondencia con lo que vemos en el campo económico y estratégico en su más amplio sentido: una exitosa imbricación con el mundo contemporáneo con varias de las reglas del sistema internacional. En este caso (sigue la analogía) con las reglas y los deportes creados en otros países. Pero estas últimas dos líneas obviamente no las divulgará por altavoces la maquinaria olímpica china.

 

1. ¿Estima que pueden ayudar a facilitar la comprensión exterior de la singularidad de su trayectoria y evolución o, por el contrario, ha abierto un foso que llevará su tiempo cerrar?

 

a) Pese a lo anterior, los Juegos Olímpicos no contribuirán a un mejor conocimiento de China, menos a una mejor comprensión de su singularidad como país. En cierto sentido se trata de un acontecimiento con una cuota de superficialidad y de banalidad. Los Juegos tal como se escenifican hoy forman parte del espectáculo y del show global de la sociedad de masas a la que China contribuye alegremente (véase su televisión y su gigantesco mundo virtual en formación).

b) A la vez, más allá de la superficie festiva, Pekín está exagerando las medidas de seguridad. Consecuentemente dará una imagen más restrictiva de la que normalmente despliega. Es evidente que en estos largos meses previos hay más amenazas a la expresión cívica y a un amplio espectro de lo que entendemos por derechos humanos que, digamos, entre 1987 y 1989. A la vez hay muchos más espacios de libertad, inimaginables hace dos décadas. Sin embargo esta auténtica paradoja trascenderá poco o no se querrá apreciar en Occidente. Por último, se apreciará la cantidad de medallas que ganará China, conseguidas por métodos que no pocos medios internacionales calificarán de poco humanos, conseguidos por atletas-robot al servicio del Estado o la nación. Y por supuesto, valga la repetición, saldrá a colación (ya lo viene haciendo con fuerza en estos meses) el legítimo tema de los derechos humanos.

c) También prevalecerá la China fáustica que previsiblemente opacará al país normal. Obviamente todo comenzará con la ceremonia inaugural. Luego emergerá la infraestructura olímpica (todo un orgullo). Pero pronto las cámaras globales se desviarán a mostrar el modelo de ciudades que ha ido creciendo en estos años (gigantescas, impresionantes, pero literalmente poco transitables y evidencia de un modelo periclitado). Paralelamente, volverán a emerger las cifras macroeconómicas y aspectos laborales de una economía explotadora típica de los países europeos durante su proceso de industrialización decimonónico. Y probablemente a partir del impresionante éxito deportivo los comentaristas globales harán analogías con el potencial del músculo militar del país.

d) En fin, emergerán relatos divulgativos de la cultura milenaria para consumo turístico en masa. Quizás se estimule el interés futuro por la cultura china de millones de niños repartidos por el mundo. Pero en lo inmediato, los Juegos per se no ayudarán al vasto público global a mejor captar los ricos aspectos del país. En este sentido, los Juegos no serán el mejor de los negocios posibles para China.

 

2. ¿Cree que las vicisitudes del proceso olímpico han servido internamente para reforzar un nacionalismo más beligerante con el exterior o se trata de una simple reacción puntual a algunas críticas promovidas en los últimos meses?

 

a) Una primera etapa fueron los obstáculos a la concesión de los Juegos a China percibidos como una conspiración. Culmina con el portazo de 1993 que fue la adjudicación de los Juegos de 2000 en favor de Sidney. Es la década de los años noventa, cuando el país se ve menospreciado en una serie de circunstancias internacionales y emerge con fuerza un espíritu de tipo nacionalista. Reaparece como reacción más que beligerancia por el doble estándar de la actual administración norteamericana a la hora de valorar los derechos humanos en China, especialmente tras el 11-S.

b) Una segunda etapa es la unanimidad que ha provocado la crítica externa por la represión del movimiento tibetano en marzo de este año, que a poco de ocurrir enlazó con el terremoto de Sichuán. El mundo y la naturaleza parecieron poner a prueba a la nación. El envite llevó a una reacción de gran unidad. Ha sido un movimiento genuino y a la vez alentado por el Estado.

c) Y allí acaba el tema por el momento. No hay una tercera etapa de fervor nacional (más que nacionalista) asociada con la experiencia olímpica. La acumulación de medallas será el punto culminante del orgullo chino. Y previsiblemente sublimará antiguos y presentes agravios frente a Occidente.

d) En cuanto a la manifestación beligerante del nacionalismo (que hasta ahora son destellos más que un fenómeno continuo), cabe considerarlo como hipótesis en escenarios futuros. Se azuzará desde dentro cuando sea instrumentalmente necesario (sin embargo habría que cuidarse de la emergencia de una corriente de estas características desde la sociedad civil). Y desde fuera cuando a la única hiperpotencia convenga en su hoja de ruta hostigar a su rival en ascenso. Eso será déjà vu en la historia mundial.

 

Respuestas de Gustavo A. Cardozo (Centro Argentino de Estudios Internacionales, coordinador del Programa Asia-Pacífico):

 

1. ¿Cuál considera que es el significado principal que China otorga a la celebración de los Juegos Olímpicos en Beijing?


Los juegos olímpicos serán para China la bisagra entre un antes y después de su posicionamiento en la política internacional. China demostrara lo que fielmente buscó y en muchos periodos se le negó; Una gran nación, una gran cultura. Tanto estos últimos años como en la actualidad, China ha buscado la clave para posicionarse favorablemente en la competencia internacional y acelerar su desarrollo, en si adaptarse a la corriente de los tiempos y abrir un camino correspondiente al desarrollo al país, este evento puede transformarse en un punto de partida nuevo. Bajo el lema Nuevo Beijing, Grandes Juegos Olímpicos se trabaja a destajo las 24hs, siete días de la semana. Pero aunque esto busque magnitud de fondo, casi parece minuciosa con los desafíos que la nación enfrenta; aguas y ríos contaminados, asimetrías urbanas socioeconómicas, inflación. Solo debemos mantenernos atentos, vigilando su curso, pero asimilando –esencialmente- no subestimar su potencial y su fuerza, ya que la China de ayer, nunca más será la China de mañana.

2. ¿Estima que pueden ayudar a facilitar la comprensión exterior de la singularidad de su trayectoria y evolución o, por el contrario, ha abierto un foso que llevará su tiempo cerrar?

 

China inicio sobre el borde del abismo, una revolución sin precedentes en su amplia y milenaria historia, caracterizada por un marco económico pragmático y el traspaso lento hacia un capitalismo con características chinas, sobre la base de una estructura institucional jerarquizada y centralizada en el PCCh. Estos y muchos otros ejemplos podrían citarse para no dejar en duda respecto de las impresionantes conquistas que China ha sido y es capaz de lograr. Los juegos olímpicos más alla de la simbología que representan, pueden ayudar a interactuar a la sociedad china aún más, pero asimismo puede transformarse en un factor que sume inestablidad social, traducido en fuertes críticas al Gobierno, muy limitado de tiempo y forma para revertir ciertas cuestiones puntuales de índole económico/social.

 

3. ¿Cree que las vicisitudes del proceso olímpico han servido internamente para reforzar un nacionalismo más beligerante con el exterior o se trata de una simple reacción puntual a algunas críticas promovidas en los últimos meses?


China viene reclamando lo que hace años perturba su inserción internacional pacifica y que genera temor en los Lideres políticos y en el sentir nacional; la no injerencia en los asuntos internos de los Estados. Este último término ha sido utilizado para formular críticas a China con relación a su modus operandi en el Tibet principalmente, región considerada parte inajenable de la nación. China reclama el respeto del mundo, asumiendo que sus discrepancias internas son cuestiones de Estado que en nada pueden perturbar la vinculación del país en el sistema global, siempre que su política no intente ser limitada por factores externos a la autoridad nacional y mucho menos al sentir del pueblo chino tan renuente a la directivas de Occidente.