Cien años de la Revolución de Xinhai

In Especiales by PSTBS12378sxedeOPCH

La Revolución de 1911 marcó el principio del fin del feudalismo en China y abrió la puerta a un nuevo tiempo histórico caracterizado por el impulso a la modernización del país, proceso asociado no solo al desarrollo sino a la necesidad de poner fin a la secuencia de humillaciones de los poderes extranjeros.  Cien años después, una misma conmemoración deriva en dos celebraciones, una a cada lado del Estrecho de Taiwán.

Preguntas

1.       ¿Qué significación atribuye a la Revolución de Xinhai en el largo proceso de modernización china?

2.       ¿Advierte matices destacados en la proyección política contemporánea de tal hecho en las celebraciones promovidas por Beijing y Taipei o quizás podrían haberse celebrado conjuntamente al minguar el enfrentamiento político entre el PCCh y el KMT?

3.       ¿Puede servir hoy aquel hecho y su ideario de punto de encuentro para ayudar a salvar las diferencias que aún separan a la República de China y a la República Popular China?

Colaboran en este Especial del OPCh:

Enrique Posada Cano, director del Observatorio Virtual de Asia-Pacífico (Universidad Tadeo Lozano, Colombia); Eduardo Daniel Oviedo (CONICETUniversidad Nacional de Rosario, Argentina); y Manel Ollé (Universitat Pompeu Fabra).

Respuestas de Enrique Posada Cano, director del Observatorio Virtual de Asia-Pacífico (Universidad Tadeo Lozano, Colombia).

1.      ¿Qué significación atribuye a la Revolución de Xinhai en el largo proceso de modernización china?

Es grande y brillante el significado de la Revolución de Xinhai en el largo trayecto de la historia de China porque:

Primero.  Fue el hundimiento definitivo del imperio, con las subsiguientes consecuencias de inauguración de un régimen republicano. Imperfecto, por supuesto, pero de todos modos, un punto de arranque hacia una realidad nueva.

Segundo, porque en medio de ese proceso estuvieron, instalados como protagonistas, el líder democrático Sun Yatsen y su Partido el Guomindang. Esto condujo a la cooperación de dicho partido con el Partido Comunista de China, que, a través de un camino zigzagueante, marcó etapas fundamentales como el de la Guerra de Resistencia Antijaponesa.  En las circunstancias actuales, nuevas coincidencias vuelven a presentarse en dicho esquema de cooperación gracias de nuevo a acercamientos notables entre los dos partidos bajo el liderato de Hu Jintao en la República Popular China y del Sr. Ma en Taiwán.

2.      ¿Advierte matices destacados en la proyección política contemporánea de tal hecho en las celebraciones promovidas por Beijing y Taipei o quizás podrían haberse celebrado conjuntamente al minguar el enfrentamiento político entre el PCCh y el KMT?

El centenario de la Revolución de Xinhai es un momento demasiado temprano para que se produzcan señales de acercamiento tan claras como una celebración conjunta de la  fecha.  Esto habría enviado un mensaje demasiado anticipado a un proceso que camina lentamente, tratando de evitar los obstáculos que le oponen una opinión pública de lado y lado demasiado sensibles a los temas neurálgicos que siguen como inamovibles, de modo particular, por parte de Taipei, su proclamado estatus de Estado, su reclamo de independencia, mientras del lado de Pekín esta posición es inadmisible.

3. ¿Puede servir hoy aquel hecho y su ideario de punto de encuentro para ayudar a salvar las diferencias que aún separan a la República de China y a la República Popular China?

En la historia siguen plantados, como hitos imborrables, los Tres Principios del Pueblo dictados por Sun Yatsen a su partido y que hicieron posibles no solamente el derrocamiento de la Dinastía Qing sino también las etapas de cooperación  Guomindang-Partido Comunista. Pero cada parte tendrá, seguramente, una interpretación diferente de esos principios. Allí no radica entonces la clave de un acercamiento de las posiciones. Fue relativamente sencillo el retorno de Hong Kong a manos soberanas de la República Popular China porque en este caso no estaba plantada frente a la posibilidad de ese retorno la configuración de un territorio como un Estado independiente, que es el caso de Taiwán, sino como una posesión colonial de la potencia británica, a la que, además, amparaba un ‘tratado’ que China siempre calificó de desigual e ilegítimo y que tenía una fecha de vencimiento precisa: julio de 1997.

Parecería que en la aproximación de Taipei a Pekín para una pretendida e idealizada reunificación entre el Continente y la Isla iba a contar bastante esa política inspirada en la tesis de Deng Xiaoping de ‘un país dos sistemas’ mediante la cual Pekín garantizaba a los hongkoneses que no tocaría un pelo a la realidad económica, social y política del territorio. El quid de la solución del conflicto aparentemente radicó entonces en que se plantara la bandera roja y amarilla de cinco estrellas en vez de la de Inglaterra. Y era de esperarse, en consecuencia, que la nueva realidad, que lleva ya una práctica de 14 años, haría ver a los taiwaneses que Pekín cumplía la palabra. Pero no ha sido ese el resultado. Por lo cual, dado que una sola tesis y su cumplimiento no tienen la fuerza suficiente para convencer a una de las partes, y que los asiáticos están muy lejos de acudir a instancias internacionales para mediar en sus diferendos internos o interestatales, sólo quedaría esperar el recurso del tiempo, el encuentro de mentes de nuevas generaciones refrescadas. Unas nuevas generaciones que han de actuar, hacia el futuro, en la dirección de una convergencia donde, si la parte taiwanesa exige mayor democracia en la parte continental, la habrá sin duda, y si Pekín exige que Taipei deje de llamarse país y arríe su bandera para aceptar la de las cinco estrellas, llegará un día en que esta posibilidad se presentará como una realidad. Lo que se descarta cada día más, en todo caso, frente a los cambios dramáticos que se viven hoy en el mundo, es una solución por vías no pacíficas. Donde no habría ganadores. Todos, las dos partes en conflicto y el resto del mundo, perderían.

 Respuestas de Eduardo Daniel Oviedo (CONICET- Universidad Nacional de Rosario, Argentina).

1.      ¿Qué significación atribuye a la Revolución de Xinhai en el largo proceso de modernización china?

La revolución Xinhai y la creación de la República de China representaron la ruptura abrupta con el sistema imperial y el ingreso de China en la modernidad política, más allá que la democracia sucumbió con rapidez ante la anarquía de los “señores de la guerra”. La erradicación del sistema feudal significó un adelanto de la política china sobre la arcaica estructura dinástica, además de crear expectativas sobre la reforma económica en China y su inserción en el sistema internacional. Es, pues, un hito esencial en la historia de la modernización en China, cuya primera experiencia concreta había emergido a fines del siglo XIX con la llamada “reforma de los cien días”.

Téngase en cuenta que diversos autores toman el año 1911 como fecha de la creación del estado moderno chino, aunque quienes enseñamos la historia contemporánea de China encontramos ciertas interrogantes actualmente no subsanadas: ¿Es este el punto de quiebre donde aparece el estado moderno chino? O bien, como aseveran los chinos, el Estado chino remonta su creación al año 221 a.C. durante el periodo de los Reinos Combatientes, cuando todavía no se conocía la noción de estado, incluso mucho tiempo antes de la creación del sistema westfaliano de poder que, precisamente, dio vida al estado moderno. Sin duda este debate continuará, pero es clara la importancia de la revolución del “Doble Diez” en la historia política de China y, aunque vertiginosamente ingresó en el caos político y económico, giró ciento ochenta grados la noción del origen de la soberanía, motor sustantivo para el despliegue de la nueva legitimidad y prosperidad económica.  

2. ¿Advierte matices destacados en la proyección política contemporánea de tal hecho en las celebraciones promovidas por Beijing y Taipei o quizás podrían haberse celebrado conjuntamente al minguar el enfrentamiento político entre el PCCh y el KMT?

Lo que podría haber pasado no se considera parte de la historia. Sin embargo, la dicotomía del poder en China ha profundizado el espíritu de la competencia entre ambas partes, que si bien no permiten celebrar conjuntamente este hito histórico, presentan la concreta situación a ambas orillas del estrecho de Taiwan de haber llevado a la práctica el crecimiento económico y la modernización, en detrimento de otras regiones que, como América Latina, presentan estados que han consolidado sus unidades políticas e independencias, pero aun poseen retraso en sus procesos de modernizaciones.  Por eso, si bien los gobiernos en China están incapacitados de festejar conjuntamente este hito, sus sociedades civiles deben está por demás satisfechas ante los niveles de vida alcanzados, especialmente cuando se lo compara con otras sociedades.

3.  ¿Puede servir hoy aquel hecho y su ideario de punto de encuentro para ayudar a salvar las diferencias que aún separan a la República de China y a la República Popular China?

Sin duda la revolución del Doble Diez es un hecho referencial para ambas partes. Lo mismo ha sucedido con la personalidad de Sun Yat-sen, sobre la cual, si bien existe controversia, ambas partes le atribuyen el rol sustantivo en el liderazgo del proceso revolucionario. Ambas representan puntos de encuentro y, a su vez, de discordia en el ideario y las interpretaciones históricas. Pero al momento de realizar el balance general de ambas, los intereses comunes sobrepasan a las tensiones, mitigadas por la puja del poder y las realidades de tener consolidados dos poderes políticos que gobiernan sobre territorios y poblaciones, que desde la visión continental son considerados parte de una sola China. Sin embargo, la raíz común de la civilización china y de pertenencia a un ámbito geográfico consuetudinariamente delimitado y mantenido a pesar de los embates colonialistas son indudables. Estas raíces posiblemente nunca se pierdan y superen, algún día, las vicisitudes de procesos políticos y económicos que han bifurcado su camino histórico. 

Respuestas de Manel Ollé (Universitat Pompeu Fabra):

  1. ¿Qué significación atribuye a la Revolución de Xinhai en el largo proceso de modernización china?

 Es un momento clave: probablemente a la larga más decisivo y rupturista que la proclamación de la República Popular en 1949. Del mismo modo que el estallido de la primera guerra del Opio de 1839 marcó el inicio en China de un siglo de derrotas y tratados desiguales ante las potencias extranjeras, la revolución de Xinhai de 1911 abre un ciclo republicano y modernizador, con episodios reformistas y revolucionarios de distinto signo y suerte desigual. La Revolución de Xinhai significa el fin de China como imperio y el punto de partida como nación de naciones en un marco republicano. Es un punto de referencia fundacional compartido (con distintos énfasis  e interpretaciones) tanto en la República Popular China continental como en la República de China (Taiwán) insular o en la excononia británica de Hong Kong y las comunidades de ultrama.

2.             ¿Advierte matices destacados en la proyección política contemporánea de tal hecho en las celebraciones promovidas por Beijing y Taipei o quizás podrían haberse celebrado conjuntamente al minguar el enfrentamiento político entre el PCCh y el KMT?

 En la China continental el aniversario más relevante y destacado de 2011 ha sido el del 90 aniversario de la fundación del Partido Comunista. Sobre el centenario de la República se han promovido actos de una cierta importancia e impacto social, pero sin el rango y la insistencia de la celebración épica de  la fundación del partido. Sobre 1911 ha promovido un film dirigido por Jackie Chan y protagonizado por el propio Jackie Chan, Li Bingbing y Joan Chen. Se ha colgado un gran retrato de Sun Yat-sen en el centro de la plaza Tiananmen, se han hecho exposiciones y actos diversos, pero significativamente se ha cancelado a última hora un gran debate interuniversitario sobre los “Tres principios del Pueblo” de Sun Yat-sen en el que estaban implicadas las más importantes universidades del país. Las ideas pueden aún ser perturbadoras…

Estamos aún lejos de un marco de celebraciones conjunta: el 1 de octubre en la República Popular y  la celebración del “doble diez” (diez de octubre) en Taiwán marcan el calendario fundacional de dos marcos de referencia simbólica: están demasiado cargadas aún de rasgos singularizadores que cifran los elementos políticos que los separan. Sun Yat-Sen es en Taiwán un héroe fundacional, nacionalista, es el padre de la patria: “Guo Fu” y el fundador del KMT. En el ámbito continental de la República Popular  China, Sun Yat-sen ante todo un revolucionario protosocialista, precursor de gran predicamento: su denominación de referencia “Zhongshan” da nombre a las principales calles y avenidas de casi todas las ciudades chinas: es sin duda el más usado en las calles céntricas. Y lo que comúnmente conocemos en occidente como “traje Mao” es en realidad un diseño directo de Sun Yat-sen, conocido en China como Zhongshan zhuang, que Mao adoptó como uniforme civil  de la República Popular. Sun Yat-sen es y ha sido siempre en la China Popular  una referencia simbólica indiscutida: su viuda Song Qingling ocupó cargos de gran relevancia simbólica en la República Popular, llegando a ser Presidenta de la República entre 1968-1972.

3.             ¿Puede servir hoy aquel hecho y su ideario de punto de encuentro para ayudar a salvar las diferencias que aún separan a la República de China y a la República Popular China?

 Tanto en la República de China como en la República Popular China la figura de Sun Yat-sen es parcialmente o enteramente entendida como el “guo fu” el padre fundador de la patria. Sobre esta base común se puede en el futuro establecer puentes que más allá de los pasos actuales marcados por el pragmatismo económico apunten a un horizonte de reunificación política efectiva, un horizonte que parece plausible pero  lejano… Y que no se producirá hasta el día en el que el Partido Comunista Chino sea legalizado en Taiwán y el Partido Nacionalista Chino KMT en la China continental…No debemos olvidar que ambas formaciones estuvieron coaligadas en su periodo fundacional.