China y los BRICS tras la cumbre de Xiamen Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China

In Análisis, Áreas, Política exterior by Xulio Ríos

La cumbre de los BRICS celebrada del 3 al 5 de septiembre de 2017 en Xiamen (Fujian, China) puso de manifiesto, una vez más, el elevado interés del gigante asiático por consolidar esta plataforma política, amortiguar las diferencias y explotar su diversidad y heterogeneidad para ejemplificar un nuevo modelo de relaciones internacionales con la cooperación Sur-Sur como eje principal.

Además de participar los principales líderes de los cinco países integrantes, como complemento de la cumbre se llevó a cabo, por primera vez, un diálogo con México, Egipto, Tailandia, Guinea y Tayikistán, esbozando un marco que aspira a ampliar la asociación (el BRICS Plus) con la suma de otros países en desarrollo.

Según China, de la cumbre de Xiamen surge la confirmación de los BRICS como una plataforma líder en la cooperación Sur-Sur que aboga por un crecimiento inclusivo, no enfrentado a la globalización y partidario de un orden mundial más justo y equilibrado, ejes conformadores que definen el proyecto desde sus inicios.

No obstante, una alargada sombra pesó sobre el éxito del encuentro: las fuertes tensiones entre India y China en una zona fronteriza del Himalaya. Un acuerdo in extremis sobre la base de la vuelta al statu quo puso fin a más de dos meses de movilización de ambas partes y facilitó la presencia de Narendra Modi. En tal sentido, la cumbre sirvió para enmendar los lazos entre ambos gigantes asiáticos, en primer lugar poniendo de lado aquellas cuestiones que empañan su cooperación bilateral y multilateral. Cabe recordar que en 2016 el comercio bilateral sino-hindú superó los 70.000 millones de dólares, de forma que China es el mayor socio comercial de India. Pese a todo, las rivalidades subsisten.

La cumbre se vio perturbada igualmente por la sexta explosión nuclear norcoreana, que China y demás países condenaron. De nuevo, Kim Jong-un hizo alarde de una política que contraría enormemente las prioridades regionales e internacionales de Beijing.

Los BRICS en el nuevo orden global

El escenario internacional sigue inmerso en una fase de constantes cambios. Una de las incógnitas de mayor alcance es la relativa al papel de los BRICS en la gobernanza global. La novena cumbre de este bloque trató de disipar dudas fijando el rumbo de la entidad y recordando algunas de las cifras principales que lo sustentan: representan el 42 por ciento de la población mundial, la participación económica combinada en el total mundial se elevó al 23 por ciento, su volumen total de comercio e inversión exterior representan, respectivamente, el 16 y el 12 por ciento del total mundial, y su contribución al crecimiento mundial asciende al 50 por ciento.

En la lectura china, los BRICS se encuentran en una fase crucial para confirmarse como un actor de relevancia en el siglo XXI. Beijing apuesta por su firme consolidación, que debe basarse en el fomento de la cooperación económica y comercial en el seno del grupo y en el aumento de los intercambios culturales y sociales. En estos momentos disponen de unos 60 mecanismos de cooperación establecidos trabajando de manera conjunta en áreas que abarcan la economía, el comercio, las finanzas, pero también la ciencia y tecnología o la cultura. Esa construcción interna es la mejor garantía de futuro para los BRICS.

Asimismo, la apuesta por el multilateralismo se complementó exhortando a preservar con firmeza el sistema internacional con la ONU como núcleo.

En paralelo, los BRICS han visto que los derechos de voto de China e India han aumentado en el FMI y el BM. Eso les anima a seguir coordinándose para promover la reforma progresiva de la arquitectura de la gobernanza económica global pero también a desempeñar un papel cada vez mayor -y original- en la habilitación de propuestas para instar la resolución de los asuntos políticos y de seguridad a nivel regional e internacional.

En suma, frente a quienes consideran esta plataforma como un ejercicio de retórica sin futuro, que pierde potencia y al borde la desintegración, China ha tratado de poner en valor en Xiamen, donde Xi Jinping fue vicealcalde hace 30 años, los progresos que han alcanzado en la década transcurrida desde su fundación, al tiempo que reivindica su ductilidad para sobrellevar los complejos ambientes internos y externos que afloran como vientos en contra. China apuesta por ello en una doble vía: incrementar su vitalidad mediante el fortalecimiento interno y expandir su influencia externa.

El objetivo de China consiste en unir a los mercados emergentes y los países en desarrollo e impulsar a los BRICS como una plataforma líder en la cooperación Sur-Sur. El mecanismo BRICS Plus viene a concretar esa mayor escala para hacer un frente conjunto a los desafíos globales. China respalda este discurso con 500 millones de dólares para apoyar iniciativas de desarrollo y enfrentar las hambrunas, los flujos de refugiados, el cambio climático y la sanidad pública. En la cumbre ofreció hasta 40.000 bolsas de formación para 2018. En paralelo se llevó a cabo el Diálogo de Mercados Emergentes y Países en Desarrollo que pretende la expansión del modelo.

Avances y agenda

En Xiamen se aprobó una declaración común de 70 puntos que abarca una gran amplitud de asuntos, quizá demasiados, abundando de modo principal en la demanda de reforma del orden mundial vigente. Ese afán de adecuación del orden institucional global a la realidad actual, de trasladar al plano institucional la nueva radiografía económica global, muy diferente a la de la posguerra, es una constante que a nadie sorprende y que será reforzada en los próximos años.

EL NBD (Nuevo Banco de Desarrollo) de los BRICS, con sede en Shanghái, es una de las expresiones de dicho cambio y del propósito de avanzar por esta senda con iniciativas propias. El NBD fue fundado durante la sexta cumbre en Fortaleza (Brasil) en julio de 2014 y comenzó a funcionar formalmente en julio de 2015 con un capital autorizado inicial de 100.000 millones de dólares. Su objetivo es financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible tanto en los BRICS como en otras economías emergentes y en desarrollo. El banco aprobó su primer paquete de créditos en abril de 2016 por un valor de 811 millones de dólares, sumando un total de 1.550 millones en todo el ejercicio con proyectos aprobados en India, Rusia y China. El pasado 17 de agosto abrió su primera oficina regional en Johannesburgo (Sudáfrica) y pretende abrir más. Se espera que los préstamos concedidos por el NBD este año 2017 lleguen a los 2.500 millones de dólares.

El NBD y el Acuerdo de Reservas de Contingencia están llamados a complementar las grandes instituciones financieras internacionales dominadas por Occidente.

La Agenda 2030 fue otro de los ejes del encuentro de Xiamen, reclamándose la observación de un compromiso “de acuerdo con las condiciones nacionales” pero facilitando en todo caso un desarrollo sostenible y caracterizado por la defensa simultánea del progreso económico, social y ambiental. La alusión a las  “responsabilidades comunes pero diferenciadas” recuerda a los países desarrollados que deben cumplir con sus compromisos en este orden.

Cabe destacar igualmente que la reunión reforzó las medidas orientadas a mejorar la confianza estratégica, ciertamente desigual entre los miembros. Este año, por ejemplo, llevaron a cabo la Reunión de Altos Representantes del BRICS para Asuntos de Seguridad y la Reunión de Ministros de Asuntos Exteriores. Igualmente, también los cinco han mantenido consultas regulares entre sus representantes en Nueva York, Ginebra y Viena para coordinar posiciones en temas importantes.

Sin vuelta atrás

Xi Jinping calificó el ascenso colectivo de los mercados emergentes y los países en desarrollo como una “tendencia irreversible” de los tiempos actuales pero recordando que el aprovechamiento pleno de sus posibilidades va a depender de la capacidad endógena para incrementar la solidaridad y la cooperación intrabloque. Las guías de esa hoja de ruta son inequívocas: desarrollo compartido, oposición al proteccionismo, mayor papel en los asuntos globales. Para ello, China apeló a una mayor coordinación de las macropolíticas y la conectividad en comercio e inversión, monedas y finanzas, e infraestructura.

Según datos del Ministerio de Comercio de China, la relación de Beijing con los BRICS experimentó un importante crecimiento en los primeros meses de 2017. El volumen comercial aumentó un 26 por ciento interanual y se situó en 167.070 millones de dólares entre enero y julio. A finales de julio, la inversión directa no financiera de China en los BRICS había llegado a 870 millones de dólares. El total de la inversión en el extranjero de los BRICS ha alcanzado los 200.000 millones de dólares, un 12 por ciento del total global. No obstante, sólo un 6 por ciento de esa cifra corresponde a la inversión bilateral y mutua entre los integrantes del mecanismo.

 

China avaló un plan para fortalecer la asociación con la mirada puesta en tres focos principales: avanzar en el consenso sobre la situación internacional, afianzar el papel en la gobernación global y primar la cooperación intra-bloque prestando mayor atención a asuntos como la promoción de las monedas nacionales, la cooperación tecnológica, la lucha contra la polución o la corrupción, temas todos ellos visiblemente incorporados a su propia agenda interna.

Hoy por hoy, salvar las profundas disparidades políticas, económicas y estratégicas que convergen en los BRICS exige trascender esa principal coincidencia en el rechazo de las intromisiones de EEUU en sus asuntos. En su seno subsisten tensiones bilaterales que no pueden ser calificadas de menores; igualmente, los intereses nacionales dificultan el desarrollo del vasto potencial de cooperación expresado tanto en términos de mercados de consumo como de dimensión territorial o capacidad financiera.

Todo ello otorga valor a la pregunta central que planea sobre su futuro: ¿son los BRICS expresión de una tendencia y posibilidad real o una manifestación ocasional del voluntarismo chino para ganar proyección global? ¿La ampliación sugerida en Xiamen con la incorporación de nuevos países a través de la fórmula BRICS Plus es expresión de su poder incremental o una forma de amortiguar su debilidad?

La X cumbre se llevará cabo en 2018 en Sudáfrica. No parece que su realización esté en peligro. El debate proseguirá.

Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China. Su último libro: China Moderna (Tibidabo, 2016).