BEIJING, 28 sep (Xinhua) — Wang Miao nunca ha oído hablar de «la ceremonia de recepción del niño», un antiguo ritual mediante el cual un padre homenajea a su mujer por el recién nacido en su primer encuentro.
«El padre hace una reverencia para agradecer a la mujer su compañía para lo bueno y para lo malo, por el sufrimiento del embarazo y por el dolor sufrido al dar a luz», explica Wang, de 36 años, tras una ceremonia simulada.
«Muchos padres rompen a llorar en el sitio, y determinan tratar mejor a sus mujeres», añade.
Estos rituales simulados son solo algunos de los aspectos de la experiencia cultural en «Shuxiang Qufu», un centro de aprendizaje en la ciudad de Qufu, donde nació Confucio, en la provincia oriental de Shandong.
Otras experiencias que ofrecen son lecciones para tocar el guzheng, un antiguo instrumento de cuerda chino similar a la cítara, estudio guiado de los trabajos clásicos del confucianismo y exposiciones sobre artesanía antigua como impresión con caracteres móviles y fabricación de papel.
Wang, una hotelera local, lleva a su hijo de diez años casi todas las semanas y ha visto los cambios que ha experimentado su vástago durante los pasados años.
«Se levanta pronto todos los días y recita las Analectas, y no es adicto a los juegos móviles como muchos otros niños», apunta y agrega que el niño nunca arroja basura.
El jueves se celebra el 2.568º cumpleaños de Confucio (551 a.C-479 a.C), un educador, filósofo y fundador del confucianismo.
El presidente de China, Xi Jinping, visitó Qufu en noviembre de 2013 e indicó que los estándares morales transmitidos por los antepasados deberían ser heredados sobre la base de «hacer que el pasado sirva al presente» y «mantener lo esencial mientras se descarta las espumas».
Frente a un banco de madera en Kongfu, la antigua residencia de los descendientes de Confucio y ahora un lugar turístico, Kong Hongen cuenta a los visitantes la historia sobre la corrupción de Yan Song, un notorio funcionario de la dinastía Ming (1368 – 1644).
Cuando Yan y su hijo fueron acusados de corrupción, el emperador Ming sentenció a su hijo a muerte. Yan fue a implorar ayuda a un descendiente de Confucio con el que estaba relacionado por matrimonio, pero estuvo sentado en el banco durante seis horas sin ser recibido.
«Yan no tuvo un hijo hasta los 40 años, y lo echó a perder. Los funcionarios deberían aprender su lección y disciplinar a sus familias», manifiesta Kong.
Kong, de la 75º generación de descendientes de Confucio y antiguo guía turístico, trabaja en la academia de liderazgo ejecutivo de Jining para estudios políticos y morales. Enseña a los funcionarios confucianismo en sitios como Kongfu.
La academia Jining se estableció en junio de 2015. Más de 40.000 funcionarios han recibido formación allá, desde la escala ministerial a la de distrito, de todo el país, explica Li Jingxue, jefe de la academia.
«Además de la formación en clase, tenemos 22 lugares de instrucción, como el banco, que cubren los pensamientos de Confucio sobre la paz y armonía, instrucciones familiares, piedad filial y corrupción», añade.
Desde el XVIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), Xi, quien también es secretario general del comité central del PCCh, ha hablado sobre la moral en varias ocasiones. En febrero de 2013, mientras presidía una sesión de estudio del Buró Político del Comité Central del PCCh, Xi destacó que la supremacía de la ley y la supremacía de la virtud deberían ir de la mano.
Durante más de 2.000 años, las ideas de Confucio, incluyendo la de ser guiado por la virtud, autodisciplina para calmar a otros y armonía en la diversidad, han sido centrales para la vida personal, familiar y social en China.
Sin embargo, el «declive moral» se ha convertido en un tema de conversación en los medios chinos, desde la pequeña golpeada por un coche y dejada sin ninguna ayuda, a la gente saqueando sandías que habían caído de un camión que había sufrido un accidente.
Yang Chaoming, jefe del Instituto de Investigación de Confucio de China, resalta que mientras se persigue la riqueza material, algunos han descuidado la ética tradicional.
«Deberíamos llegar al corazón de la gente usando nuestras tradiciones, e iluminar nuestro camino para rejuvenecer la nación china», concluye.