El fin de semana se llevó a cabo la inauguración de la edición número diecinueve de los Juegos Asiáticos; evento que tiene como sede la ciudad de Hangzhou. Los deportes y la promoción de estos no es un tema casual en la República Popular China, sino un factor que ha sido clave a lo largo de la historia de este país. Si bien los eventos internacionales han servido como un escenario de posicionamiento entre países a través de los medalleros, estas acciones conllevan una serie de estrategias que, en el caso chino, han evolucionado con el paso de los años a partir del contexto político, social-cultural y económico de este país y del propio escenario internacional.
En el siglo pasado, no se puede dejar de lado la importancia de la diplomacia deportiva china en plena Guerra Fría y sus resultados como la llamada diplomacia del ping-pong. Sin embargo, ante los cambios dentro y fuera de China, el deporte se ha posicionado cada vez más como parte del poder suave chino.
¿Qué hacer? ¿Qué decir? ¿Por qué?
Dentro de la comunicación, la promoción y las relaciones públicas, estas preguntas son básicas y conllevan una serie de estrategias que permiten mejorar la imagen de algo o alguien ante distintos públicos. Retomando la definición de qué es la diplomacia deportiva, se identifica al deporte como una herramienta clave para llegar a distintos públicos y mejorar la percepción que se tiene de un país. Si se pudiera señalar de otra forma, la diplomacia deportiva se ha convertido en un elemento importante de la diplomacia pública a través de lo “democrático” que es el deporte. Me refiero a democrático desde la perspectiva de que es un tema que logra converger a casi toda la población, sin importar diferencias lingüísticas, de precariedad, culturales, etc. En pocas palabras, el deporte es uno de los temas más visibles de la cultura popular de todo el mundo. El resultado de una buena estrategia de diplomacia deportiva es la mejora de la imagen y la percepción de un Estado en públicos no necesariamente vinculados con la toma de decisiones o la élite políticas. Esto permite un impacto no solo político, sino también económico, ya que refuerza otros aspectos como la marca-país.
Por lo tanto, el mensaje recae en la idea de bienestar que puede mostrar un país a través del deporte y sus atletas. En este sentido, China es uno de los países que se ha preocupado por generar semilleros con infraestructura para lograr tener atletas de alto rendimiento en casi todos los deportes. En donde más allá de la competencia, las y los atletas se convierten en embajadores y pieza clave del “people to people diplomacy”. Junto con esto, obtener sedes de competencias internacional o regionales permite también visibilizar la capacidad de infraestructura que un país pueda tener, así como abrir una ventana para la promoción cultural. Esto ya sea vía la comunicación verbal o la no verbal.
Es así como existen países que logran equilibrar este combo para reforzar y legitimar la imagen y la percepción que el resto del mundo tiene de ellos, algo que China tiene muy en claro.
Xi y la diplomacia deportiva china del siglo XXI
El deporte es un tema no ajeno a la historia política del presidente Xi Jinping, pues él dirigió los preparativos de la sede de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Siendo este evento un escaparate muy bien aprovechado por China para demostrarle al mundo la madurez que había alcanzado para convertirse en el líder de las economías emergentes, a partir de su capacidad económica. La ceremonia de inauguración de esa edición tuvo muy claro qué hacer, qué decir y por qué, esto con un presupuesto estimado 80 millones de dólares estadounidenses.
El ascenso de Xi como presidente de China dio continuidad a la importancia del deporte dentro y fuera de China. Siendo la estrategia de promoción e inversión del soccer como un deporte obligatorio en la educación básica en 2016. Esto fue planeado con la idea de colocar a China como un mercado clave para los clubes de soccer reconocidos a nivel internacional hacia 2025, objetivo que se perdió en el camino. De manera paralela, el deporte se ha insertado también dentro de la Iniciativa Franja y la Ruta.
Otro aspecto para destacar es la relación entre el partido y atletas, como es el caso del ex basquetbolista de la NBA, Yao Ming, quien en 2012 se insertó a la vida política convirtiéndose en miembro del Comité de Shanghai de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Una carrera política que no ha logrado trascender ante los últimos escándalos de corrupción en donde se ha visto involucrado. Otro ejemplo no fortuito, son las denuncias de acoso a atletas mujeres por parte de políticos. Siendo el caso de la tenista Peng Shuai el más visible a nivel internacional.
Más allá de esto, la fórmula que parece efectiva para China está determinada por las grandes delegaciones en competencias internacionales y las sedes que ha logrado después de Beijing 2008, en donde se esperaba que los juegos de invierno de 2022 fueran eco de los juegos de verano. No obstante, el factor pandemia fue clave para la realización y el desenvolvimiento de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021 y Beijing 2022.
Hangzhou 2023, ¿reinventando el best seller que fue Beijing 2008?
Es importante señalar que, en la memoria de la población del mundo, los Juegos Asiáticos no habían sido algo que llamara la atención del público internacional. Es más, estos juegos habían presentado problemas en sedes anteriores por la falta de capacidad en infraestructura. Sin embargo, la ceremonia de apertura de Hangzhou logró esto.
Hangzhou es una de las ciudades “medianas” de China que más se ha visibilizado a nivel internacional, ya sea por ser sede de la Cumbre del G20 en 2016 o por ser la casa de uno de los gigantes tecnológicos chinos, que es Alibaba. Es decir, una ciudad que ha tenido un escaparate político y económico-tecnológico durante los últimos años. Esto sin dejar de lado la riqueza histórica y cultural que resguarda de la China imperial y sus distintas dinastías, así como uno de los lugares clave en la cultura del té. Definitivamente, esta ciudad reúne las características para poder ser parte de la diplomacia deportiva china.
El best seller que fue la ceremonia de Beijing, estuvo bajo la mano del cineasta Zhang Yimou, quien dirigió grandes éxitos del cine chino a nivel internacional como “La casa de las dagas voladoras”, “Hero” y “La maldición de la flor dorada”, entre otros. La fórmula de Zhang se basó en un mensaje claro y contundente de una China moderna gracias a su riqueza histórica y cultural, y la tecnología.
La ceremonia de los Juegos Asiáticos estuvo a cargo de Sha Xiaolan, quien no es ajeno a Beijing 2008, ya que él estuvo encargado de realizar la miniserie para televisión de estos Juegos Olímpicos. El espectáculo de este fin de semana retomó la fórmula de 2008, e incluso existen elementos de apertura y cierre que se repiten. Pareciera que la ceremonia de Sha reinterpreta y refresca la obra de Zhang, es decir, visualmente es una versión evolucionada de 2008. Esto desde el estadio y sus alrededores, que en diseño dan una continuidad al Olympic Park de Beijing. La inserción del público en el show a través de linternas, las coreografías masivas y los elementos básicos de la música tradicional, las coreografías aéreas y un encendido del pebetero totalmente innovador son aspectos similares en ambas ceremonias.
En este último punto, Hangzhou evoluciona al atleta que corría por lo alto del “Nido” a través del atleta digital corriendo por toda la ciudad y entrando al estadio. Esto como un broche de oro que deja incuestionable el liderazgo tecnológico chino y su proyección en unos años como potencia global en inteligencia artificial.
Este espectáculo de diplomacia deportiva llega en un momento interesante ante las noticias que rodean a China en estos días y en vísperas del día nacional.