El signo político en el gobierno de las democracias liberales de las economías desarrolladas y su postura hacia China (2012-2021) Bienvenido Tingyi Chen Weng es estudiante del Grado de Relaciones Internacionales en la UCM y realiza prácticas en el Observatorio de la Política China (OPCh)

In Estudios, Política exterior by Xulio Ríos

HALLAZGOS CLAVE

  1. Entre los ocho casos analizados —EE. UU., Canadá, Japón, Corea del Sur, Alemania, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda— en el estudio, durante el periodo comprendido entre 2012 y 2018, no es posible establecer una correlación entre gobierno conservador y una política de confrontación hacia China; y, por el lado contrario, entre gobierno social-liberal y una política de compromiso hacia China.
  2. A partir del año 2018, sí es posible establecer una correlación entre ambas variables (gobierno conservador/política de confrontación; gobierno social-liberal/política de compromiso). En este sentido, los gobiernos conservadores de EE. UU., Japón, Australia y el Reino Unido han mantenido estrategias de confrontación hacia China, mientras que los gobiernos social-liberales de Canadá, Corea del Sur y Nueva Zelanda han procurado mantener una postura de mayor compromiso (diálogo y multilateralismo) frente a China. La única excepción es la Alemania conservadora de Merkel, que ha adoptado una estrategia de compromiso.
  3. La retórica y estrategias más duras frente a China han sido lideradas por gobiernos conservadores, principalmente por el gobierno de Donald Trump en EE. UU. y de Shinzo Abe en Japón. De esta manera, el Quad se revitalizó con cuatro gobiernos conservadores en EE. UU., Japón, Australia y la India; y, además, fueron los gobiernos de Abe y Trump quienes promocionaron el nuevo concepto geoestratégico del “Indo-Pacífico”, con un claro objetivo de contener el ascenso chino.
  4. La empresa de telecomunicaciones china Huawei ha sido uno de los principales focos para la contención del ascenso chino. Los gobiernos conservadores han marcado principalmente esta tendencia y la administración de Donald Trump en EE. UU. ha tenido un papel líder en las restricciones, influenciando al resto de casos para su prohibición en el despliegue de sus infraestructuras de 5G.
  5. En dos de los tres gobiernos social-liberales actuales analizados —Corea del Sur y Canadá—, los partidos conservadores en la oposición apuestan por una línea más dura frente a China. En Alemania, en el propio partido de Merkel, han surgido voces que apuestan por una línea más dura. La excepción es Nueva Zelanda, donde existe una consenso bipartidista para mantener una política de compromiso con China.
  6. En seis de los ocho casos, China es su principal socio comercial —EE. UU., Corea del Sur, Japón, Alemania, Australia y Nueva Zelanda—; en uno, es el segundo —Canadá— y, en otro, es el quinto —Reino Unido—. Este hecho tiene principalmente dos efectos. Por un lado, si estos países no consiguen eliminar —o, al menos, reducir— su dependencia comercial y económica de China, este factor tendrá indudablemente un impacto en sus formulaciones de política exterior hacia la RPCh. Por otro, Beijing ha explotado este factor a través de la utilización de “palos y zanahorias” (carrot and stick) para recompensar a aquellos que mantienen un lenguaje más moderado y castigar a aquellos que tienen un discurso de mayor confrontación.

(El texto completo, en el PDF adjunto).