BEIJING, 5 may (Xinhua) — Después de levantarse William Paulo Santos, un chico de 13 años del estado brasileño de Pará, se acerca a la ventana para contemplar la granja de su familia. A lo lejos, unas torres de transmisión de energía cohabitan con la visión paradisiaca que el niño ve a través de la ventana.
La casa de William está cerca del trazado de las líneas de transmisión Xingu-Rio, establecidas para mejorar el suministro de electricidad para las ciudades más grandes de Brasil como Río de Janeiro y Sao Paulo.
El proyecto, que cruza la selva amazónica, requirió la construcción de 4.448 torres y la instalación de 2.539 kilómetros de líneas eléctricas, según datos de la empresa Xingu Rio Transmissora de Energia, S.A., filial de la empresa china State Grid Brazil Holding.
William ha sido testigo de la construcción del proyecto y de la manera como este ha preservado las riquezas naturales y paisajísticas que se divisan desde su ventana. La llegada de la iniciativa no ha interrumpido el que los árboles se desplieguen hacia el horizonte mientras los animales mastican el pasto y el aire refresca la temperatura.
Él y sus hermanos siempre van de pesca a uno de los ríos que corren cerca a su casa. Allí, especies autóctonas de peces nadan en aguas transparentes, los loros saltan entre las ramas de los árboles y los micos juegan entre la naturaleza.
«Sabemos que cuando los chinos llegaron consiguieron conservar los ríos y los peces de la región. Aquí tenemos varios tipos de animales, nos gusta mucho jugar con ellos. Me gusta vivir en el campo porque aquí podemos ver la selva», declaró William.
La preservación de la naturaleza fue el desafío más grande para los ingenieros. Uno de los subdirectores de Xingu Rio Transmissora de Energia, S.A., Yang Guangliang, señaló que para proteger el verde característico de la zona fue necesario hacer una desviación del trazado.
«Esto incrementó mucho el costo del proyecto, pero para nosotros valió totalmente la pena», matizó Yang.
El respeto por la presencia de pueblos indígenas fue otro motivo por el que la empresa decidió modificar el trazado original.
Según datos de la empresa, el sector uno del proyecto esquivó algunas aldeas indígenas como la de Paracaná en el estado de Pará con el fin de preservar su autonomía.
En este sentido la redefinición del proyecto estuvo de acuerdo a los requisitos establecidos por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables, Ibama, y la Fundación Nacional del Indio.
Otra de las decisiones tomadas por la empresa para proteger la vegetación fue levantar torres de 105 metros, al menos 25 metros más altas que las tradicionales.
«Esta medida merece la pena pues sirve para proteger el pulmón verde de la Tierra, la jungla amazónica», acotó el subdirector de la firma.
El aumento de la altitud permitió hacer un mejor manejo de la servidumbre, el proceso por el cual una construcción aprovecha un recurso específico, en este caso los árboles de la selva brasileña, considerada pulmón del mundo.
Según el ingeniero ambiental, Leandro Moraes, contratado para evaluar el impacto ambiental de las obras, las líneas de Xingu-Rio utilizaron una franja de servidumbre de apenas diez metros, cuando para este tipo de proyecto se requiere un área de unos 114 metros.
El proyecto se adelanta en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, para la cual, según el presidente de China, Xi Jinping, se requiere aplicar el concepto de desarrollo verde y reforzar la protección ecológica y ambiental a fin de construir una Ruta de la Seda verde.
El trazado energético de Xingu-Rio también realizó trabajos de conservación de especies. En su ejecución se hicieron estudios sobre 938 especies animales, con un énfasis especial en los apreciados micos de la región, y se resguardaron 60 tipos de plantas en peligro de extinción.
Según el ingeniero Moraes en el desarrollo de la obra se «adelantaron estudios sobre la flora y la fauna con la recolección de germoplasma. Los animales que encontramos los enviamos a las clínicas veterinarias próximas al municipio de Pacajá».
El establecimiento de las torres de transmisión de energía también permitió hacer un trabajo de conservación arqueológica con la realización de 4.492 exploraciones y la identificación y protección de 710 reliquias y cuevas naturales.
La construcción de infraestructura en la zona y las demás actividades ligadas a la misma han significado un impacto positivo en el empleo de miles de personas.
El técnico ambiental brasileño Marcelo Pellegi explicó que la zona cercana al proyecto «es una región muy pobre y con muchas necesidades». Sin embargo, las obras y la generación de empleo aportaron dinero a la economía, lo que mejoró la vida de los vecinos de la iniciativa.
La línea de transmisión eléctrica de Xingu-Rio abarca 81 ciudades en cinco estados brasileños y tiene como fin suministrar energía limpia, además de ayudar a construir cerca de dos mil kilómetros de carreteras y 350 puentes.
El niño William Paulo Santos ha sido testigo de la preservación de la amazonia brasileña durante el desarrollo del proyecto. Él y sus vecinos siguen disfrutando de los frutos de su paraíso.
«Solemos pescar en este arroyo. Los chinos trajeron cosas muy buenas para nosotros. Ahora somos muy buenos amigos,» dijo William. Fin