El pasado 18 de Mayo trascendía oficialmente que el ministro de Agricultura y Asuntos Rurales de China, Tang Renjian, se encuentra bajo investigación por “presuntas violaciones graves de la disciplina del Partido y de la ley”. Tang, también secretario del grupo dirigente de miembros del Partido del Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales, está siendo investigado por la Comisión Central de Control Disciplinario del Partido Comunista de China y la Comisión Nacional de Supervisión, según el comunicado oficial.
El nombre de Tang Renjian se suma a otros dos relevantes que han sido también objeto de instrucción disciplinaria tras el XX Congreso del PCCh (2022): el titular de la cartera de exteriores Qin Gang y el de defensa Li Shangfu. En el primer departamento, esta semana se ha anunciado el nombramiento de Hua Chunying como viceministra de Relaciones Exteriores de China, mientras se apunta al inminente relevo de Wang Yi.
Tang fue nombrado al frente del departamento de agricultura en función de su dilatada experiencia en la gestión de los asuntos rurales, especialmente en la lucha contra la pobreza en el campo. Se le considera un “tecnócrata”, aunque era también responsable del grupo dirigente central de trabajo rural.
Las especulaciones en torno a las causas del relevo de Tang Renjian son de doble signo. De una parte, directamente relacionadas con su gestión y, en concreto, por las hipotéticas deficiencias en la implementación de la política de revitalización rural. De hecho, en los últimos meses, la Comisión Central de Inspección Disciplinaria tenía en curso una investigación sobre algunas iniciativas (como las conocidas como “librerías rurales”) que no pasan de proyectos considerados de imagen, al igual que buena parte de la política de “renacimiento cultural” en el campo.
En paralelo, la modernización de la agricultura y de las zonas rurales, un santo y seña de la reforma en el campo, ha generado polémica. Se ha acompañado de un impulso a la digitalización rural pero también de conflictos asociados a la creación de condiciones “más adecuadas para vivir” y que se sustancian con demoliciones forzadas o la destrucción de aldeas enteras para reubicar a sus habitantes en zonas residenciales más modernas como marca de un proceso de urbanización acelerado que deriva en graves excesos.
Ese programa de revitalización rural ha contado en los últimos años con muy importantes dádivas financieras que hoy podrían ser el sustento de acusaciones de corrupción y desvío de recursos. En algunas provincias, cierto retorno de la pobreza, cuya erradicación se había anunciado en 2021, ha afeado las declaraciones del propio ministro Tang en las “dos sesiones” de este año al destacar de su gestión que había logrado evitar ese regreso de la pobreza.
De otra, cabría citar los cambios en gestación en las carteras relacionadas con la economía y que alentarían cambios de personal en algunos de los departamentos, bien podría haberle afectado de lleno a Tang Renjian.
La pugna entre diferentes visiones de la orientación de la economía tras el tercer pleno, que guarda relación con el definitivo impulso de la recuperación pos-Covid pero también con un pulso de calado por abrir o no más espacio al mercado como clave de la próxima década (hacia 2035) en detrimento del intervencionismo característico del xíismo, añade dimensión política a un tercer caso relevante que eleva la significación de los desaciertos en los nombramientos efectuados tras el XX Congreso del PCCh.
Téngase en cuenta que entonces el tercer mandato de Xi Jinping fue acompañado de una merma significativa de la pluralidad en los principales órganos dirigentes del PCCh y de una mayor impronta del partido sobre la estructura institucional y, en particular, sobre el Consejo de Estado.