Me satisface enormemente dar el relevo en la dirección del Observatorio de la Política China (OPCh) a dos personas, Raquel Isamara León de la Rosa y Marola Padín Novas, que tantos años llevan estudiando China y colaborando con esta entidad.
Estoy convencidisimo del acierto de la elección y estoy seguro de que supondrá para el Observatorio un enorme estímulo en sus actividades, una renovación en sus propuestas y un refuerzo en su rigor y capacidad académica y analítica.
El OPCh se ha destacado en los últimos lustros como una entidad de referencia en los estudios chinos. Algunas apuestas han caracterizado esa trayectoria. Entre las estratégicas, cabría citar, en primer lugar, esa vocación euroamericana que está manifiestamente presente en el relevo, como también en la Red Iberoamericana de Sinología o en el trimestral Jiexi Zhongguo-análisis y pensamiento iberoamericano sobre China; en segundo lugar, el seguimiento de la cuestión de Taiwán, que hoy se afianza como un asunto clave en la geopolítica de la zona pero también en el rumbo de la propia política china y hasta del actual sistema internacional en su conjunto.
Hay productos del Observatorio que hoy son de inexcusable consulta para cualquier persona (empresario, periodista, estudioso…) interesada en el mundo chino, como el citado Jiexi Zhongguo, el Taiwán Hebdo o los informes anuales, además de los cientos de análisis y estudios que han contribuido a incentivar el interés por China y su evolución.
En las memorias anuales podemos advertir el enorme caudal de especialistas que han colaborado con el OPCh a lo largo de los últimos lustros. A todos ellos quisiera reiterar mi agradecimiento por su generosidad y entrega. También a los estudiantes que han desarrollado sus prácticas curriculares con nosotros. Igualmente gracias, a las muchas personas que en el ámbito oficial o fuera de él, ya de China o de cualquier otro país, han mostrado su apoyo al OPCh en estos años. Y, por supuesto, a quienes nos siguen de forma constante, muy especialmente a través de la newsletter semanal.
El nuevo equipo pilotado por Raquel y Marola decidirá sobre la continuidad de iniciativas como los simposios electrónicos internacionales o sobre los contenidos a potenciar con esa red de entidades de diverso tipo con las que hemos establecido un importante caudal de convenios de colaboración.
En el enfoque del OPCh ha primado siempre una visión constructiva sobre la realidad china; sin merma de la crítica, pero evitando caer en los tópicos. Es una tarea nada fácil y cada vez más complicada de llevar a cabo en unos tiempos en que la crispación nos incita a tomar partido en una dirección o en otra. La independencia constituye un valor básico en el análisis político pero también es indispensable si en verdad se aspira a generar un discurso autónomo y alejado de imitaciones. Para poder decir otra cosa tenemos que poder pensar otra cosa.
Si en los años 90, el IGADI (Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional) puso en marcha una línea de estudio sobre el mundo chino, el acuerdo de colaboración suscrito en 2004 con Casa Asia (donde hemos podido contar con la complicidad de esa viga maestra que siempre ha sido Rafael Bueno), abrió otra etapa que, en los buenos tiempos, permitió desarrollar un buen elenco de propuestas y actividades.
Ojalá las crisis nos abandonen o, cuando menos, nos den tregua y esto haga posible la implementación de una agenda compartida y ambiciosa con tantos actores con los que compartimos propósitos y aspiraciones.
La suma de la Fundación Qili y de algunos centros de investigación e universidades en diferentes países puede generar un importante caudal de oportunidades que merece la pena explorar.
A partir de ahora, quizá a otro ritmo pero no con menos compromiso, desde mi condición de asesor emérito seguiré colaborando con el OPCh, naturalmente, estando siempre a disposición del nuevo equipo directivo, a quien deseo la mejor de las suertes.
5 de Septiembre de 2022