¿Reformismo, involucionismo o ambos a la vez? Del somero análisis precedente podemos concluir que de todo hay en el mandato de Xi. Hay innovación e impulso para la transformación de China a fin de completar el magno objetivo de la modernización (el sueño chino de la revitalización nacional) pero involucionando en la gobernanza de su motor principal, el PCCh, acentuando un perfil más personalista y menos colegiado, en paralelo a la afirmación de un Estado de derecho que atribuye un papel destacado a la norma a la espera de definir los contornos de un hipotético nuevo constitucionalismo, diferente al liberal.
En lo ideológico, el repunte del marxismo o del legismo –más que el confucianismo-, la insistencia en “permanecer fieles a la misión fundacional”, sugieren una mayor ideologización frente al pragmatismo del denguismo, una reafirmación del ideario de origen en un magma ecléctico que va incorporando influencias como las ramas de un árbol cuyo tronco hunde sus raíces en la matriz fundacional.
La suma de aditivos sugeridos converge en la caracterización del xiísmo como una etapa nueva en el proceso de transformación que se inicia en China en 1949 y que, sobre todo, altera la ecuación básica del denguismo, definiendo una fase distinta que podemos reconocer en los diferentes parámetros, ya hablemos de ideología, economía, sociedad o política exterior.
Como guía teórica, la validez y consistencia del pensamiento de Xi Jinping “sobre el socialismo con peculiaridades chinas de la nueva era” es objeto de debate. A priori, su principal virtud es la certera aprehensión del momento que vive el país, la identificación de sus retos y oportunidades y la plasmación de una firme voluntad de aprovechamiento del momento histórico.
Pero, ¿tiene sustancia suficiente para ser calificado de pensamiento? ¿Qué aporta al marxismo desde la perspectiva china que no se haya dicho ya? ¿Redefine algo? ¿Obliga a proveerse de nuevas nociones? ¿Sus conceptos principales expresan algo realmente nuevo? ¿Son los más adecuados para connotar el actual rumbo del liderazgo chino o simples re-consignas para generar renovadas ilusiones y encumbrar a un líder que necesita mantener la movilización social permanente para realizar el sueño chino? Sorprende, en cualquier caso, la inusual rapidez de esta entronización teórica.
Sea como fuere, ahora, los funcionarios públicos de todos los niveles deben seguir alineando estrechamente su pensamiento y sus acciones con el Comité Central del PCCh con el camarada Xi Jinping como núcleo… Y será, con casi total seguridad, por más de dos mandatos. Ese mismo transcurso del tiempo nos dirá si las respuestas arbitradas por el xiísmo fueron las adecuadas para lograr los objetivos históricos señalados y sus consecuencias para China y el mundo.
(El texto completo en el número 401 de la revista El Viejo Topo, correspondiente a Junio de 2021, http://www.elviejotopo.com/)