El viaje a Europa del presidente chino Xi Jinping ha evidenciado la persistente y fuerte impronta de China en el continente. En esta ocasión, cinco años después de su última gira y con pandemia de por medio, Beijing eligió Francia, Serbia y Hungría como destinos para el periplo atendiendo al valor estratégico de estos tres países.
Francia
La de Francia era, a primera vista, la parada más relevante. Francia fue el primer estado occidental importante en forjar relaciones diplomáticas con China (1964), actuando de puente entre la China de Mao y la Europa convulsa de los años sesenta del siglo pasado. Francia es uno de los países más influyentes de Europa y una fuerza clave en la UE. Xi es la tercera vez que lo visita.
Xi y Macron escenificaron un alto nivel de sintonía personal y quizá también estratégica. Ambas partes reconocen la complejidad del momento internacional actual; no obstante, a menos de un mes de la visita a París del presidente Joe Biden, China ve a Francia como un posible punto de partida para relajar los estrechos vínculos entre Europa y Estados Unidos, dando nuevos pasos en dirección a la multipolaridad.
Xi, apelando al espíritu que guió el establecimiento de sus lazos diplomáticos y a la “grandeur” gala (que tan bien conecta con la esencia de la modernización china: recuperar la grandeza perdida), puso sobre la mesa la principal prueba que enfrenta Europa en su relación con China en el nuevo contexto: la autonomía estratégica. Y si alguien en Europa puede ejercer de potente díscolo es París. De hecho, su manejo de las relaciones con China es más independiente en comparación con otros estados occidentales. Macron ha sido claro al asegurar que hay que contar con China, involucrarla en los grandes temas y discutir con ella las relaciones económicas. Esto le da a China cierto margen de maniobra.
El presidente chino prometió enriquecer las dimensiones económicas y comerciales de la asociación estratégica integral China-Francia, abrir más el mercado chino para crear más oportunidades para las empresas francesas, instando a oponerse conjuntamente a los intentos de convertir las relaciones comerciales en cuestiones políticas, ideológicas o de seguridad.
Serbia
Xi se dio un baño de masas en Serbia. Belgrado es el primer socio estratégico integral de China en Europa central y oriental, y es el «amigo férreo» de China. Una declaración conjunta sobre la construcción de una comunidad China-Serbia de futuro compartido en la nueva era convierte a Serbia en el primer país europeo en construir este tipo de comunidad con China.
El alto valor político de esta relación se complementa con dos datos también políticamente singulares. Uno, sin duda, es el bombardeo de la OTAN hace 25 años que afectó a la embajada china en Belgrado. Otro, más pragmático, las importantes inversiones chinas en varios sectores cuyo mejor símbolo es la acería de Smederevo: donde fracasó la estadounidense US Steel (2003-2012), triunfó la china HBIS, que la compró en 2016.
Hungría
Budapest asumirá la presidencia de la UE el próximo 1 de julio. Hungría es un país importante en Europa Central y Oriental y también es un socio relevante para China en el avance de la cooperación conjunta de la Franja y la Ruta y la cooperación China-Europa Central y Oriental, al igual que Serbia. La mejora de la conectividad Budapest-Belgrado es uno de los proyectos emblemáticos de China en el subcontinente.
China se convirtió en 2023 en la mayor fuente de inversión extranjera y el mayor socio comercial de Hungría fuera de la Unión Europea. Hungría firmó el memorando de entendimiento sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China en junio de 2015, convirtiéndose en el primer país europeo en establecer un grupo de trabajo de la Franja y la Ruta con China.Viktor Orban es casi el único entre los líderes de la UE que exhibe sin complejos su simpatía con buena parte de los enfoques de China, que ahora Xi recompensa con la elevación de los lazos bilaterales y el anuncio de nuevos e importantes proyectos de inversión.
La guerra de Ucrania
Los matices en cuanto a la actitud ante la guerra en Ucrania son conocidos y se han evidenciado de nuevo. Macron ha urgido a Xi a influir en el presidente Putin. Xi no se ha movido de la Posición Política, los 12 puntos de la diplomacia china para hallar una salida a la crisis. Pero se ha comprometido a no facilitar a Moscú tecnología de doble uso, reafirmando la negativa a vender armas al Kremlin. Para Beijing, esta es una posición de principio y de facto ni siquiera ha pedido a Macron que influya en Biden para que deje de vender armas a Taiwán, que considera parte de su integridad territorial, en lo que podría interpretarse como una muestra de reciprocidad debida. Putin visitará Beijing próximamente.
Vehículos eléctricos
En las controversias económicas queda mucho trayecto por recorrer. A las inversiones chinas anunciadas en España para la producción de vehículos eléctricos y baterías, Xi ha sumado compromisos similares en Hungría, apostando por impulsar una nueva senda de cooperación con acento en el Pacto Verde.
En sectores como los paneles solares, vehículos de nueva energía y baterías, China ahora lidera el mundo en términos de manufactura, justamente allí donde Estados Unidos y Europa tradicionalmente han ostentado ventajas competitivas. Según un informe de la Comisión Europea de octubre pasado, la proporción de vehículos eléctricos procedentes de China vendidos en la UE saltó recientemente de menos del 1% al 8%, y esta proporción posiblemente se disparará al 15% en 2025. Este progreso no fue sólo impulsado por subsidios y es otro ejemplo más de la destreza competitiva de las empresas chinas.
Mientras Occidente critica a China por obtener ventajas a través de políticas industriales como los subsidios, vale la pena señalar el resurgimiento global de estrategias similares, incluso en Estados Unidos con iniciativas como la Ley de Reducción de la Inflación y los proyectos de ley de subsidios a los chips.
Tendencias
La visita de Xi a Europa ha permitido relanzar el papel de Beijing en las cuestiones políticas globales y quizá influir en el curso de las alianzas en el bloque occidental estimulando la no alineación automática de los enfoques estratégicos básicos. El empeño en Europa abunda en la construcción de un mecanismo de relación bilateral autónomo.
Las paradas en Budapest y Belgrado, por otra parte, bien pudieran indicar un cambio de enfoque en la relación de China con los PECO (Países de Europa Central y Oriental). Los altibajos del foro China-PECO, con deserciones abiertas o a medias, podrían dar paso a la priorización de una estrategia país a país en lugar del conjunto, señalando a Budapest como reconocida fuerza motriz de la cooperación con la subregión.