(TAIWAN ELECCIONES 2024) Elecciones entre interferencias Xulio Ríos es asesor emérito del Observatorio de la Política China

In Análisis, Taiwán by Xulio Ríos

La denuncia de “interferencias” es una constante en la política taiwanesa que, naturalmente, se acentúa en época de elecciones. El punto de mira se enfoca en la actitud de Beijing, con una variada retahíla de instrumentos a su disposición que persiguen condicionar la voluntad del electorado taiwanés en beneficio de sus tesis. Pero lo cierto es que también EEUU, lógicamente, interfiere en beneficio de sus intereses por más que algunas de sus acciones se presenten como expresión de una normalidad no susceptible de denuncia.

Entre los mecanismos al uso en este orden por parte de China, en esta campaña parece llevarse la palma la economía. En efecto, más allá de las tácticas de “zona gris”, el recurso a las redes sociales con TikTok como punta de lanza pensando en los votantes jóvenes o  la organización de visitas de autoridades taiwanesas al continente (recibidas a su regreso con exhaustivos interrogatorios al amparo de la Ley Anti-Infiltración), en lo que llevamos de campaña, la tesitura entre “progreso o declive” se ha privilegiado especialmente.

Las autoridades de la isla recompensan con hasta 20 millones de dólares taiwaneses cualquier denuncia de “intento extranjero” de interferencia. Pensando en China, naturalmente, aunque la paradoja es que China no es país “extranjero” según la Constitución de la República de China vigente en la isla…

Progreso o deeclive

En abril, una investigación del Ministerio de Comercio en Beijing inventarió supuestas barreras comerciales injustas impuestas por Taiwán a 2.455 productos procedentes del continente. Ese proceso concluyó el 15 de diciembre. La publicación de los resultados de la investigación, originalmente prevista para el día antes de las elecciones del 13 de enero en Taiwán, se adelantó y ese adelanto fue rápidamente calificado como una medida “diseñada para aumentar la intimidación de los votantes”.

En respuesta a las “restricciones comerciales unilaterales y discriminatorias” de Taiwán a las importaciones de productos chinos, contraviniendo las disposiciones del Acuerdo Marco de Cooperación Económica (AMCE), Beijing decidió suspender las reducciones arancelarias sobre algunos productos químicos de Taiwán, al entender que las restricciones comerciales unilaterales y discriminatorias aplicadas por esta última han violado el pacto económico entre ambas partes. Por tanto, a partir del 1 de enero de 2024, 12 productos químicos provenientes de Taiwán, incluidos el propileno y el paraxileno, dejarán de disfrutar de las tasas impositivas preferenciales estipuladas en el AMCE, un pacto económico integral entre ambos lados del Estrecho suscrito en 2010, durante el mandato del KMT, para reducir las barreras comerciales.

La cuantía de la “intimidación” es relativamente modesta, aunque el valor político- simbólico es mayor. El propio ministro del Consejo Nacional de Desarrollo, Kung Ming-hsin, dijo que la medida no dañaría las perspectivas económicas de Taiwán, ya que las exportaciones totales del AMCE sólo representan alrededor del 4 por ciento del total de la isla y sólo 12 artículos se verían afectados, es decir, en torno al 2 por ciento de las exportaciones totales de Taiwán a China continental. Estas, por cierto, están ya por debajo del 40 por ciento.

Los candidatos presidenciales de todas las formaciones, gobierno y oposición, han criticado estas medidas de Beijing. Pero mientras el PDP insta al diálogo en el marco de la OMC, la oposición prefiere el diálogo bilateral, que considera más ventajoso, aunque solo viable para quien acepte el Consenso de 1992, es decir, el principio de una sola China, que el PDP rechaza. Por esta razón, la comunicación oficial Beijing-Taipéi está suspendida desde 2016.

A mayores, la oposición también ha estado abogando por una reactivación del Acuerdo de Comercio de Servicios a través del Estrecho, un texto complementario no ratificado entre Taiwán y China continental firmado en 2013 por el entonces gobierno del KMT. Su objetivo era liberalizar las reglas de comercio e inversión entre las dos economías en los sectores de servicios, finanzas, turismo, atención médica, telecomunicaciones y publicaciones. El boicot derivó en protesta estudiantil y social culminando en lo que se llamó el Movimiento Girasol que abrió el camino a la victoria del PDP en las elecciones de 2016.

El PDP rechaza de plano persistir en esta dinámica al considerar que solo sirve al propósito de aumentar la dependencia económica de Taiwán de China continental, la baza principal del PCCh para operar una unificación de facto entre los dos lados del Estrecho. Por esa misma razón, Taipéi no cree que Beijing suspenda el AMCE aunque la mera hipótesis dispara la preocupación en el sector empresarial.

En este contexto, Beijing tiene, sin duda, un importante aliado en los empresarios taiwaneses, tanto en la isla como entre los asentados en el continente. Para este colectivo es evidente que una derrota del PDP puede favorecer ampliamente sus intereses.

En otro sentido, China continental anunció también que a partir del 22 de este mes reanudará la importación de meros desde Taiwán, suspendida en junio, tras evaluar positivamente las medidas correctivas implementadas por las empresas acuícolas taiwanesas. Con ello quizá pretende reforzar el argumento de que sus decisiones se inspiran en patrones no políticos sino estrictamente económicos o de seguridad alimentaria en este caso. El PDP también calificó la medida como “políticamente motivada”.

Guerra o Paz

En la tesitura “guerra o paz”, por el momento, no se han registrado acciones fuera de lo normal; incluso se podría hablar de un descenso significativo de la actividad militar en el entorno de la isla.

Por su parte, en plena campaña electoral, EEUU anunció una nueva venta de armas valorada en aproximadamente 300 millones de dólares. Joe Biden ha autorizado ya 12 ventas de este tipo desde 2021, lo que subraya la importancia que Estados Unidos concede a las necesidades de seguridad de Taiwán en línea con las tesis del PDP. Dado el momento elegido para el anuncio, ¿puede considerarse una interferencia electoral? Sin duda representa un mensaje de claro apoyo.

Otro tanto podríamos decir de las negociaciones bilaterales en materia económica, las declaraciones políticas de apoyo (del senador Lindsey Graham o del almirante John Aquilino o del propio Blinken) que contrastan con los  “actos provocativos” del EPL en el Estrecho o la “coerción económica” de Beijing. Para el PCCh se trata de acciones que “envalentonan” a los independentistas y podríamos considerarlas manifestaciones que favorecen al PDP, quien puede así mostrar a la opinión pública de Taiwán que cuenta con el importante aval de la primera potencia del mundo.

Para Estados Unidos, que el PDP revalidara victoria subrayaría los límites de la influencia de China y abundaría en la ilegitimidad de su reclamo de Taiwán con el aval electoral del rechazo. Esto, a su vez, desempeñaría un papel fundamental a la hora de frenar la estrategia de Beijing y ayudaría a Washington a gestionar su posición predominante en la región y más allá. Por el contrario, el regreso al poder del KMT podría debilitar los vínculos con Estados Unidos, lo que generaría serias preocupaciones respecto al futuro de la política estadounidense para la región del Indo-Pacífico.

Para China, si el PDP gana las elecciones y Lai Ching-te es reelegido cuatro años después, significaría que podría permanecer en el cargo hasta 2032, cuando Xi Jinping tendría casi 80 años, un escenario que impediría avances sustanciales en la estrategia de reunificación pacífica, elevando el riesgo de conflicto abierto.